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Las plantas reconocen cadáveres de sus compañeras y activan sus defensas

Es posible creer que las plantas son organismos delicados que, como no pueden salir corriendo, mueren en cuanto aparece una amenaza. Sin embargo, las plantas tienen un potente sistema defensivo que reconoce a los organismos nocivos (patógenos o herbívoros) y responde contra ellos. Activan un escudo, un sofisticado sistema de defensa que actúa de modo similar a nuestro sistema inmunológico. Pero incluso van más allá.

Un nuevo estudio, realizado con plantas de pimiento, acaba de demostrar que su sistema defensivo se activa incluso cuando detectan cadáveres de otras plantas.

Así se defienden

Cuando un herbívoro muerde una hoja, la planta reconoce el peligro mediante receptores presentes en sus células.

Pero ¿qué perciben realmente estos receptores celulares de la planta?

Al romperse los tejidos vegetales, tras la mordida del herbívoro, quedan partes de células en la zona del ataque (principalmente moléculas de la pared celular, como la celulosa). Estos fragmentos celulares son patrones moleculares asociados a daño, que las células que han quedado sanas reconocen, enviando señales al resto de la planta para dar aviso del ataque.

En ese momento comienza la resistencia sistémica vegetal. La planta envía una señal hormonal a todos sus tejidos, activando las defensas (por ejemplo, sintetizando compuestos insecticidas), para evitar que el atacante termine por matar a la planta.

Investigadores de la Universidad de Valladolid y de la Misión Biológica de Galicia (CSIC) decidieron investigar cómo explotar este mecanismo defensivo vegetal en la agricultura.

La base de la biofumigación

En la década de los 90 se inició una práctica agrícola muy interesante para controlar plagas y enfermedades de los cultivos, la biofumigación. Básicamente consiste en cultivar brásicas, un conjunto de plantas muy utilizadas en la agricultura y en nuestra dieta, incluyendo, por ejemplo, al brócoli, el repollo, las coles de Bruselas, la berza (o kale), la colza o el nabo, y enterrarlas antes del siguiente cultivo.

¿Y por qué se hace eso? Estos vegetales tienen una característica química que les convierte en superalimentos. Acumulan en sus tejidos compuestos denominados glucosinolatos, con numerosos efectos beneficiosos en nuestra alimentación (anticancerígenos, antidiabéticos, antiinflamatorios, etc.).

Sin embargo, originalmente su función es la defensa de estas plantas. Para evitar el ataque de herbívoros y patógenos, las brásicas acumulan en sus tejidos estos glucosinolatos, que resultan muy tóxicos para determinados microorganismos (bacterias y hongos) e insectos plaga.

Si un agricultor cultiva una brásica y posteriormente entierra las plantas, se liberarán al suelo los glucosinolatos (y compuestos derivados de estos), que limpiarán el suelo de patógenos y plagas.

Los pimientos reconocen cadáveres de otras plantas

En un trabajo reciente, publicado en la revista BMC Plant Biology, utilizamos tejidos de una brásica (la berza gallega o kale), no como biofumigante, sino como aviso de peligro para otros cultivos. Concretamente se recogieron hojas de berza y se pulverizaron, para posteriormente aplicarlas en el suelo. Además, parte de estos tejidos pulverizados fueron sometidos a altas temperaturas (120 ºC), para eliminar los glucosinolatos y, de esta forma, saber si estos compuestos actúan como señales de peligro para otras plantas.

El polvo de berza fue aplicado a raíces de plantas de pimiento, infectadas en sus hojas con un hongo patógeno llamado Rhizoctonia solani.

Con este experimento, se pretendía comprobar si las raíces de pimiento eran capaces de reconocer los glucosinolatos de la berza como signos de peligro y activaban sus defensas por toda la planta, impidiendo el ataque del patógeno en las hojas.

Los resultados obtenidos demuestran que las plantas de pimiento reconocían a los glucosinolatos a través de sus raíces y activaban sus defensas sistémicas mediante diferentes rutas hormonales, acumulando compuestos antifúngicos en sus hojas.

Este estudio representa un importante avance en el entendimiento de cómo las plantas reconocen el peligro y responden ante él, abriendo la puerta a desarrollar estrategias sencillas para mejorar la sanidad de nuestros cultivos.

Jorge Poveda Arias no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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Así podemos enseñar matemáticas a través del cine

Samuel L. Jackson y Bruce Willis en La jungla de cristal III (John McTiernan, 1995) IMDB

“¿Para qué me sirve a mí esto?” es una pregunta habitual que plantean los estudiantes frustrados cuando se enfrentan a la resolución de un sistema de ecuaciones o al cálculo de un máximo común divisor.

La enseñanza de las matemáticas en secundaria y bachillerato se realiza actualmente a partir de procedimientos. Sabemos, por ejemplo, cómo resolver un determinado tipo de ecuaciones, pero no para qué se aplican. Para entender la utilidad de las matemáticas, es necesario contextualizarlas.



Leer más:
Por qué los problemas de matemáticas son un rollo (y cómo evitarlo)

El cine puede ser un recurso excelente en el que encontrar este tipo de contextos en los que se desarrolla un problema matemático y aprovecharlo para aprender. A veces con escenas en las que aparece descrito explícitamente un problema a resolver, y en otras ocasiones con situaciones sugeridas o imaginadas a partir de lo que vemos. Así lo explico en el libro Matemáticas a través del cine.

Jugadores de béisbol y fracciones unitarias

En la película Un entrenador de primera (Andrew Scheinman, 1994) su protagonista no sabe cómo resolver la siguiente cuestión:

“Joe y Sam tiene que pintar una casa. El primero lo hace en tres horas, mientras que el segundo necesita cinco. ¿Cuánto tardarán si la pintan juntos?”

Asistimos entonces a una colección de propuestas de solución de lo más variopinto, hasta que una persona propone utilizar una fórmula cerrada, sin mayor explicación:


Fotograma de Un entrenador de primera, de 1994.

Aunque la respuesta es correcta, la memorización de expresiones matemáticas sin mayor explicación o razonamiento no es demasiado útil (¿vamos a aprender una fórmula para cada tipo de ejercicio?). Lo realmente práctico es deducir un procedimiento general.

Una posibilidad es emplear una medida común que describa el trabajo de Joe y de Sam (no 3 y 5 horas). Por ejemplo, cuánto pintaría cada uno en una hora (obviamente 1/3 y 1/5 de casa, respectivamente). Los dos juntos lo harían entonces en:


Una persona pinta un tercio de casa en 1 hora y la otra una quinta parte. Juntas pintan 8 quinceavos de casa en una hora: así se puede calcular cuánto tardan en pintarla completa.

Por tanto, si 8/15 es lo que avanzan los dos en una hora, 1/(8/15) = 15/8 es el tiempo en pintar la casa completa, es decir, 1 hora y 52.5 minutos, ya que 15/8 = 1 + 7/8

Ese tipo de fracciones que se han utilizado, con numerador la unidad, se denominan “unitarias”, y fueron utilizadas por los egipcios tal y como hemos descubierto en algunos papiros. Los investigadores no conocen con certeza para qué las utilizaban, pero una utilidad que se ha encontrado es la de hacer repartos en partes iguales.

Repartos equitativos

Supongamos que hemos preparado una fiesta para la que inicialmente contábamos con 77 personas. Se encargaron 77 tartas (o pizzas, o el objeto que se deseé que pueda dividirse en trozos). Por diferentes circunstancias, al final sólo se presentan 60 invitados. Por supuesto el organizador no desea desperdiciar comida, y el sortear las tartas sobrantes no le parece justo para los que no les toque, de modo que decide que a cada uno de los 60 presentes debe corresponderle exactamente la misma cantidad de tarta. ¿Cómo deberíamos repartirlas?

Las fracciones unitarias pueden ayudarnos.


Para repartir 77 tartas entre 60 personas podemos usar las fracciones unitarias.

Cuando nos enseñan en la escuela a sumar fracciones, nos indican que debemos encontrar el mínimo común múltiplo de los denominadores y luego ir encontrando las fracciones equivalentes a las dadas cuando colocamos en el denominador ese mínimo común múltiplo.


Reducción a un mínimo común denominador de la expresión anterior.

