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Logopedia ‘online’: ¿de verdad funciona?

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“Mamá, agua”, dice una niña de dos años y medio mientras señala una botella. Su madre sonríe. Es una frase perfectamente normal para la edad de su hija, pero ella sabe que, hasta hace poco, su hija apenas utilizaba palabras. Ahora combina gestos y palabras.

Este avance es una gran victoria para esta familia. Y ha ocurrido gracias a un programa de logopedia basado en el asesoramiento familiar en línea.

Durante la pandemia, muchas familias comenzaron a utilizar la logopedia en línea como una forma de apoyar el desarrollo del lenguaje de sus hijos. La crisis sanitaria obligó a buscar alternativas. Desde entonces, las sesiones virtuales para niños con dificultades del lenguaje se han vuelto cada vez más frecuentes entre los niños con trastorno del desarrollo del lenguaje. Estos niños tienen dificultades en la expresión y comprensión, y han aumentado las intervenciones virtuales para ellos.

A veces las familias piensan que el logopeda hablará directamente con el niño por videollamada. Pero eso no siempre se puede hacer. En niños muy pequeños, es difícil que se concentren en la pantalla sin ayuda. Además, la Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan que los niños menores de dos años no usen pantallas. Y hasta los cinco años, su uso debe ser muy limitado. Por eso, con los más pequeños, se trabaja sobre todo con la familia, realizando asesoramiento familiar.




Leer más:
La importancia de los gestos en el desarrollo del lenguaje


Logopedia a través de las familias

En este modelo, el logopeda enseña a los padres estrategias para aplicar en el día a día. Así, la intervención no se limita a una hora a la semana. Se integra en momentos cotidianos: al vestirse, al comer, al jugar.

Hay evidencia de que estos programas funcionan tanto de manera presencial, como en línea.

Una manera de compaginarlo con la vida

Las investigaciones afirman que el éxito de estos programas no depende solo de lo que pasa en las sesiones. También importa lo que ocurre fuera de ellas. Que el niño participe en interacciones comunicativas en su día a día es clave para avanzar.

El asesoramiento online permite participar sin desplazamientos, ahorrar tiempo y reducir barreras. Sobre todo para familias con menos tiempo o que viven en entornos rurales.

Así la familia puede organizar mejor sus horarios y recibir orientación sin renunciar a su rutina laboral o familiar, además de ser constante en la terapia, algo fundamental para reforzar el aprendizaje y a aplicar las estrategias con regularidad.

Factores clave para el éxito

Formar a la familia requiere tiempo, paciencia y un vínculo fuerte entre el profesional y los cuidadores. Varios aspectos influyen para que sea efectivo:

  • El nivel de compromiso: las familias que se implican más obtienen mejores resultados. Su participación es clave para aplicar bien las estrategias fuera de las sesiones.

  • Constancia en el uso de estrategias: cuando los padres usan las estrategias en casa de forma constante, el desarrollo del lenguaje se acelera.

  • Capacitación de los cuidadores: los padres aprenden a aplicar técnicas efectivas en el día a día. Esto les permite continuar la intervención en casa con seguridad y confianza.

  • Contacto frecuente con el logopeda: el acompañamiento continuado por parte del profesional permite resolver dudas, reducir el malestar emocional de la familia y adaptar mejor el tratamiento a cada caso. Esta colaboración mejora la implicación de los padres, lo que contribuye a mejores resultados en el desarrollo del lenguaje infantil.




Leer más:
Cómo tratar a los niños con dificultades para empezar a hablar


La opinión de la familia y del logopeda

Es importante saber cómo viven esta experiencia quienes la aplican. En la imagen que acompaña este artículo se pueden leer algunas opiniones de familias y profesionales. Estas voces reflejan los pequeños avances que marcan la diferencia: un niño que empieza a señalar y decir “agua”, una madre que siente que por fin su hijo le cuenta cosas y una logopeda que valora la flexibilidad del formato.

¿Cuándo no es la mejor opción?

Aunque este modelo no está específicamente desaconsejado para casos determinados, algunos estudios han analizado las retos de estos programas cuando las familias tienen dificultades para seguirlos, el niño tiene problemas añadidos, no existe un buen acceso a internet o no se tienen dispositivos digitales, o la relación con la familia no es fluida.

En estos casos, puede ser mejor una terapia presencial o combinada.

¿Qué tener en cuenta al elegir un programa?

