Categorías
Uncategorized

11 términos para entender los enrevesados tentáculos de la desinformación

Ellagrin/Shutterstock

La desinformación no es un fenómeno nuevo, pero en el contexto digital se ha convertido en una amenaza compleja y en un riesgo importante para las democracias y la confianza en las instituciones.

A diferencia de otros idiomas, como el inglés, en los que se llegan a describir hasta tres términos para diferenciar sus características (malinformation, misinformation y disinformation), en español empleamos mal el concepto para describir también otros supuestos como, por ejemplo, el desconocimiento de un hecho.

Sin embargo, la falsedad, la manipulación y la tergiversación de la realidad tienen formas poliédricas que a veces, por su sutileza, resulta complejo identificar. Bajo esta premisa, once investigadores de diez instituciones distintas hemos recopilado 125 términos sobre desinformación en un capítulo de libro que forma parte de la publicación anual del Foro contra las campañas de desinformación en el ámbito de la seguridad nacional.

Antes de continuar con la lectura, nos gustaría saber si ya conocía algunos de los términos que hemos recopilado. Por eso, si nos permite la osadía, le invitamos a completar este breve test de un minuto.

Imaginará el lector que en este artículo solo podemos ofrecer una pequeña muestra, en la que hemos resumido algunas definiciones. En concreto, once:

  • Ataque mariposa. Técnica similar al astroturfing, pero con un enfoque diferente: en lugar de apoyar temas o grupos con la ilusión de un movimiento de base, se utiliza para infiltrarse, dividir y desactivar comunidades, campañas y grupos ya existentes. Nombre propuesto en 2017.

  • Cherry-picking. Falacia de prueba incompleta o de atención selectiva consistente en considerar válidos únicamente los datos o pruebas que confirman una idea o postura propia mientras se descartan las informaciones que la contradicen. También se establece cuando se defiende una opinión seleccionando solo las evidencias y argumentos que la corroboran.

  • DARVO (Deny, Attack and Reverse Victim and Offender). Su traducción literal es Negar, Atacar y Revertir Víctima y Agresor. Se trata de una técnica reactiva y manipuladora que consiste en negar la evidencia y defenderse atacando, invirtiendo las figuras de víctima y agresor. Se emplea para silenciar a personas o grupos mediante críticas y para culpabilizar a la víctima del ataque.

  • Defensa Chewbacca. Técnica de propaganda defensiva que consiste en plantear argumentos sin sentido con el objetivo de confundir al atacante o acusador. Se basa en apabullar con mentiras o falacias mediante la exposición de temas, ejemplos y asociaciones que no tienen relación alguna con el tema tratado para desviar la atención y sembrar dudas.

  • Deplatforming. Acción de retirar, limitar, bloquear o privar deliberadamente a ciertos actores el acceso de individuos, organizaciones o grupos que infrinjan políticas de uso de plataformas en línea, proveedores de servicios y servicios críticos. Esta medida está relacionada con la práctica de moderación del contenido determinando su idoneidad para un sitio, localidad o jurisdicción determinados y reduciendo su propagación e impacto.

  • Estrategia híbrida. Empleo intencionado y sincronizado de diversas acciones de tipo político, económico, social, diplomático, militar e informacional para aprovechar la vulnerabilidad de un oponente en esos distintos ámbitos –habitualmente, un país objetivo– para ejercer coerción en su toma de decisiones políticas y obtener ventaja competitiva. De forma concreta, estas estrategias pueden incluir campañas de desinformación, ciberataques, espionaje, subversión social, sabotaje y coacción económica.

  • Factoide. Creencia popular sin base factual. Afirmación o dato falso, impreciso o trivial que se convierte en un hecho supuestamente incontrovertible a raíz de su repetición en múltiples fuentes.

  • Galope de Gish (Gish Gallop). Técnica de propaganda y réplica en debates que consiste en emitir una multitud de mensajes en un corto periodo de tiempo donde la cantidad y rapidez de los argumentos prevalecen sobre su veracidad. Proviene su nombre de un creacionista llamado Duane Gish, que empleaba esta técnica contra los defensores de la teoría de la evolución.