Normalmente hacemos esas operaciones mecánicamente, sin pararnos a pensar que representan. El caso es que la anterior operación nos está diciendo que 30 tartas debemos dividirlas a la mitad (véase que ½ es la fracción equivalente a 30/60), 20 en tres partes, 15 en cuatro partes y 12 en cinco partes. Dando un trozo a cada comensal de todos los obtenidos, se reparten de modo exacto e igual todas las tartas.

Quizá con un gráfico lo veamos todavía más claro:


Gráfico que representa la fracción (30 + 20 + 15 + 12) partido de 60.

En color rojo, las 30 tartas divididas a la mitad; en azul, las 20 tartas divididas en tres trozos iguales; en verde, 15 tartas divididas en cuatro trozos iguales; en amarillo, 12 tartas divididas en cinco partes iguales. En total tenemos 240 trozos, por lo que, repartiendo un trozo de cada color a cada uno de los 60 comensales, todos tendrían la misma cantidad de tarta.

Soluciones lógicas

Sin embargo, todos hemos experimentado alguna vez que, al dividir en trozos un alimento (pizzas, por ejemplo), cuantos más cortes hagamos, más comida se desperdicia (por las migas que van formándose, además de que quizá no dispongamos de un procedimiento para hacer tres o cinco partes de manera exacta). Por tanto, sería deseable ir al procedimiento que menor número de cortes necesitara. La descomposición de una fracción en fracciones unitarias no es única. ¿Podríamos encontrar una con menos cortes?

Pensando un poco, enseguida nos percatamos de que la fracción original, 77/60 es mayor que 1. Por tanto, ¿para qué partir tantas tartas, si podemos dar alguna entera a cada invitado?


Para repartir 77 tartas entre 60 personas sin necesitar de cortarlas todas, podemos repartir 1 tarta completa más y cuarto de tarda y una porción mínima de 1/30.

En este caso, dando a cada invitado una tarta entera y dividiendo 15 tartas en cuatro partes iguales, 2 en treinta partes iguales, también tenemos un reparto igualitario y por tanto justo. Desde luego se hacen menos trozos, pero ¿cómo dividir 2 tartas en treinta partes iguales?

Ese es otro asunto para el que quizá las matemáticas puedan servirnos de ayuda. La discusión que puede seguir a continuación es si existirá algún otro reparto “mejor”, y por supuesto llegar al “óptimo”. La descomposición en fracciones unitarias es posible sea cual sea la fracción a repartir, el planteado no es un ejemplo elegido para que quede “bonito y académico”.

John McCLane y las ecuaciones

Bruce Willis nos puede ayudar a contextualizar las ecuaciones diofánticas. En La jungla de cristal III, su personaje John McClane tiene que intentar impedir que explote una bomba antes de que termine una cuenta atrás. Para ello necesita poner 4 litros exactos en una balanza y tiene solamente la ayuda de dos garrafas, una de 5 y otra de 3 litros.

Este mismo concepto matemático lo podemos ejemplificar con un ejercicio de medida del tiempo con relojes de arena a través de una escena de La habitación de Fermat.

Y para problemas de cálculo de probabilidades, ¿qué no habrían dado los jugadores a la ruleta rusa en El cazador (1978) o los duelistas del El bueno, el feo y el malo (1968) por ser capaces de calcular sus probabilidades de supervivencia?

Entrenar el razonamiento

Si queremos demostrar que las matemáticas son útiles para la vida, el cine es un aliado a través del que encontrar esas situaciones y estimular el razonamiento: el contexto es fundamental para entrenarse en la resolución de problemas. Estas películas nos ofrecen precisamente eso, un contexto sobre el que trabajar.

Ningún ChatGPT puede de momento realizar razonamientos similares. Por ejemplo, para nuestro ejemplo anterior de las 77 pizzas y los 60 invitados, nos responde que 77 pizzas pueden dividirse en un total de 77 x 8 = 616 porciones (asumiendo que cada pizza se corta en 8 porciones iguales). Luego, para repartir equitativamente entre 60 personas, dividiríamos 616 por 60, lo que nos da aproximadamente 10.27 porciones por persona.

Y prosigue su argumento diciendo que, como no se puede repartir una fracción de una porción de pizza, se podría redondear hacia abajo o hacia arriba. En el primer caso, cada persona recibiría 10 porciones de pizza, lo que equivale a 7 pizzas para cada 60 personas. Si se redondea hacia arriba, cada persona recibiría 11 porciones de pizza, lo que equivale a 8 pizzas para cada 60 personas. Dependiendo de cuánto se quiera que reciba cada persona, hay que decidir entre estas dos opciones.

Toda una salida por la tangente, porque se dijo bien claro que queríamos partes iguales para todos. Desde luego, un escriba egipcio del siglo XVI antes de nuestra era no hubiera respondido tan rápido, pero sí mejor.

Alfonso Jesús Población Sáez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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El desconocido viaje del príncipe de Gales por la España vaciada

Retrato de Carlos I a caballo, por Anton van Dyck . Royal Collection

Hace poco más de cuatrocientos años, en septiembre de 1623, un joven príncipe extranjero cruzó en su carruaje las tierras del norte de Castilla. Viajaba de El Escorial al puerto de Santander, para embarcar allí de regreso a su reino.

Se trataba de Carlos Estuardo, príncipe de Gales (futuro Carlos I de Inglaterra), e iba con prisa. Quería volver con su padre, Jacobo I, cuanto antes; tal ultrajado se sentía después de pasar cinco meses en la corte de Felipe IV intentando inútilmente acelerar su boda con la infanta María.

Por aquel entonces, la prensa propagó el esplendor de la jornada. Ahora, dos años de investigación de archivo reconstruyen el viaje al completo y desvelan, entre muchas cosas, cómo este encuentro inusual con la realeza inglesa se produjo en una España ya entonces “vaciada”.

Una alianza matrimonial fracasada

Mediante el matrimonio, España e Inglaterra pretendían perpetuar su paz de 1605. Pero conseguirlo iba a ser cosa difícil. El Parlamento inglés (de mayoría anglicana y puritana) se oponía por cuestiones religiosas, Jacobo I seguía aplicando penas a los católicos y España no quería alterar sus viejas alianzas en Europa.

Además, el príncipe se había presentado en Madrid sin previo aviso, ejerciendo una forma de presión poco diplomática. Así que, en las negociaciones, Felipe IV y el conde de Olivares, su valido, jugaron al despiste más que a otra cosa, pues cualquier concesión precipitada podía salir muy cara.

Hasta que a finales de agosto el príncipe Carlos se cansó: regresaría a Inglaterra, aunque tuviera que ser “sin novia, sin nupcias y sin contrato”, como murmuraban los embajadores extranjeros.

El cortejo del príncipe y las recepciones de Segovia y Valladolid

Salió de El Escorial el 9 de septiembre, en un coche de palacio. En otro, iban sus cofres de ropa y joyas; detrás, el favorito de su padre (George Villiers, marqués de Buckingham), el embajador de Inglaterra y unos cincuenta ingleses al servicio.

Del lado español, el conde de Monterrey y otros dos consejeros, junto al conde de Gondomar y un secretario, se encargarían de que los lugares por donde pasara le ofrecieran “agasajo, fiestas y buen reçevimiento”, como si se tratara del propio rey.

Y así lo hicieron. Enseguida la prensa informó de cómo en Segovia le regalaron “fuentes con más de tres mil escudos”, que él “esparció al pueblo”, además de una máscara a caballo, luminarias y toros y un aposento en los Alcázares.


Venus, Cupido y Marte, de Paolo Veronese, el cuadro que le gustó y enviaron al príncipe.
National Galleries of Scotland, CC BY-NC

En Valladolid, pusieron por las calles estandartes, músicos, arcabuceros y obras de platería. Por la tarde, le obsequiaron con la escultura de Giambologna y el cuadro del Veronés que le habían enamorado en los jardines de la Ribera. Después, en el palacio real, él cenó, contempló los fuegos y luminarias y se retiró a dormir.

Los pueblos del norte de Castilla acogen al príncipe

Fuera de la corte, ninguno de los pueblos donde el príncipe paró a dormir sabía muy bien quién era el que llegaba. Menos aún aquellos donde almorzó a mediodía: apenas montadas las mesas, servida y terminada la comida, se tenían que desmontar para proseguir el camino. Pero ellos obedecieron lo mandado.

En Santa María de Nieva (Segovia), durante el paseo, el príncipe Carlos recibió danzas y luminarias en señal de regocijo. Los de Santiuste de San Juan Bautista (también Segovia) le prepararon un encierro y un baile de bienvenida. Olmedo (Valladolid) compró toros para correr y, de noche, soltó otro encohetado.