Si una familia quiere probar este tipo de programa es importante que se asegure de lo siguiente:

Como en el caso de la niña que comentábamos al principio, a través del asesoramiento las familias aprenden a crear momentos comunicativos en casa, sin materiales complicados ni sesiones eternas. Solo con tiempo, presencia y guía profesional. Con apoyo, constancia y acompañamiento, incluso un gesto sencillo puede marcar el comienzo de un gran cambio.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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Isabel Muñoz, ganadora del concurso divulgativo Three Minute Thesis (3MT) en la Universidad de Valladolid

Isabel Muñoz, ganadora del concurso divulgativo Three Minute Thesis (3MT) en la Universidad de Valladolid

Víctor Manuel Navarro y Alba Torres obtuvieron el segundo y tercer premio respectivamente
La final se celebró en la Academia de Caballería de Valladolid con aforo completo

La investigadora del Programa de Doctorado en Física Isabel Muñoz de Frutos ha obtenido el primer premio del concurso Three Minute Thesis (3MT) de la Universidad de Valladolid (UVa) en la final celebrada en la Academia de Caballería de Valladolid el 29 de abril de 2025. Su presentación, Poliespán, poliespán… ¡qué invento el poliespán!, logró la mayor puntuación del jurado.

El concurso ha estado organizado por la Escuela de Doctorado y la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación y ha contado con la colaboración del Consejo Social de la UVa.

Víctor Manuel Navarro Poncela, investigador del Programa de Doctorado en Filosofía, ha logrado el segundo premio con El tic-tac silencioso de la educación. El tercer puesto ha sido para Alba Torres Arribas, del Programa de Doctorado en Química, con su presentación Filtrando el futuro.

El público también participó en la elección de su propio premio, que reconoció a Sara López Vázquez, del Programa de Doctorado en Investigación Biomédica, y su presentación Madres, no dejéis de brillar. El aforo del salón de actos se completó para seguir la octava edición de este concurso divulgativo en la Universidad de Valladolid.

Un total de 32 investigadores en formación de todas las ramas de conocimiento han participado este año en el certamen y han puesto a prueba sus habilidades de oratoria y retórica para explicar su investigación en menos de 180 segundos con el único apoyo de una diapositiva estática. Del 31 de marzo al 2 de abril, se celebraron las eliminatorias en tres institutos de Educación Secundaria de la ciudad de Valladolid, donde los participantes acercaron sus resultados a su alumnado. A la final accedieron los doce clasificados en estas tres eliminatorias previas.

Los tres primeros premiados además han logrado clasificarse para la Final Autonómica del certamen, que se celebra el próximo mes de junio en la Universidad de Salamanca.

De izquierda a derecha: fotografía de familia de autoridades, concursantes y jurado. Isabel Muñoz. Víctor Manuel Navarro. Alba Torres

Jurado

El jurado de la final estuvo compuesto por el teniente coronel Francisco Javier Calavia, el antropólogo Luis Nicanor Pablo Díaz González-Viana, la narradora Eva Moreno, la exdirectora del Conservatorio de Música de Valladolid, Angelines Porres, y el periodista y poeta Fernando del Val.
En esta ocasión, la final se celebró en la Academia de Caballería del Ejército de Tierra. Su coronel director, Francisco Javier López Villar, recordó durante el acto la vinculación de este centro formativo militar, que cumple su 175 aniversario, con la ciudad de Valladolid.

¿Qué es Three Minute Thesis?

Como su nombre indica, Three Minute Thesis (3MT) consiste en la exposición en solo tres minutos de la investigación que están realizando en su tesis doctoral, en unos casos una investigación ya avanzada y con resultados y en otros casos tesis en vías de realización. En todo caso, en tres minutos han de ser capaces de sintetizar un trabajo investigador que implica varios años de estudio, esfuerzo y búsqueda de resultados. El concurso, por lo tanto, supone todo un reto para los estudiantes de los programas de doctorado de la Universidad de Valladolid, ya que tienen que presentar de forma clara y concisa, y utilizando solamente recursos de la oratoria y la retórica, las hipótesis, los objetivos y conclusiones, si ya las hay, de su tesis doctoral. Para ello, los participantes se han preparado previamente para presentar de manera atractiva sus trabajos en el exiguo margen de tiempo del que disponen. El evento, además, propicia que diferentes públicos puedan acceder a algunos de los trabajos de investigación que se desarrollan en el seno de la Universidad de Valladolid a través de esta actividad divulgativa.