  • Impersonation (clon, suplantación de identidad, Doppelgänger). Técnica de manipulación informativa mediante la cual se clona o se suplanta la identidad de entidades legítimas y reales como, por ejemplo, medios de comunicación, organizaciones públicas y personas con el objetivo de engañar al público y difundir información falsa o engañosa.

  • Manipulación informativa FIMI (Foreign Information Manipulation and Interference). Su traducción literal es Manipulación e Interferencia de Información Extranjera y describe un patrón de comportamiento, en su mayoría no ilegal, que tiene por objetivo amenazar o generar un impacto negativo en los valores democráticos y procesos políticos. Tal actividad es de carácter manipulador, llevada a cabo de manera intencional y coordinada por parte de actores extranjeros y sus representantes dentro y fuera de su territorio.

  • Pseudoescepticismo. Se refiere a las posturas negacionistas que se autodefinen como escépticas. No debe confundirse ni con el escepticismo inherente a la práctica científica ni con el escepticismo filosófico.

Esperamos que este pequeño recorrido sobre desinformación le haya sido útil y le invitamos ampliar esta lectura. La educación digital es, además, de un derecho, la mejor herramienta para fortalecer la resiliencia de la ciudadanía ante este desafío.

Este artículo se ha elaborado con la colaboración de Beatriz Martín García, data analyst en European External Action Service, y de un miembro del Departamento de Seguridad Nacional.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

Categorías
Uncategorized

Por qué no siempre es tan malo desperdiciar algo de comida en casa

Pormezz/Shutterstock

En las últimas semanas se está hablando mucho del desperdicio alimentario en España debido a la aprobación de una nueva ley. Este desperdicio en el mundo supone un tercio de todos los alimentos que se producen, lo que afecta de una manera muy importante a la huella de carbono y la huella hídrica del planeta.

En la Unión Europea se calcula que un 40 % del desperdicio alimentario se debe al consumidor y una de las principales herramientas para reducirlo es la formación, divulgación y concienciación. Pero si esta no se hace adecuadamente, puede ser contraproducente. La alimentación no es algo sencillo, ya que involucra aspectos de seguridad alimentaria y salud, hábitos de vida, hedonismo y aspectos económicos. Cuando intervenimos sobre cualquiera de estos aspectos, solemos influir en alguno de los otros.

En general, el desperdicio de alimento en los hogares se centra en tres grandes grupos. Por un lado, las sobras de distintas elaboraciones. Por otro, partes no comestibles (o con menor calidad organoléptica) de determinados alimentos. Y por último, alimentos que superan su fecha de caducidad o se estropean por distintos motivos. Vamos a analizar cada uno de ellos.

Las sobras

Una forma sencilla de reducir el desperdicio de las sobras es que no las haya. Y para eso, podemos intentar que las personas terminen todos los platos. Esta era una práctica muy habitual en España hace décadas. Nuestros mayores habían pasado épocas de hambre, y la visión de un niño rollizo era la de un niño sano.

Afortunadamente, esto ha pasado y sabemos que no es bueno, en general, forzar el consumo de alimentos cuando no se tiene hambre. Nuestras necesidades calóricas son bastante reducidas, y la ingesta media de calorías al día suele superarlas. Por lo que no debemos forzar. De hecho, comer menos nos podría ayudar a vivir más y mejor.

La solución para reducir las sobras es planificar bien las elaboraciones, teniendo en cuenta los miembros de la casa y lo que suele comer cada uno. Y consumir esta comida sobrante en las 24-48 horas de su elaboración, manteniéndola en refrigeración y calentándola en el momento de consumirla si es necesario.

Las partes no comestibles

Muchas frutas y verduras contienen partes no comestibles, como pieles, corazones, hojas duras, tallos, huesos y otras. Algo similar ocurre con carnes y pescados, en los que es necesario desechar huesos, espinas o partes concretas. Por tanto, al comprar estos productos para cocinar se suele producir un cierto desperdicio. Algunas de estas partes se pueden aprovechar para hacer un caldo o alguna otra receta. Y en algunos casos pueden ingerirse, bien directamente, como las pieles de ciertas frutas, o tras su cocinado. Pero esto no es viable en todos los casos.

Una posible solución consiste en consumir productos previamente procesados en la industria. Sin embargo, la reducción de desperdicio es engañosa, ya que aunque no se produzca en los hogares sí que se haría en la industria alimentaria, y por tanto el desperdicio en la cadena sería similar.