Herrera de Pisuerga (Palencia) contrató toros, música, baile y comediantes para festejar su venida. Aguilar de Campóo (también Palencia) le entretuvo en el río con la exhibición de un hombre que “entrava devaxo del agua y salia con las truchas en las manos”.

A la gente se le prohibía trabajar en sus labores, para así aumentar la concurrencia. Entretanto, los concejos exprimían sus arcas para correr con los gastos. Buscaban donde no había, porque llevaban décadas vaciadas por la guerra, la peste y la sequía.


Reconstrucción del itinerario recorrido por el príncipe de Gales (en rojo). En amarillo se marca el que se seguía habitualmente, por el camino real que pasaba por Burgos para ir a Francia.
Anunciación Carrera de la Red sobre un mapa del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya

La “España vaciada”: prisa y embargos

Por los caminos, la prisa del príncipe convirtió el viaje en un tormento. Mandaba hacer hasta diez leguas diarias (casi 50 km), no pernoctar más de una noche en el mismo sitio y, en lugar de seguir hasta Burgos, abandonar el tradicional camino real en Dueñas (Palencia) y dirigirse en dirección norte, derechos al mar. Al cruzar las montañas desde Reinosa (Cantabria) tuvieron que hacer a pie algunos tramos, porque los coches no cabían.

A ese ritmo y sin posadas para el refresco, los animales tampoco resistían. Por ello, los alcaldes y alguaciles emplearon más fuerza de la habitual en conseguir relevo y provisiones.

Todas las mulas que pudieron hallar entre Medina de Rioseco (Valladolid) y Burgos acabaron embargadas. De las tiendas sacaron madera, cera y hasta orinales para los aposentos del príncipe y de su séquito. Y para la provisión de los barcos ingleses tomaron harina, pollos, gallinas, carneros, jamones, quesos, vino, aceite, vinagre, todo lo que hubiera. La tierra era “estéril”, escribieron ellos. El rey contestaba que hicieran “gran fuerza por que la provisión fuese abundantísima y sobrada”.

Por fin en Santander, el heredero inglés no dudó en arriesgar su vida con tal de embarcar, aun en plena tormenta. Permaneció en su barco hasta que amainó y pudieron zarpar a Inglaterra el 24 de septiembre.

Ya en Inglaterra

Cuando en marzo de 1625 Carlos se convirtió en rey de Inglaterra, las capitulaciones de boda que había firmado en España ya eran historia. Tardó tres meses en casarse con la hermana del rey de Francia y otros tres en declararle la guerra a Felipe IV.

Todavía no se ha podido explicar bien por qué razón no prosperó el enlace. Lo que sí es claro es que en ello nada tuvieron que ver estos pueblos y ciudades castellanos, porque no hicieron más que la costumbre: dar hasta lo que no tenían.

La reconstrucción de la jornada a Santander del Príncipe de Gales se ha realizado con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España, y la Agencia Estatal de Investigación: Proyecto MIST: Intercambios entre la Península Ibérica y las Islas Británicas de la época moderna extensa (PID2020-113516GB-I00). Se ha presentado en el Warburg Institute de Londres y el recurso digital Spanish Connections expone algunas de las fuentes documentales en que se basa.

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War in Europe is more than 5,000 years old – new research

Image of the site of San Juan ante Portam Latinam (Laguardia, Álava). José Ignacio Vegas / Universidad de Valladolid

Conflict has existed throughout human history, and it has often been violent. Attacks, assassinations, raids, ambushes and vendettas feature in archaeological records almost as far back as the origin of humankind itself. But not war.

War – as opposed to conflict – requires organisation, be it temporary or permanent. This usually involves the creation of institutionalised armies belonging to at least one of the groups involved. War legitimises violence, meaning one person can kill another without it being considered murder. War is also temporary by nature, usually lasting for a period of months or years.

Various studies suggest a connection between the birth of war and human settlement, when control of land and property became increasingly important.

The emergence of surpluses during the Neolithic era, especially in agriculture and livestock, soon led to concentrated power, permanent inequality, and the desire to expand and defend territories. It also led to the establishment of the first states, which maintained, expanded and consolidated power by recruiting large armies to wage war as we understand it today.

The birth of war

To trace the emergence of warfare, prehistorians and archaeologists have long been forced to rely on indirect indicators. These include defences, recorded appearances of weapons, or the identification of certain graphic elements, such as cave paintings. More recently, research has shifted towards direct evidence, particularly wounds on human bones, which are arguably the most incontrovertible evidence we have of past violence.

Thanks to advances in forensic anthropology, we have learned that the vast majority of known mass burial sites with signs of violence in European prehistory until well into the Neolithic era (6000-3000 BC) were essentially massacres. These were indiscriminate killings of communities of no more than 20-30 people, including whole populations of men, women and children, as a result of brutal surprise attacks by other groups.

The few archaeological sites that do not fit into this category appear to be the result of sacrifices or other violent ritual practices.

At sites such as the British settlements of Crickley Hill and Hambledon Hill, the discovery of hundreds of arrow heads around defences might suggest large coordinated attacks, but there is little to no skeletal evidence that they had actually been used in battle. For this, one would have to wait until the Bronze Age, around 1200 BC and the Battle of Tollense in Germany.

San Juan ante Portam Latinam: broken bones and paradigms

The burial site at San Juan ante Portam Latinam (SJAPL) was discovered in 1985 in Laguardia (Álava, Spain), and was excavated by J. I. Vegas and his collaborators 1990 and 1991. The skeletal remains of at least 338 people were found there, which were dated to around 3200 BC, in the late Neolithic period.

Initial studies found evidence of violence. Specifically, there were 53 head injuries and eight arrowhead wounds that had occurred some time before death (antemortem), and had already healed. However, there were also five arrowhead wounds and one head injury that had occurred around the time of death (perimortem), and had not healed.

Furthermore, it was suspected that the 52 flint arrowheads found in isolation (most with signs of impact) had been stuck in the bodies buried there, and had not been deliberately buried with them. Therefore, despite the apparently limited number of unhealed wounds, the burial site was originally thought to be the result of a massacre, possibly because of the lack of known prehistoric sites with signs of collective violence at the time.

Previous study on European Neolithic sites with evidence of violence soon made the uniqueness of SJAPL clear. While perimortem trauma, especially cranial trauma that is typical of melee combat, predominated at other sites, arrowhead wounds – evidence of combat at a distance – and antemortem trauma seemed to predominate at SJAPL. This suggested a longer, more complex and less lethal conflict.

The demographic at the site is also different from others. While at other sites there were men, women and children, there were predominantly adolescent or adult males at SJAPL.

Reexamining the remains

Recently, we have reexamined the remains found at SJAPL to assess its singular, anomalous results. This review identified a total of 107 head injuries, of which 48 were unhealed and 59 healed, and a total of 47 injuries to other parts of the skeleton, of which 17 were unhealed and 30 healed.

Interestingly, the vast majority involved adolescent and adult males, particularly those that were unhealed. In addition, some of these men were found to have both healed and unhealed wounds, indicating that they had been exposed to violence on several occasions.


Photograph of a skull with impact injuries.
Teresa Fernandez Crespo/Universidad de Valladolid

This review estimated that at least 23% of the people buried at SJAPL had suffered a violent event in their lifetime, and at least 10% had died as a result. However, this is a very low estimate, as it does not take into account the 52 arrowheads that may have impacted soft tissue, nor injured bones that cannot be linked to specific individuals. Including these factors would mean that an estimated 90 individuals (27%) died due to violence at SJAPL.

In addition, it is worth bearing in mind that only around 50% of wounds leave a mark on the bone, and that the preservation of the remains at SJAPL is quite poor, with multiple recent postmortem fractures affecting the record. Therefore, the final number could easily be double or triple our estimates.

Based on these results, SJAPL is the oldest European site to date in which a large scale, organised and long-lasting conflict has been clearly documented. Furthermore, the area of Rioja Alavesa, where SJAPL is located, is the European region with the highest total number of arrowhead wounds (identified in at least three other sites), all of them from between 3380 and 3000 BC, indicating a regional conflict.