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De ‘bibliomanía’ a ‘amarabunta’: las palabras que definen el amor por los libros

Imagen de la librería ‘Ler Devagar’ en el distrito LX Factory de Lisboa. SamaraHeisz5/Shutterstock

El escritor francés Charles Nodier escribió en 1831 el cuento “El amigo de los libros”, en el que explica que “del bibliófilo al bibliómano no hay más que una crisis”.

Para este autor, “el bibliófilo sabe elegir los libros; el bibliómano los amontona. El bibliófilo añade un libro a otro tras someterlo a todas las indagaciones de los sentidos y la inteligencia; el bibliómano apila los libros sin mirarlos siquiera. El bibliófilo aprecia el libro; el bibliómano lo pesa o lo mide. El bibliófilo procede con lupa; el bibliómano, con vara”.

En 2024, en una especie de glosario titulado Bibliopatías, bibliomanías y otros males librescos, su autor, el italiano Antonio Castronuovo, expresa así esa diferencia: “el bibliófilo posee libros y el bibliómano, en cambio, es poseído”.

El “fervor de tener libros” del bibliómano, que diría el italiano Gaetano Volpi, se intuye en la definición académica de “bibliomanía”: “propensión exagerada a acumular libros”. Este término, ya con una larga historia, fue acuñado, en el siglo XVII, por Guy Patin, doctor de la Facultad de Medicina de París, quien confesaba padecer este tipo de obsesión. Pero la figura del “loco de los libros” ya había sido retratada en La nave de los locos, un poema que Sebastian Brant compuso en 1494 para criticar la sociedad de su época.

Tipos de bibliomanías y de bibliómanos

No todos los bibliomános son iguales. Castronuovo, siguiendo el ensayo Bibliomania de Giacomo Marcacci, distingue los bibliómanos virtuosos de los ignorantes. Estos últimos son definidos como “pobres almas afectadas de una enfermedad que los obliga a rodearse de objetos que no utilizan, o utilizan solo como decoración, amontonados a toda prisa en los estantes o abandonados en improvisados rincones”.

En cambio, los bibliómanos virtuosos se caracterizan por leer todos los libros “que, adquiridos o recibidos por otras vías, entran en la colección privada”.

Castronuovo, en otro texto titulado “Breve léxico de enfermedades librescas” destaca otros tipos de bibliomanía, además de la virtuosa: analfabeta, exclusiva, envidiosa, atesoradora, vanidosa y voluble.

Como variantes curiosas de la bibliomanía, se refiere, por ejemplo, a la “biblioprestocleptomanía” (‘acto por el cual no se devuelve jamás el libro que se ha pedido prestado’). También la “biblioprestosinvergüencería” (‘devolver el libro prestado después de haberlo llenado de subrayados y marcas de lectura’) o la “erotobibliomanía” (‘acto que se sigue a la adquisición de un libro nuevo, antes incluso de leerlo: el libro será contemplado con éxtasis, palpado, acariciado, olido, besado y, a veces, lamido’). Y no olvidaba la “ginecobibliomanía”, que da nombre a la obsesión por los libros experimentada por las mujeres.

En relación con este último concepto, Castronuovo expone que, si bien Marcacci considera a las mujeres bibliómanas como “peligrosísimas”, ya se trate de las románticas, las depredadoras, las extremas o las furibundas, la predominante es la “bibliómana mansa”. De hecho, en su obra de 2024 reserva una entrada para estas “mansas depredadoras”.

Bibliógenes y bibliorexia

Para designar a la persona que acumula libros, el Diccionario del español de todos, en línea, propone “bibliógenes”, acrónimo formado por “biblio-” (‘libro’) y Diógenes (‘nombre del síndrome que indica una tendencia a acumular objetos’).

Por otra parte, en el citado lexicón, en la entrada correspondiente al término japonés “tsundoku”, definido como ‘tendencia o propensión a no dejar de comprar libros pese a que se vayan quedando apilados sin leer’, se sugiere, como alternativa a ese extranjerismo, “bibliorexia”.