Estas alternativas industriales en algunos casos son alimentos mínimamente procesados. Mediante procesos físicos, como pelado o corte. Y conservados congelados o tras una cocción sencilla. Pero otras veces se trata de productos ultraprocesados, perjudiciales para nuestra salud.




Leer más:
La libertad de elegir una alimentación saludable frente al negocio de los ultraprocesados


Los productos perecederos

Muchos de los alimentos frescos que compramos tienen una vida útil reducida, lo que incrementa el riesgo de que se estropeen pasado un tiempo sin consumirlos. Una posible solución para que esto no ocurra es comprar productos de larga vida útil, normalmente ultraprocesados.

La industria dispone de medios de conservación mucho más eficientes, o mejor aplicados, de los que se dispone en los hogares. Así, los procesos de congelación de la industria pueden ser mucho más eficaces que los congeladores caseros. Y la mayoría de los sistemas de pasteurización y esterilización industriales son difíciles de imitar en los hogares, al menos con la misma eficacia.

Sin embargo, para incrementar la vida útil de los alimentos también se recurre al uso de ciertos ingredientes y aditivos. Así, la utilización de conservantes en ciertos productos procesados resulta habitual. El azúcar y la sal también son muy buenos conservantes, aunque no son muy buenos para nuestra salud. Y los productos secos, con baja actividad de agua, también se conservan mejor.

En el caso del pan, los panes de molde, y los dulces, se conservan mejor que las barras. Y todavía presentan una mayor vida útil los panes secos o tostados. Pero la calidad nutricional de las barras, especialmente en el caso de que sean integrales, es algo mejor.

En definitiva, debemos seguir comprando productos frescos, ya que su consumo, y el hecho de cocinar y controlar los ingredientes utilizados, es bueno para nuestra salud. Los alimentos procesados o ultraprocesados pueden ser una ayuda puntual, pero no deben convertirse en el centro de nuestra dieta, especialmente los ultraprocesados.

¿Cuáles son las mejores soluciones?

La solución para reducir el desperdicio consistirá en un adecuado control de las compras. También en una buena gestión en el almacenamiento, teniendo en cuenta las fechas de consumo preferente o caducidad de cada producto. De esta manera podemos consumirlo o cocinarlo antes de que se estropee.

En cuanto a lo que consideramos estropear un alimento, esto puede ser muy variado. Algunos se “estropean” por un deterioro microbiano. Estos productos debemos descartarlos bien cuando se alcanza la fecha de caducidad, bien cuando observamos el crecimiento microbiano. Los peligros a los que nos exponemos son variados, pero ciertos microorganismos, como los mohos, pueden generar micotoxinas, que no suelen producir efectos negativos a corto plazo, pero sí lo hacen a largo plazo. También se pueden desarrollar bacterias patógenas causantes de enfermedades.




Leer más:
¡Alerta, micotoxinas! Se acabó lo de quitar solo la parte con moho de los alimentos


Otros productos se “estropean” por una pérdida de aromas o cambios en su textura. Los productos que llegan al final de su vida útil suelen indicar lo que se considera fecha de consumo preferente. Y es importante diferenciarla de la fecha de caducidad. Cuando un alimento supera la fecha de consumo preferente es perfectamente comestible, o al menos su consumo no comporta riesgo para nuestra salud.

Muchos de los productos que se estropean por causas físicas pueden consumirse directamente pasada la fecha de consumo preferente. En otros casos puede ser conveniente transformarlos mediante técnicas culinarias. Así, una fruta que ya no está tan crujiente o firme puede destinarse a elaborar zumos, purés u otros productos sin pérdida de calidad. El pan correoso se puede tostar. Incluso el pan duro se puede triturar y utilizar en distintas recetas.

Siempre es bueno reducir el desperdicio alimentario, especialmente para la salud del planeta. Pero las soluciones deben tener en cuenta otros aspectos, como nuestra salud, los costes e incluso cómo lo planteamos en casa e involucramos a toda la familia.

The Conversation

Manuel Gómez Pallarés recibe fondos de la Unión Europea a través del programa Interreg POCTEP 21-27, y en concreto del proyecto TransCoLab PLUS.