High rates of nutritional deficiency documented in SJAPL show a declining quality of life, but also reveal the previously unsuspected logistical capacity of late neolithic communities to sustain violent conflict over time, i.e. to wage war. That makes it the first documented example of warfare on the continent in Neolithic times, almost two millennia earlier than previously assumed.

Teresa Fernández Crespo has received funding from the British Academy (NF170854), the European Union (MSCA-IF790491), and the Spanish Ministry of Science and Innovation (CNS2022-136080) in carrying out and publishing this research.

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Una nueva investigación prueba que la guerra en Europa tiene más de 5 000 años

Imagen del yacimiento de San Juan ante Portam Latinam (Laguardia, Álava). José Ignacio Vegas / Universidad de Valladolid

El conflicto ha existido siempre. Y en muchas ocasiones a lo largo de la historia se ha resuelto mediante la violencia. Agresiones, asesinatos, razias, emboscadas y vendettas pueden rastrearse en el registro arqueológico prácticamente desde los orígenes de la humanidad. Pero no la guerra.

La guerra –al contrario que las formas de violencia enumeradas– requiere de organización temporal o permanente. Esta suele involucrar la creación de ejércitos con distintas formas de institucionalización (jerarquía, protocolos) y legitimación, al menos por parte de uno de los grupos implicados. Esto significa que, durante la guerra, la gente puede matar a otra gente sin que se considere asesinato. La guerra, además, ha de tener una discrecionalidad temporal específica, generalmente situada entre meses y años. Es decir, no puede durar solo unas horas o unos días; tampoco extenderse a lo largo de siglos o milenios.

Diversas investigaciones sugieren una conexión entre el nacimiento de la guerra y la acentuación del sedentarismo, cuando el control de la tierra y la propiedad privada empezó a ser cada vez más y más importante.

La aparición de excedentes, sobre todo agrícolas-ganaderos, durante el Neolítico pronto resultó en una tendencia a la concentración del poder, a la desigualdad permanente, al deseo de control de territorios mayores y a la necesidad de defenderlos. También condujo al establecimiento de los primeros estados, donde la guerra fue con frecuencia usada para mantener, expandir y consolidar el poder, siendo ya capaces de reclutar grandes ejércitos y de librarlas en el sentido moderno del término. ¿Pero cuándo empezó la guerra? Gracias a la arqueología podemos acercarnos a la respuesta.

Lo que sabíamos sobre la aparición de la guerra

Para rastrear la emergencia de la guerra, durante mucho tiempo los prehistoriadores se han visto obligados a recurrir a indicadores indirectos como la presencia de defensas, la aparición de armas en el registro o la identificación de ciertos elementos gráficos, como escenas rupestres de temática afín. Más recientemente, la investigación ha basculado hacia evidencias directas, particularmente las heridas en huesos humanos que –sin duda– son la evidencia más incontestable que podemos tener de la violencia en el pasado.

Gracias a avances metodológicos en antropología forense, sabemos que la gran mayoría de los enterramientos múltiples con signos de violencia conocidos en la prehistoria europea hasta bien entrado el Neolítico (6000-3000 a. e. c.) responden esencialmente a masacres. Es decir, a matanzas indiscriminadas de comunidades de no más de 20–30 personas, con representación de todo el espectro poblacional (hombres, mujeres y niños), como resultado de brutales ataques por sorpresa de otros grupos.

Los pocos yacimientos que no caben en esta categoría parecen responder a sacrificios u otras prácticas rituales violentas. En sitios como los asentamientos británicos de Crickley Hill y Hambledon Hill, el hallazgo de cientos de puntas de flecha entorno a las defensas podría sugerir grandes ataques coordinados, pero no cuentan con evidencia esquelética o es muy pobre. Para eso había que esperar hasta la Edad del Bronce, cerca del 1200 a. e. c. (como por ejemplo, en la Batalla de Tollense, Alemania).

San Juan ante Portam Latinam: huesos y paradigmas rotos

El enterramiento del abrigo bajo roca de San Juan ante Portam Latinam (SJAPL) se descubrió en 1985 en Laguardia (Álava). J. I. Vegas y sus colaboradores lo excavaron entre 1990 y 1991. En él aparecieron amontonados los restos esqueléticos de al menos 338 personas, que fueron datados en torno al 3200 a. e. c., en el Neolítico final.

Ya los primeros estudios documentaron huellas de violencia. Concretamente, 53 traumatismos craneales y ocho heridas por punta de flecha ocurridas tiempo antes de la muerte (antemortem), ya cicatrizadas. Pero también un traumatismo craneal y cinco heridas por punta de flecha ocurridas en torno al momento de la muerte (perimortem), sin cicatrizar.

Además, existía la sospecha que las 52 puntas de flecha de sílex encontradas aisladas (la mayoría con signos de impacto) habían llegado ahí clavadas en los cuerpos y no como parte del ajuar funerario. Así las cosas, pese al aparentemente limitado número de heridas sin cicatrizar, el enterramiento se definió originalmente como una masacre, posiblemente por la escasez de yacimientos prehistóricos con signos de violencia colectiva conocidos en aquel momento.

El corpus de yacimientos neolíticos con registro violento que conocemos actualmente en Europa se encargó pronto de señalar la singularidad de SJAPL. Mientras que en aquéllos predominaban los traumas perimortem, sobre todo craneales, típicos de la violencia cuerpo a cuerpo, en SJAPL parecían hacerlo las heridas por punta de flecha –evidencia de combate a distancia– y los traumas antemortem, sugiriendo un conflicto complejo, largo y de escasa letalidad.

Además, la demografía también difería. Mientras que en los otros yacimientos, varones, mujeres y niños tendían a replicar las proporciones de una población natural, en SJAPL predominaban los hombres adolescentes y adultos.

Nueva revisión de los datos

Recientemente, hemos reexaminado la colección para valorar estas singularidades. Dicha revisión identificó un total de 107 traumatismos craneales, de los cuales 48 estaban sin cicatrizar y 59 cicatrizados; y un total de 47 traumatismos postcraneales, de los que 17 estaban sin cicatrizar y 30 cicatrizados.

Interesantemente, la práctica mayoría afectaban a varones adolescentes y adultos, muy particularmente aquellos sin cicatrizar. Además, se observó que en algunos de estos varones concurrían heridas cicatrizadas y sin cicatrizar, lo cual indicaba que estuvieron expuestos a la violencia en varias ocasiones, como también lo sugería la alta prevalencia de heridas cicatrizadas.


Fotografía de cráneo con impacto.
Teresa Fernandez Crespo/Universidad de Valladolid

Esta revisión estimó que al menos el 23 % de las personas enterradas en SJAPL sufrieron algún episodio violento a lo largo de su vida y, como mínimo, el 10 % murió a consecuencia de ello. Sin embargo, esta es una estimación muy a la baja, pues no considera las 52 puntas de flecha que potencialmente impactaron en los tejidos blandos ni aquellas heridas aisladas no atribuibles a individuos concretos. De hacerlo, esto supondría que alrededor de 90 individuos (un 27 %), al menos, habrían muerto violentamente en SJAPL.

Además, conviene tener en cuenta que solo en torno a un 50% de las heridas deja marca en el hueso, y que la conservación de los restos en SJAPL es bastante pobre, con múltiples fracturas recientes que impiden un registro completo. Por ello, el número final podría fácilmente duplicarse o triplicarse.

A tenor de estos resultados, SJAPL es a día de hoy el yacimiento europeo más antiguo en el que se ha documentado claramente un conflicto a gran escala (con un elevado número de gente involucrada), organizado (protagonismo de los varones, actuando como combatientes) y duradero (meses, si no años). Además, Rioja Alavesa, donde se localiza SJAPL, es la región europea con mayor número absoluto de heridas por punta de flecha (identificadas al menos en otros tres yacimientos), todas ellas concentradas entre el 3380 y el 3000 a. e. c., lo que indica la celebración de un conflicto de carácter regional.

Las altas tasas de estrés inespecífico documentadas en SJAPL denuncian un empeoramiento de la calidad de vida, pero también revelan una insospechada capacidad logística de las comunidades neolíticas finales para sostener –aunque no sin coste– un conflicto violento en el tiempo. Es decir, para librar una guerra. La primera guerra documentada en el continente en tiempos neolíticos, casi dos milenios antes de lo tradicionalmente asumido.

Teresa Fernández Crespo ha recibido fondos de la British Academy (NF170854), la Unión Europea (MSCA-IF790491), y el Ministerio de Ciencia e Innovación (CNS2022-136080) para la realización y la publicación de esta investigación.