Un hombre lee un libro titulado 'No Ordinary' a través de un túnel circular de libros en The Last Bookstore, Los Ángeles
Un lector en la librería ‘The Last Bookstore’ de Los Ángeles, Estados Unidos.
NorthSky Films/Shutterstock

Se da la circunstancia de que hemos encontrado este término en el periódico DSalamanca, en concreto, en un artículo humorístico titulado “La bibliorexia, un mal nacional”. El firmante, PGarcía, se declara inventor de este término, creado a imagen y semejanza de “anorexia”. Basándose en una simple asociación entre esas dos palabras, deduce que el significado de “bibliorexia” ha de ser ‘la lectura escasa o nula de libros’.

Sin embargo, hay que señalar que, etimológicamente, este neologismo derivaría del griego “orexis” (‘deseo’, ‘apetito’), por lo que, en rigor, “bibliorexia” tendría como significado ‘el deseo de poseer libros o de leer (o de ambas cosas)’.

Amarabunta

“Amarabunta”, la última creación dentro de la fabulosa familia lingüística de la que estamos hablando, aparece expuesta en la entrada de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid.

Entrada de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid en la que están escritos los significados de amarabunta.
Entrada de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid en la que están escritos los significados de amarabunta.
S. H. G.

Dentro de un proyecto para el fomento de la lectura, Dunia Etura, profesora de esta universidad, y el diseñador Nacho García Sevillano (Typopótamo) concibieron esta palabra con sus definiciones. Una de ellas, la que más nos concierne en estos momentos, es la siguiente: ‘impulso irrefrenable de acumular libros, incluso cuando las estanterías ya no pueden contenerlos, acompañado de un hormigueo inquieto en las manos y el pecho al imaginar todas las lecturas pendientes’.

Ahora bien, es interesante también detallar los otros tres significados que también le otorgan a “amarabunta”:

  • Pasión desbordante por los libros y la lectura, reconocible por un cosquilleo interno al sostener un libro entre las manos, abrirlo por primera vez o sumergirse en sus páginas. Puede volverse crónica y no desaparece con el tiempo, sino que se expande con cada nueva historia descubierta.

  • Conjunto de lectores apasionados que, en tumulto fervoroso, se congregan en bibliotecas, librerías y clubes de lectura, entregándose al placer inagotable de las palabras y las historias.

  • Sensación de enjambre literario que recorre el cuerpo al perderse en una historia absorbente, como si un ejército de hormigas trajeran palabras y mundos nuevos hasta el alma lectora.

Todos los términos (podríamos citar muchos más), antiguos y nuevos, sirven para entender por qué celebramos el Día del Libro. Llegado el caso, si experimenta conmoción hormiguil a la vista de los libros que desea adquirir o que quiere que le regalen (todo puede ser), no se inquiete y póngale el nombre que prefiera.

The Conversation

Silvia Hurtado González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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11 términos para entender los enrevesados tentáculos de la desinformación

Ellagrin/Shutterstock

La desinformación no es un fenómeno nuevo, pero en el contexto digital se ha convertido en una amenaza compleja y en un riesgo importante para las democracias y la confianza en las instituciones.

A diferencia de otros idiomas, como el inglés, en los que se llegan a describir hasta tres términos para diferenciar sus características (malinformation, misinformation y disinformation), en español empleamos mal el concepto para describir también otros supuestos como, por ejemplo, el desconocimiento de un hecho.

Sin embargo, la falsedad, la manipulación y la tergiversación de la realidad tienen formas poliédricas que a veces, por su sutileza, resulta complejo identificar. Bajo esta premisa, once investigadores de diez instituciones distintas hemos recopilado 125 términos sobre desinformación en un capítulo de libro que forma parte de la publicación anual del Foro contra las campañas de desinformación en el ámbito de la seguridad nacional.

Antes de continuar con la lectura, nos gustaría saber si ya conocía algunos de los términos que hemos recopilado. Por eso, si nos permite la osadía, le invitamos a completar este breve test de un minuto.

Imaginará el lector que en este artículo solo podemos ofrecer una pequeña muestra, en la que hemos resumido algunas definiciones. En concreto, once:

  • Ataque mariposa. Técnica similar al astroturfing, pero con un enfoque diferente: en lugar de apoyar temas o grupos con la ilusión de un movimiento de base, se utiliza para infiltrarse, dividir y desactivar comunidades, campañas y grupos ya existentes. Nombre propuesto en 2017.

  • Cherry-picking. Falacia de prueba incompleta o de atención selectiva consistente en considerar válidos únicamente los datos o pruebas que confirman una idea o postura propia mientras se descartan las informaciones que la contradicen. También se establece cuando se defiende una opinión seleccionando solo las evidencias y argumentos que la corroboran.