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‘Matar al presidente’, ¿documental o fantasía épica sobre el asesinato de Carrero Blanco?

El coche del presidente de España Carrero Blanco, en el balcón de la Casa Profesa de Madrid, inmediatamente después del atentado. Nationaal Archief/Wikimedia Commons

El 20 de diciembre de 1973 el comando Txikia de ETA acabó con la vida del presidente del Gobierno de la España franquista Luis Carrero Blanco, su escolta Juan Antonio Bueno y su chófer José Luis Pérez Mogena.

Su coche, un Dodge Dart negro, saltó por los aires cuando atravesaba la calle Claudio Coello de Madrid, relativamente próxima a la embajada de Estados Unidos, y acabó en el patio de un edificio de la Compañía de Jesús. Ese mismo día ETA se atribuyó el atentado en un comunicado.

Autores y tesis conspirativas

Las especulaciones que ha habido en torno a la autoría y motivaciones del magnicidio han sido de lo más variopinto: desde lo sospechoso del lugar en que se produjeron los hechos a considerar a ETA incapaz de cometer una acción de ese nivel técnico.

Carlos Estévez, Paco Mármol, Antonio Rubio y Pilar Urbano, entre otros, han lanzado hipótesis sobre la participación de fuerzas internas del régimen, de la CIA o de otro tipo de actores internacionales con una única fuente: la especulación. Sin apoyos documentales ni pruebas sólidas, coinciden en señalar que nadie quería vivo a Carrero, y en esa línea han explicado, por ejemplo, la incapacidad del Servicio Central de Documentación (SECED) para anticiparse a los planes de ETA, la ineficacia de las Fuerzas de Orden Público (FOP) para garantizar la seguridad del almirante o la “sospechosa coincidencia” de que el atentado se produjera junto a la embajada norteamericana. Las conjeturas son escalofriantes.

Según muchos de estos autores, los miembros de ETA fueron marionetas en manos de un agente externo, desde la CIA (incluso el KGB) a la masonería, pasando por los sectores franquistas disconformes, que se habrían encargado de que la investigación no prosperara.

Errores, desinformación y posverdad

Estas teorías de la conspiración y sus derivadas se recogen largo y tendido en Matar al presidente, que Movistar Plus+ ha puesto recientemente en antena. Una serie documental de tres capítulos que tiene el tono de otros productos basados en crímenes reales y un ritmo trepidante. Su director, Eulogio Romero, la ha definido como un ejercicio de esclarecimiento de unos hechos que “esconden mucho más de lo que parece” y ha hecho hincapié en el respeto a “todas las opiniones e investigaciones previas”.

Nada más lejos de la realidad. El documental apoya supuestas “versiones no oficiales” y el resultado es confuso. Veamos las tesis que se presentan y por qué son erróneas.

No hubo investigación policial. Se insinúa que no se quiso investigar el magnicidio y que el caso “se dejó morir”. Esto es completamente falso. Según el exhaustivo estudio de Fernández Soldevilla y García Varela, se investigó durante cuatro años, como se confirma con el extensísimo sumario de más de tres mil páginas que han analizado.

El sumario del caso estuvo perdido o escondido. Esta aseveración es errónea. Ni el sumario estuvo en la caja fuerte del Tribunal Supremo, ni se extravió. Siempre estuvo en el archivo judicial territorial de Madrid junto a otros sumarios afectados por la amnistía de 1977, motivo este último por el que no hubo condenados por el magnicidio.

El explosivo utilizado en el atentado fue C4 de origen militar estadounidense. No es cierto. El compuesto de la bomba contra Carrero fue C2, como demuestran los informes y análisis contenidos en el sumario. Un explosivo que, además, fue obtenido en las sustracciones que ETA realizaba en diferentes polvorines, como sucedió en enero de 1973 en Hernani (Gipuzkoa).

Se reitera constantemente que “alguien ayudó a ETA”. Este argumento es repetido a lo largo del documental. Sin embargo, en ningún momento se menciona a la única cómplice de la que sí hay constancia y confirmación de participación y colaboración necesaria en la logística del atentado: Eva Forest, que también tendría un papel imprescindible en la masacre de la cafetería Rolando de septiembre de 1974, como se recoge en el último episodio del pódcast Sierra Delta Contra.

Nadie ha querido investigar. Falso. Muchos intervinientes se agarran a ese argumento para reforzar sus tesis conspirativas. Sin embargo, hay muchas investigaciones directas y complementarias sobre el magnicidio hechas por historiadores: Antonio Rivera, Toño Castellanos, Gaizka Fernández, Charles Powell y quien escribe, entre otros.

El día antes del atentado avisaron con urgencia a Kissinger para que se fuera de Madrid. No hay pruebas tangibles para corroborar tal afirmación. Sí hay, en cambio, telegramas con recomendaciones de la embajada de Estados Unidos al secretario de Estado, uno de ellos del 7 de diciembre de 1973. Los norteamericanos temían por un ataque violento contra Kissinger debido al contexto convulso de España, marcado por el terrorismo de ETA y FRAP, la conflictividad laboral y estudiantil, y la escasa preparación de las FOP.

Madrid no se cerró como una “jaula” para dejar escapar a los etarras. Claro que no. Y aunque se hubiera hecho no habría servido de nada porque los miembros de ETA se quedaron un mes en Madrid, escondidos, esperando a que bajara el nivel de alerta policial. Una medida que repitieron en el atentado de la cafetería Rolando de 1974, cuando tampoco se cerró la capital de España. Por tanto, esta teoría de la conspiración cae por su propio peso

El dirigente de ETA Ezkerra trabajó para la CIA y vendió a otro líder de la banda, Txikia, para que lo matara la Policía. Esto es una conjetura. Es difícil aceptar esta afirmación cuando no hay fuente oral o escrita que lo avale. Si Ezkerra trabajó para la CIA habrá algún resto documental en los archivos norteamericanos, como sucede con otras personas de origen vasco que estuvieron en nómina del FBI.

La conclusión

Cuestiones como estas aparecen de forma recurrente en un documental donde se da prioridad al uso de la condicional y al relato frente a los hechos históricos. Estos, si bien son menos apasionantes, deberían ser los que predominen en un documental de rigor. ETA logró por sí sola poner en jaque al régimen franquista y la muerte de Carrero supuso una enorme propaganda para su causa.

David Mota Zurdo ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

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Bitcóin, el principal activo digital, no existe

En la primera escena de la película El Padrino, un tal Bonasera ruega a Vito Corleone que castigue a unos jóvenes que agredieron a su hija. Don Vito accede a ello, aunque le recuerda que tal vez algún día necesite que Bonasera le devuelva el favor. Se establece así una obligación que queda registrada en la memoria de ambos.

Convengamos en que la memoria no es un sitio demasiado seguro para almacenar obligaciones. Se trata de un mecanismo que no admite ningún tipo de garantía. Lo ideal sería mantener un libro de favores, que fuera público y que no admitiera ningún tipo de falsificación. El libro ideal sería uno que solo pudiera modificarse siguiendo reglas fijas, por consenso entre todos sus poseedores.

La historia de Bitcoin

En 2009, un tal Satoshi Nakamoto presentó una propuesta de libro de contabilidad digital que cumplía con esas condiciones. Nakamoto llamó a su propuesta, que se beneficiaba de los avances criptográficos de los años anteriores, Bitcoin.

Bitcoin es un sistema de libro mayor contable que permite inscribir la propiedad de unidades de la moneda digital del mismo nombre.

En el libro Bitcoin, todos los bitcoines están asociados a números que hacen las veces de cuentas corrientes. Cada vez que un usuario decide hacer una transferencia, solicita una modificación de la información almacenada en el libro. Esta modificación se denomina transacción.

Cada diez minutos, todas las transacciones se empaquetan en un bloque de transacciones y se añaden a este libro contable, denominado cadena de bloques (el famoso blockchain). El sistema garantiza que las nuevas transacciones son válidas a través de un mecanismo de consenso entre todos los nodos que custodian la cadena de bloques.

Del mismo modo que el favor que Don Vito a Bonasera era algo intangible, los bitcoines tampoco existen. Son sólo anotaciones en un libro contable construido de tal modo que no puede adulterarse.

¿Por qué la aparición de Bitcoin supuso una revolución?

En primer lugar, es la primera propuesta digital que permite mantener la contabilidad para un grupo de personas que no se fían unas de las otras. Esto se consigue mediante una cuidadosa definición de las reglas que permiten a los usuarios añadir nuevos bloques de transacciones.

En segundo lugar, se trata de un sistema completamente descentralizado. No es posible tomar ninguna decisión individual acerca del funcionamiento del sistema Bitcoin. Los miles de nodos que mantienen el sistema han alcanzado un consenso sobre cómo actuar. Sólo podría cambiarse por mayoría absoluta.

En tercer lugar, Bitcoin incorpora un mecanismo muy ingenioso para evitar la falsificación de transacciones. Este mecanismo se denomina prueba de trabajo. Funciona otorgando una recompensa en bitcoines al primero que consiga crear un bloque de transacciones válido. Muchas empresas e individuos, los mineros, compiten para ser el creador del próximo bloque y poder llevarse su recompensa asociada.

Para que un bloque de transacciones sea válido y pueda inscribirse, los mineros deben adivinar un número. Ese número permite enlazar ese bloque con los anteriores de la cadena de bloques. El primero que consiga adivinarlo se lleva el premio.

No hay atajos para llegar al número: cuando los mineros construyen un bloque de transacciones sólo pueden dar con él probando números al azar, uno tras otro. Este mecanismo es la denominada prueba de trabajo porque, para añadir un bloque a la cadena, el minero tiene que resolver un problema que obliga a consumir mucho tiempo de cómputo y mucha energía.

Este coste es la principal fortaleza de Bitcoin (y también el centro de sus críticas). Como cada bloque se enlaza con el bloque inmediatamente anterior, si alguien quisiera modificar una transacción del blockchain debería minar de nuevo todos los bloques añadidos con posterioridad al bloque modificado.

Volver a minar todos los bloques que tapan la transacción modificada implica una cantidad de energía equivalente a la que consumió toda la comunidad mundial para construir esa parte de la cadena. Esto supone un coste eléctrico inasumible. En esto radica precisamente la fortaleza del sistema y su resistencia a la manipulación.



Leer más:
¿Es bitcóin más perjudicial para el medio ambiente que la banca tradicional?

Emisión de nuevos bitcoines

Para finalizar, mencionaremos una última característica del sistema Bitcoin que lo hace muy atractivo como unidad monetaria: establece que los premios por minar un bloque se reducirán a la mitad cada cuatro años. Cuando el proceso termine (en 2140) habrá en total 21 millones de bitcoines en circulación.

A fecha de hoy se han producido algo más del 93 % de todos los bitcoines del sistema. Esto los convierte en un activo con una relación fija entre cantidad existente y tasa anual de producción. En ese sentido es equiparable al oro, cuya producción anual ronda el 2,5 % del total mundial de existencias y que en la práctica no es posible aumentar por mucho que suba su valor en el mercado.

Todas estas características hacen del sistema Bitcoin un sistema único. Ninguna autoridad central puede manipularlo para elevar artificialmente su oferta. Todos los que custodian el blockchain han alcanzado un consenso sobre sus reglas. No es posible insertar transacciones consideradas inválidas, ni modificar las existentes sin pagar un coste energético inasumible.

Además, como el blockchain es público, cualquiera puede verificar el número de bitcoines asociados a cada cuenta, sin necesidad de confiar en la memoria de Bonasera (y no digamos ya en la de don Vito).

Diego R. Llanos Ferraris es investigador principal del Proyecto NATASHA (New Advanced Technologies for Adapting Scientific Applications to run in Heterogeneous Architectures), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Agencia Estatal de Investigación.

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Leer las peripecias de Teresa de Jesús en el cómic

Retrato de Santa Teresa de Jesús, de Miguel Jadraque . Museo del Prado/Wikimedia Commons

Las viñetas de un cómic siempre llaman la atención más que un párrafo de texto. La imagen y las palabras se combinan contando historias de manera clara y atrayente.

¿Por qué no aprovechar este atractivo para presentar biografías de personajes históricos y obras de literatura? Por ejemplo, la interminable y siempre sorprendente Teresa de Jesús. ¿Cómo se vuelca el contenido de su prosa tan peculiar al formato del cómic? ¿Qué se logra? ¿Qué efectos tiene en el lector?

Cómo funciona el cómic

El cómic combina el código verbal con el no verbal. El lenguaje visual muestra cómo y desde dónde ve el lector lo que ocurre: los distintos planos (la cantidad de imagen que se deja ver) y ángulos (el punto de vista). Otro recurso importante es la elipsis: en la viñeta solo se representa lo más significativo. El lector tiene que recrear en su mente los espacios muertos omitidos. Las metáforas visuales son otro elemento icónico esencial: una bombilla significa “idea”, un cerdito dentro de un bocadillo de diálogo es un “insulto”, la aparición de estrellas indica dolor, etc.

Los códigos verbales son tres tipos de textos:

Los que ayudan a comprender cambios de espacio o de tiempo. Actúan como narrador y se llaman cartuchos si unen dos viñetas y cartelas si van dentro de una.

Los dialogados, incluidos en los distintos tipos de bocadillos, el elemento más característico del cómic.

Las onomatopeyas.

La literatura de Teresa


Autógrafo del Libro de las fundaciones, correspondiente al facsímil que se conserva del original.
Biblioteca Digital de Castilla y León

Santa Teresa de Jesús fue una monja española del siglo XVI. Reformó la orden de las Carmelitas y escribió obras poéticas y espirituales que forman parte del canon de la literatura española. Su vida y escritos han sido trasladados al cómic en varias ocasiones.

El Libro de las Fundaciones es una de sus obras más relevantes. Narra en primera persona la crónica fundacional de los conventos que reformó. Cuenta, entre otros asuntos, la llegada a cada lugar, el arreglo de la vivienda para colocar el Santísimo Sacramento, los problemas de gestiones, de viajes y el primer tiempo que pasa allí. En el texto también recoge anécdotas, muchas de ellas humorísticas.

Vamos a fijarnos en dos trabajos del género del cómic elaborados por dibujantes profesionales. El primero se publicó en 1982 para el IV centenario de su muerte, Teresa la de Jesús, escrito por José Luis Cortés. El segundo, de 2014, salió durante la conmemoración del V centenario de su nacimiento, Teresa de Jesús. Escritora, fundadora y santa, de José Luis Serna Romera.

Huyendo de los toros en Medina

La fundación del monasterio de Medina del Campo sobresale por muchos detalles cómicos. Cortés lo recoge con mucha chispa, con gran fidelidad al relato original, combinando imagen y el texto en bocadillos y cartelas. Añade humor con los anacronismos

Llegamos a Medina del Campo, víspera de nuestra Señora de agosto, a las doce de la noche. Apeámonos en el monasterio de Santa Ana, por no hacer ruido, y a pie nos fuimos a la casa. Fue harta misericordia del Señor, que aquella hora encerraban toros para correr otro día, no nos topar alguno. Con el embebecimiento que llevábamos, no había acuerdo de nada; mas el Señor que siempre le tiene de los que desean su servicio, nos libró, que cierto allí no se pretendía otra cosa.

Fundaciones 3, 7.


© José Luis Cortés. Teresa, la de Jesús
© PPC Editorial y Distribuidora, 2003

Otro momento de la fundación de Medina narrado en dos fragmentos se sintetiza en cuatro viñetas. De nuevo se añade el anacronismo humorístico en la quinta.

Yo, cuando vi tan buen aparejo, alabé al Señor, y así harían las demás; aunque no sabíamos qué hacer de clavos, ni era hora de comprarlos. Comenzáronse a buscar de las paredes; en fin, con trabajo, se halló recaudo. Unos a entapizar, nosotras a limpiar el suelo, nos dimos tan buena prisa, que cuando amanecía, estaba puesto el altar, y la campanilla en un corredor, y luego se dijo la misa.

Fundaciones 3, 9.

[…] poníales devoción de ver a nuestro Señor otra vez en el portal.

Fundaciones 3, 13.


© José Luis Cortés. Teresa, la de Jesús.
© PPC Editorial y Distribuidora, 2003

El viaje a Sevilla

Los dos siguientes ejemplos pertenecen al muy dificultoso viaje y fundación del monasterio de Sevilla: calor, comida en mal estado, bandoleros, malas posadas… Algunas de estas peripecias no aparecen en las Fundaciones sino en el Libro de Recreaciones, escrito por María de San José, la primera priora de Sevilla.