  • DARVO (Deny, Attack and Reverse Victim and Offender). Su traducción literal es Negar, Atacar y Revertir Víctima y Agresor. Se trata de una técnica reactiva y manipuladora que consiste en negar la evidencia y defenderse atacando, invirtiendo las figuras de víctima y agresor. Se emplea para silenciar a personas o grupos mediante críticas y para culpabilizar a la víctima del ataque.

  • Defensa Chewbacca. Técnica de propaganda defensiva que consiste en plantear argumentos sin sentido con el objetivo de confundir al atacante o acusador. Se basa en apabullar con mentiras o falacias mediante la exposición de temas, ejemplos y asociaciones que no tienen relación alguna con el tema tratado para desviar la atención y sembrar dudas.

  • Deplatforming. Acción de retirar, limitar, bloquear o privar deliberadamente a ciertos actores el acceso de individuos, organizaciones o grupos que infrinjan políticas de uso de plataformas en línea, proveedores de servicios y servicios críticos. Esta medida está relacionada con la práctica de moderación del contenido determinando su idoneidad para un sitio, localidad o jurisdicción determinados y reduciendo su propagación e impacto.

  • Estrategia híbrida. Empleo intencionado y sincronizado de diversas acciones de tipo político, económico, social, diplomático, militar e informacional para aprovechar la vulnerabilidad de un oponente en esos distintos ámbitos –habitualmente, un país objetivo– para ejercer coerción en su toma de decisiones políticas y obtener ventaja competitiva. De forma concreta, estas estrategias pueden incluir campañas de desinformación, ciberataques, espionaje, subversión social, sabotaje y coacción económica.

  • Factoide. Creencia popular sin base factual. Afirmación o dato falso, impreciso o trivial que se convierte en un hecho supuestamente incontrovertible a raíz de su repetición en múltiples fuentes.

  • Galope de Gish (Gish Gallop). Técnica de propaganda y réplica en debates que consiste en emitir una multitud de mensajes en un corto periodo de tiempo donde la cantidad y rapidez de los argumentos prevalecen sobre su veracidad. Proviene su nombre de un creacionista llamado Duane Gish, que empleaba esta técnica contra los defensores de la teoría de la evolución.

  • Impersonation (clon, suplantación de identidad, Doppelgänger). Técnica de manipulación informativa mediante la cual se clona o se suplanta la identidad de entidades legítimas y reales como, por ejemplo, medios de comunicación, organizaciones públicas y personas con el objetivo de engañar al público y difundir información falsa o engañosa.

  • Manipulación informativa FIMI (Foreign Information Manipulation and Interference). Su traducción literal es Manipulación e Interferencia de Información Extranjera y describe un patrón de comportamiento, en su mayoría no ilegal, que tiene por objetivo amenazar o generar un impacto negativo en los valores democráticos y procesos políticos. Tal actividad es de carácter manipulador, llevada a cabo de manera intencional y coordinada por parte de actores extranjeros y sus representantes dentro y fuera de su territorio.

  • Pseudoescepticismo. Se refiere a las posturas negacionistas que se autodefinen como escépticas. No debe confundirse ni con el escepticismo inherente a la práctica científica ni con el escepticismo filosófico.

Esperamos que este pequeño recorrido sobre desinformación le haya sido útil y le invitamos ampliar esta lectura. La educación digital es, además, de un derecho, la mejor herramienta para fortalecer la resiliencia de la ciudadanía ante este desafío.

Este artículo se ha elaborado con la colaboración de Beatriz Martín García, data analyst en European External Action Service, y de un miembro del Departamento de Seguridad Nacional.

The Conversation

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Por qué no siempre es tan malo desperdiciar algo de comida en casa

Pormezz/Shutterstock

En las últimas semanas se está hablando mucho del desperdicio alimentario en España debido a la aprobación de una nueva ley. Este desperdicio en el mundo supone un tercio de todos los alimentos que se producen, lo que afecta de una manera muy importante a la huella de carbono y la huella hídrica del planeta.

En la Unión Europea se calcula que un 40 % del desperdicio alimentario se debe al consumidor y una de las principales herramientas para reducirlo es la formación, divulgación y concienciación. Pero si esta no se hace adecuadamente, puede ser contraproducente. La alimentación no es algo sencillo, ya que involucra aspectos de seguridad alimentaria y salud, hábitos de vida, hedonismo y aspectos económicos. Cuando intervenimos sobre cualquiera de estos aspectos, solemos influir en alguno de los otros.