Serna concentra la información en las cartelas y Cortés en textos dialogados. Ambos son una síntesis de muchos fragmentos de los capítulos 23 al 26 del mismo libro de Fundaciones.


© José Luis Cortés. Teresa, la de Jesús.
© PPC Editorial y Distribuidora, 2003

© José Luis Serna. Teresa de Jesús. Escritora, fundadora y santa.
© PPC Editorial y Distribuidora, 2014

© José Luis Serna. Teresa de Jesús. Escritora, fundadora y santa.
© PPC Editorial y Distribuidora, 2014

Lo que se consiguió con santa Teresa en cómic

Cuando se adaptan obras literarias es importante transmitirlas sin falsearlas. Así el lector puede conocer la riqueza de su contenido. Los bocadillos incluyen numerosas frases literales de la santa, con su muy peculiar estilo. El lector recibe las palabras originales sin tener que enfrentarse a la prosa del siglo XVI. Los anacronismos humorísticos de Cortés añaden diversión.

La versión al cómic es de lectura menos compleja, más ágil. La combinación de imagen con la voz de los personajes permite entender mejor la intencionalidad de las frases. Por ejemplo, las expresiones faciales y gestuales de los personajes ayudan a entender sus sentimientos.

Finalmente, no hay descripciones porque esa información puede estar en la imagen.

En medio de una cultura dominada por la imagen, el cómic puede ser un recurso válido de animación a la lectura. Estos cómics acercan a la obra y vida de santa Teresa, uno de los personajes más importantes del Siglo de Oro español, a las personas que carecen de conocimientos especializados, o de competencias lingüísticas y literarias, o simplemente de motivación para acercase a ella por otra vía.

La versión cómic será un primer contacto. Cuando el lector esté preparado, podrá leer el texto original. Como diría Teresa: “La paciencia todo lo alcanza”.

María Ángeles Martín del Pozo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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La generación yeyé revolucionó la industria musical francesa de los 60

Llegada de la cantante francesa France Gall al aeropuerto de Ámsterdam, en mayo de 1965. Joop van Bilsen / Anefo

La chica yeyé española por excelencia se ha ido para siempre. La actriz Concha Velasco ha fallecido y nos deja, con su imagen y su canción, la huella del “estilo yeyé”.

Este movimiento alegre, despreocupado y juvenil debe gran parte de su influencia a la música francesa de principios de la década de los sesenta (1960-1966), protagonizada por la generación que más llora hoy a nuestra querida Concha.

Salut les copains y la nueva adolescencia

Irreverentes, ingenuos, rompedores y creadores de una nueva juventud, los artistas yeyés reinaron en la cultura de los adolescentes franceses gracias sobre todo a la difusión del programa de radio Salut les copains en el que sonaban solo canciones para jóvenes.

Emitido por la cadena Europa 1 y presentado por Daniel Filipacchi, dio a conocer y lanzó al estrellato a artistas emblemáticos como Sylvie Vartan, Françoise Hardy, Serge Gainsbourg, Sheila, Johnny Hallyday, Mireille Mathieu y Salvatore Adamo (autor de la versión original de “Mi gran noche” de Raphael), entre otros.

Los adolescentes escuchaban todos los días este programa, creado específicamente para ellos. Descubrían en las canciones una nueva forma de representarse y contarse a sí mismos. Aburridos y hartos de las historias de la guerra de sus padres, estas letras hablaban de lo que les interesaba: el primer amor, los límites de la sexualidad, los guateques, los amigos y el colegio.

Una nueva conciencia de este periodo de la vida veía la luz. La adolescencia se configuraba como una etapa con identidad propia, con intereses que los adultos parecían desconocer y que sólo los artistas de casi su misma edad eran capaces de entender.

Según el sociólogo Edgar Morin, los yeyés contribuyeron a la creación del concepto de adolescencia. Hasta entonces, se pasaba de la niñez a la edad adulta prácticamente de un día para otro. Pero ellos abrieron un espacio en el mundo, con una identidad declarada que veían representada en sus ídolos, portavoces de sus realidades. Cada uno encarnaba una personalidad: Hardy era la intelectual; Vartan, la coqueta; Sheila, la amiga divertida y Hallyday, el rebelde.

Generación de transistor y tocadiscos

Siguiendo la estela de los Beatles y de Elvis Presley, iniciadores del fenómeno fan masivo, los yeyés lo potenciaron en Francia con artistas cantando en su mismo idioma. De hecho, era habitual que se versionaran en francés éxitos estadounidenses, e incluso que se conocieran antes que los originales. Es el caso de “Biche oh ma biche” de Frank Alamo, que versiona la original “Sweets for my sweet” de The Drifters, y el “Viens danser le twist” de Johnny Hallyday, que casi traduce el “Let’s twist again” de Chubby Checker.

La llegada del transistor ayudó a este éxito porque cambió los hábitos de consumo musicales. Hasta entonces, antes también de la llegada del televisor, en las casas había una radio en el salón. La familia se veía obligada a escucharla junta y no siempre se tenían en cuenta todos los gustos. Por el contrario, el transistor facilitaba la privacidad. Ofrecía a los jóvenes la posibilidad de llevarlo a cualquier sitio y disfrutar de sus programas y artistas favoritos.

Francia vivió en esta década un periodo de desarrollo económico que permitía a los padres dar propina o paga semanal a sus hijos. Los adolescentes disponían así de dinero para comprar sus discos de vinilo 45 tours (de 45 revoluciones por minuto), más baratos que los LP (long play). Incluían sólo una o dos canciones por cada cara, eran más pequeños y ligeros, y, por lo tanto, más fáciles de manipular y transportar. Además, servían para promocionar nuevos posibles ídolos con poca inversión.

Para escucharlos estaba por supuesto el tocadiscos. Los yeyés elegían la marca Teppaz (en España compraban el Philips all transistor, conocido como pick up o picú) por ser de precio asequible, tamaño mediano, transportables, con asa y tapa. Este formato también facilitaba la escucha privada y la introspección.

Creadores del guateque

Quien disponía de un tocadiscos, tenía su invitación garantizada en las nuevas reuniones sociales adolescentes: los guateques. Entre bailoteo y cigarrillo se hacían nuevos amigos, nacía el primer amor y se compartían las inquietudes de la edad. Todo ello contribuía a construir una identidad de pertenencia a una generación.

En Francia, los guateques recibían el nombre de surprise-parties (“fiestas sorpresa”) o boom, denominados así por la improvisación, rapidez y facilidad con la que se convocaban y organizaban. Se celebraban en las casas, con o sin la presencia de los adultos. En su canción “Première Surprise Partie”, Sheila describía la dificultad inicial de convencer a sus padres de que la dejasen hacer un guateque y cómo al final lo había conseguido.

Motor de una nueva industrial musical

El enorme éxito de los cantantes yeyés incrementó considerablemente la demanda y la industria musical amplió su producción y sus ventas. Sólo la cantante Sheila vendió 12 millones de discos en cinco años. Su canción “L’école est finie” llegó a vender 25 000 ejemplares al día. Los conciertos se multiplicaron, las giras y las grabaciones fueron continuas. El trabajo era incansable para los artistas.

Los fans estaban deseosos de recibir imágenes y noticias de sus ídolos y esto también influyó en la prensa. Nacieron las revistas Mademoiselle âge tendre y Salut les copains, que se lanzó con una tirada de cien mil ejemplares y, en sólo seis meses, llegó al millón.


Juke box Scopitone, fotografiada en
Joe Mabel/Wikimedia Commons, CC BY-SA

También se editaron videos musicales. Estos podían verse en la Scopitone, una gramola con una pantalla en la que, tras elegir la canción e introducir una moneda de un franco, aparecían los artistas cantando en movimiento.

Las imágenes de los yeyés irrumpieron también en la moda, imponiendo su estilo. Triunfaron la melena corta, con volumen y flequillo, la minifalda y los pantalones (prohibidos por ley) para las chicas. En los chicos se empezó a llevar el peinado beatle o el tupé, el traje sastre y la camisa blanca con corbata o jersey de cuello alto. André Courrèges y Paco Rabanne vistieron a Françoise Hardy. Yves Saint-Laurent, a Silvie Vartan. Tanto ella como Sheila, abrieron incluso su propia tienda de ropa.

Un ejemplo del impacto de esta industria fue el concierto gratuito en Place de la Nation de París del 22 de junio de 1963 que la revista Salut les copains organizó. Desbordó todas las expectativas: asistieron más de ciento cincuenta mil personas. Edgar Morin publicó en el diario Le Monde el 6 de julio de ese mismo año un artículo en el que nombraba por primera vez a este movimiento “yeyé” y reconocía el nacimiento de una nueva generación, un microcosmos dentro de la sociedad que aportaba a la cultura su valor propio: la juventud.

Eurovisión yeyé

Algunos de estos artistas triunfaron en todo el mundo y hoy aún son recordados y admirados. Como ejemplos, “Tous les garçons et les filles” de Françoise Hardy alcanzó el éxito global, así como “Capri c’est fini” de Hervé Vilard y “La plus belle pour aller danser” de Sylvie Vartan.

El momento culminante de este movimiento yeyé tuvo lugar en el festival de Eurovisión de 1965. La cantante francesa France Gall, representando a Luxemburgo, se erigió como ganadora con una canción esencialmente yeyé, “Poupée de cire, poupée de son”. Escrita y compuesta por Serge Gainsbourg, resume lo que significó la música para esta juventud de los sesenta: un espejo en el que por fin los adolescentes podían verse reflejados.

Ana María Iglesias Botrán does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

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¿Quién fue Juana I de Castilla?

‘Juana la Loca’, de Francisco Pradilla y Ortiz. Museo del Prado

No es infrecuente en libros –de divulgación histórica pero no solo– que se suponga continuidad entre los Reyes Católicos y Carlos I –Carlos V tras convertirse en emperador–.

Sin embargo, Juana I (1479-1555) fue reina de Castilla desde 1504, cuando murió su madre Isabel, y de Aragón a partir de 1516, cuando falleció su padre, Fernando.

¿Por qué el olvido de la reina Juana?

Un reinado de medio siglo se antoja demasiado largo para que se haya olvidado su existencia y, lo que a la postre es peor, fundamentalmente sea recordada por la leyenda.

La reivindicación actual del papel de la mujer en la Historia ha llegado a plantear que doña Juana fue postergada por su condición femenina. Mas esto no se sostiene, pues su madre sí que reinó y el ordenamiento jurídico en Castilla y Aragón no contemplaba la Ley Sálica, que impedía ejercer el poder a las mujeres. Es más, ella fue jurada reina de Castilla y de Aragón, con lo que esta hipótesis debe ser descartada.

La verdadera razón estriba en su enajenación, lo que le impidió ejercer el poder. Esto no fue una sorpresa en la época y ya la reina Isabel en su testamento determinó que Fernando el Católico se hiciese cargo de Castilla en el caso de que su hija “no quiera o no pueda entender en la gouernaçión”. Algo muy grave debía estar ocurriendo cuando la reina escribió esto en su última voluntad.

Su madre se había visto obligada a limitar los movimientos de la joven infanta cuando aún ni se había concertado su matrimonio.


Retrato de la reina Juana I de Castilla por Maestro de Geschiedenis van Jozef.
Museo Nacional de Escultura

En 1496 partió para los Países Bajos al encuentro de su esposo, el archiduque de Austria y duque de Borgoña, Felipe apodado “el Hermoso”. La ya archiduquesa parece que se enamoró de su marido, a quien no había visto antes. No tardó en perder la compostura requerida en aquellos tiempos, llegando incluso a atacar a las sirvientas y a supuestas amantes de su esposo. Cuando se calmaba, entraba en un estado de apatía que le llevaba a abandonarse físicamente, e incluso descuidaba sus obligaciones religiosas.

El inapropiado proceder de doña Juana no fue importante hasta que se convirtió en heredera. Era la tercera de los hijos de los Reyes Católicos y no contaba para la sucesión. Pero tras la muerte de su hermano, de su hermana mayor, y del hijo de esta, el príncipe Miguel, Juana se vio sucesora de sus padres. Esto agradaba especialmente a su esposo, porque le convertiría, en un futuro, en rey.

De heredera a reina de Castilla y Aragón

En 1501 viajó a España junto a Felipe el Hermoso para ser reconocida heredera por las Cortes de Castilla y Aragón. Tras la jura, insistió en regresar con su esposo a los Países Bajos. Su madre se lo impidió porque la quería en España, al lado de sus súbditos, y la instaló en el castillo de La Mota en Medina del Campo.

Desobedeciendo las órdenes de la reina, se dispuso a dejar su residencia. Como no se le permitió, abandonó sus aposentos vestida inadecuadamente y permaneció la noche en la puerta del castillo. Cuando llegó Isabel la Católica, doña Juana le “habló tan reziamente palabras de tanto desacatamiento y tan fuera de lo que hija deve dezir a madre, que sy yo no viera la dispusiçión en que ella estava, yo no se las sufryera en ninguna manera”. La salud mental de la princesa mostraba síntomas claros de alteración.

Al final regresó a los Países Bajos. Allí, presionada por sus padres y por su esposo, que querían que sirviese a sus intereses antagónicos, pronto su desequilibrio se agudizó. Doña Juana era una persona que mezclaba realidad con fantasía y que se iba apartando de cualquier negocio de Estado.

Su dejación llevó a que Fernando el Católico aprovechase la circunstancia para mantener la gobernación de Castilla. Pero Felipe el Hermoso, que quería ser rey a cualquier precio, consiguió los apoyos de la nobleza y en julio de 1506 Juana I, delante, y Felipe I fueron reconocidos soberanos de Castilla en Valladolid.


Doña Isabel la Católica dictando su testamento, por Eduardo Rosales.
Museo del Prado

Poco más de dos meses después, Felipe I el Hermoso falleció inopinadamente en Burgos. En ese momento la nobleza insistió a Juana I para que se hiciese cargo de los asuntos del reino, pero ella se negó. Finalmente, el arzobispo de Toledo, Cisneros, que se responsabilizó de la regencia, optó por recurrir a Fernando el Católico. Este fue gobernador de Castilla hasta su muerte en 1516. Entonces Cisneros decidió traer al príncipe Carlos, nacido en 1500, para que asumiese los destinos de reino.

Don Carlos fue reconocido soberano por las Cortes de Castilla y Aragón, pero siempre junto a su madre y de manera provisional hasta que ella sanara de sus males. Nunca se curó, sino que empeoró recluida en el palacio de Tordesillas, desde 1509 hasta que falleció en 1555. Como el rey Carlos, pronto emperador, fue quien llevó las riendas del poder en todo momento, la figura de Juana I se diluyó en la Historia.

La gestación de la leyenda

No hay duda de que las facultades mentales de Juana I estaban alteradas: abandonó sus obligaciones como reina, dormía en el suelo, se negaba a entrar en lugares donde hubiese mujeres, aunque fuesen monjas, tiraba piedras a sus sirvientes cuando trataban de rescatar enseres que ella había ordenado quemar, se negaba a confesarse… Esto se detecta, sobre todo, en la sorprendente actitud que tuvo con el cadáver de su esposo.

Cuando este falleció el 25 de septiembre de 1506, su cuerpo se embalsamó y se llevó a la cartuja de Miraflores. La reina permaneció sumida en la apatía en el palacio del condestable en Burgos. Inesperadamente, a finales de diciembre decidió exhumar el cadáver y después de obligar a los cortesanos a que lo reconocieran, inició un periplo por los campos de Castilla con el ataúd. Quería llegar a Granada, donde Felipe había decidido enterrarse.

La tétrica comitiva estaba formada por los cortesanos y una turba de clérigos con antorchas entonando cánticos. El viaje se realizaba siempre de noche y, en aquellos momentos, la reina estaba embarazada de ocho meses. Su estado le obligó a parar en Torquemada, a mitad de camino entre Burgos y Valladolid, y allí permaneció hasta que se repuso del parto de su hija Catalina.

Aquella comitiva debió asustar a los vecinos, y la reina empezó a ser conocida como la Loca. No obstante, no fue hasta el Romanticismo cuando se desarrolló la creencia de la sinrazón, que se quiso ver fundamentada en la pasión que sentía por su esposo. Esta locura amorosa se representó en obras de teatro y pinturas de la época.

Es cierto que su proceder y su negativa a ejercer el poder muestran la insensatez de alguien que tenía las facultades mentales alteradas. Pero lo que ha permanecido es la leyenda amorosa romántica de una reina que lo fue durante medio siglo, aunque nunca gobernó.

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