En general, el desperdicio de alimento en los hogares se centra en tres grandes grupos. Por un lado, las sobras de distintas elaboraciones. Por otro, partes no comestibles (o con menor calidad organoléptica) de determinados alimentos. Y por último, alimentos que superan su fecha de caducidad o se estropean por distintos motivos. Vamos a analizar cada uno de ellos.

Las sobras

Una forma sencilla de reducir el desperdicio de las sobras es que no las haya. Y para eso, podemos intentar que las personas terminen todos los platos. Esta era una práctica muy habitual en España hace décadas. Nuestros mayores habían pasado épocas de hambre, y la visión de un niño rollizo era la de un niño sano.

Afortunadamente, esto ha pasado y sabemos que no es bueno, en general, forzar el consumo de alimentos cuando no se tiene hambre. Nuestras necesidades calóricas son bastante reducidas, y la ingesta media de calorías al día suele superarlas. Por lo que no debemos forzar. De hecho, comer menos nos podría ayudar a vivir más y mejor.

La solución para reducir las sobras es planificar bien las elaboraciones, teniendo en cuenta los miembros de la casa y lo que suele comer cada uno. Y consumir esta comida sobrante en las 24-48 horas de su elaboración, manteniéndola en refrigeración y calentándola en el momento de consumirla si es necesario.

Las partes no comestibles

Muchas frutas y verduras contienen partes no comestibles, como pieles, corazones, hojas duras, tallos, huesos y otras. Algo similar ocurre con carnes y pescados, en los que es necesario desechar huesos, espinas o partes concretas. Por tanto, al comprar estos productos para cocinar se suele producir un cierto desperdicio. Algunas de estas partes se pueden aprovechar para hacer un caldo o alguna otra receta. Y en algunos casos pueden ingerirse, bien directamente, como las pieles de ciertas frutas, o tras su cocinado. Pero esto no es viable en todos los casos.

Una posible solución consiste en consumir productos previamente procesados en la industria. Sin embargo, la reducción de desperdicio es engañosa, ya que aunque no se produzca en los hogares sí que se haría en la industria alimentaria, y por tanto el desperdicio en la cadena sería similar.

Estas alternativas industriales en algunos casos son alimentos mínimamente procesados. Mediante procesos físicos, como pelado o corte. Y conservados congelados o tras una cocción sencilla. Pero otras veces se trata de productos ultraprocesados, perjudiciales para nuestra salud.




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La libertad de elegir una alimentación saludable frente al negocio de los ultraprocesados


Los productos perecederos

Muchos de los alimentos frescos que compramos tienen una vida útil reducida, lo que incrementa el riesgo de que se estropeen pasado un tiempo sin consumirlos. Una posible solución para que esto no ocurra es comprar productos de larga vida útil, normalmente ultraprocesados.

La industria dispone de medios de conservación mucho más eficientes, o mejor aplicados, de los que se dispone en los hogares. Así, los procesos de congelación de la industria pueden ser mucho más eficaces que los congeladores caseros. Y la mayoría de los sistemas de pasteurización y esterilización industriales son difíciles de imitar en los hogares, al menos con la misma eficacia.

Sin embargo, para incrementar la vida útil de los alimentos también se recurre al uso de ciertos ingredientes y aditivos. Así, la utilización de conservantes en ciertos productos procesados resulta habitual. El azúcar y la sal también son muy buenos conservantes, aunque no son muy buenos para nuestra salud. Y los productos secos, con baja actividad de agua, también se conservan mejor.

En el caso del pan, los panes de molde, y los dulces, se conservan mejor que las barras. Y todavía presentan una mayor vida útil los panes secos o tostados. Pero la calidad nutricional de las barras, especialmente en el caso de que sean integrales, es algo mejor.

En definitiva, debemos seguir comprando productos frescos, ya que su consumo, y el hecho de cocinar y controlar los ingredientes utilizados, es bueno para nuestra salud. Los alimentos procesados o ultraprocesados pueden ser una ayuda puntual, pero no deben convertirse en el centro de nuestra dieta, especialmente los ultraprocesados.

¿Cuáles son las mejores soluciones?

La solución para reducir el desperdicio consistirá en un adecuado control de las compras. También en una buena gestión en el almacenamiento, teniendo en cuenta las fechas de consumo preferente o caducidad de cada producto. De esta manera podemos consumirlo o cocinarlo antes de que se estropee.

En cuanto a lo que consideramos estropear un alimento, esto puede ser muy variado. Algunos se “estropean” por un deterioro microbiano. Estos productos debemos descartarlos bien cuando se alcanza la fecha de caducidad, bien cuando observamos el crecimiento microbiano. Los peligros a los que nos exponemos son variados, pero ciertos microorganismos, como los mohos, pueden generar micotoxinas, que no suelen producir efectos negativos a corto plazo, pero sí lo hacen a largo plazo. También se pueden desarrollar bacterias patógenas causantes de enfermedades.




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¡Alerta, micotoxinas! Se acabó lo de quitar solo la parte con moho de los alimentos


Otros productos se “estropean” por una pérdida de aromas o cambios en su textura. Los productos que llegan al final de su vida útil suelen indicar lo que se considera fecha de consumo preferente. Y es importante diferenciarla de la fecha de caducidad. Cuando un alimento supera la fecha de consumo preferente es perfectamente comestible, o al menos su consumo no comporta riesgo para nuestra salud.

Muchos de los productos que se estropean por causas físicas pueden consumirse directamente pasada la fecha de consumo preferente. En otros casos puede ser conveniente transformarlos mediante técnicas culinarias. Así, una fruta que ya no está tan crujiente o firme puede destinarse a elaborar zumos, purés u otros productos sin pérdida de calidad. El pan correoso se puede tostar. Incluso el pan duro se puede triturar y utilizar en distintas recetas.

Siempre es bueno reducir el desperdicio alimentario, especialmente para la salud del planeta. Pero las soluciones deben tener en cuenta otros aspectos, como nuestra salud, los costes e incluso cómo lo planteamos en casa e involucramos a toda la familia.

The Conversation

Manuel Gómez Pallarés recibe fondos de la Unión Europea a través del programa Interreg POCTEP 21-27, y en concreto del proyecto TransCoLab PLUS.

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La UVa regresa a centros de Secundaria con la investigación puntera de sus doctorandos en Three Minute Thesis

La UVa regresa a centros de Secundaria con la investigación puntera de sus doctorandos en Three Minute Thesis

Personal investigador tiene el reto de presentar su trabajo de al menos tres años en 180 segundos entre el 31 de marzo y el 2 de abril

La final local del concurso se celebra en la Academia de Caballería el 29 de abril

El concurso de divulgación científica Three Minute Thesis (3MT) cumple su octava edición en la Universidad de Valladolid (UVa). 35 investigadores predoctorales de la institución trasladan a tres institutos de Educación Secundaria de la capital sus trabajos académicos. Tienen un reto por delante: tardarían 9 horas en presentar una investigación como las suyas, de unas 80 000 palabras, pero solo disponen de 180 segundos. La Escuela de Doctorado (EsDUVa) y la Unidad de Cultura Científica y de Innovación (UCC+I), en colaboración con el Consejo Social, coorganizan el certamen en la Universidad de Valladolid.
Las tres jornadas eliminatorias comienzan a las 09.00 horas. La primera, el lunes 31 de marzo en el IES Zorrilla (plaza de San Pablo, 3). La segunda, el martes 1 de abril en el IES La Merced (calle de la Merced, 8). La tercera, el miércoles 2 en el IES Juan de Juni (avenida Santa Teresa, 30). El jurado, conformado por distintos representantes sociales, económicos, políticos y culturales, evalúa y selecciona a los participantes que pasan a la final por cada fase.
La gran final del concurso, gratuita y abierta al público, se celebra el 29 de abril en la Academia de Caballería del Ejército de Tierra (paseo de Zorrilla, 2), gracias a la colaboración con dicha institución. La dinamización del acto corre a cargo de las representantes de Ciencia en el 109. Los tres primeros clasificados reciben una dotación económica y se clasifican para la final autonómica. Además, se otorga un premio del público.

Concurso 3MT

¿Qué es Three Minute Thesis?
Como su nombre indica, Three Minute Thesis (3MT) consiste en la exposición en solo tres minutos de todo el trabajo investigador realizado durante una tesis, que suele suponer varios años de estudio, esfuerzo y búsqueda de resultados. El concurso, por lo tanto, supone todo un reto para los estudiantes de programas de doctorado de la Universidad de Valladolid, ya que tienen que presentar de forma clara y concisa, y utilizando solamente recursos de la oratoria y la retórica, las hipótesis, los objetivos y conclusiones generales de su tesis doctoral. Para ello, los participantes se preparan previamente para presentar de manera atractiva sus trabajos en el exiguo margen de tiempo del que disponen. El evento, además, propicia que diferentes públicos, tanto preuniversitarios como generales, puedan acceder a algunos de los trabajos de investigación que se desarrollan en el seno de la Universidad de Valladolid a través de esta actividad divulgativa.

 

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Ley de desperdicio alimentario: avanza por el buen camino, pero es poco concreta

ArieStudio/Shutterstock

En España, el Congreso de los Diputados ha aprobado este jueves el Proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario.

El desperdicio alimentario indica un funcionamiento ineficiente del sistema alimentario, y más teniendo en cuenta que parte de la población mundial sigue pasando hambre. Analicemos la norma para comprobar si realmente plantea soluciones a este importante problema.

La concienciación no es suficiente

El desperdicio alimentario supone un gasto en tierras, agua, insumos, personal y, en definitiva, dinero, innecesario. Y contribuye de manera importante a la huella de carbono y la huella hídrica del sistema agroalimentario. Todos estos puntos están bien expuestos en el preámbulo del proyecto de ley.

En la segunda parte del preámbulo se indican las acciones que se han llevado a cabo a nivel internacional y nacional. Una de las labores más importantes es la cuantificación del desperdicio generado, lo que puede medir la efectividad de las medidas propuestas en un futuro.

Lamentablemente, algunos de los datos provienen de encuestas, y las encuestas pueden presentar problemas de fiabilidad, especialmente cuando existen posibles intereses.

Lo que sí que parece claro es que en la cadena de transformación, distribución y consumo, el mayor desperdicio se produce en los hogares (40 %) y la industria transformadora (40 %), y en menor proporción en la restauración (15 %) y distribución (5 %). Y que las estrategias para reducir este desperdicio deben ser distintas en cada caso.

También se reconoce en este preámbulo que las acciones llevadas a cabo hasta el momento no han tenido el impacto esperado, especialmente entre los consumidores.

Siempre es bueno que la Administración reconozca que no se han conseguido ciertos objetivos, porque es necesario conocer la efectividad de las medidas para continuarlas, eliminarlas o modificarlas.

Tras esta realidad se afirma que no es suficiente la concienciación, y que hace falta acompañarla de reformas estructurales en la cadena.

Es beneficioso que se plantee la necesidad de reformas de más calado, a la vista de los resultados previos obtenidos, si van acompañadas, como indica el proyecto, de ayudas financieras y de la implicación de la Administración. Aunque esto deberá concretarse con posterioridad.




Leer más:
¿Quienes son los responsables del desperdicio de alimentos?


Definiciones poco concretas

Aunque se hace un esfuerzo por aclarar términos, en la norma existen algunas definiciones poco concretas.

Así, por ejemplo, se define “despilfarro alimentario” como la parte de un alimento destinada a ser ingerida por el ser humano y que termina desechada como residuo. Pero en este caso no queda claro si productos como el salvado de los cereales o las pieles de las frutas, que pueden ser consumidas por el ser humano, pero muchas veces no se tratan como tales, supondrían un desperdicio. Aunque es normal en un documento tan largo que queden algunas indefiniciones que deban aclararse con posterioridad.

Reducir el desperdicio en la industria agroalimentaria

Uno de los puntos importantes es el establecimiento de prioridades, que coinciden con las que proponen otros organismos internacionales.

Así, se indica que la prioridad será la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario incorporando los productos agrarios o alimentarios que siguen siendo aptos para el consumo humano en otros productos alternativos para dicho consumo. En caso de no ser posible, se puede proceder a la donación o redistribución para consumo humano. Y si esto no es posible, a alimentación animal, y en última instancia, a la obtención de compost o valorización energética (biogás o combustible).

Pero la realidad es que una gran parte del desperdicio generado en la industria se destina en la actualidad a compostaje, valorización energética o a alimentación animal. Para incrementar su potencial uso en alimentación humana son necesarios varios pasos.

Por una parte, es preciso asegurar la seguridad alimentaria de estos desperdicios, introduciéndolos en los sistema de aseguramiento de la calidad. También hace falta disponer de sistemas para estabilizar estos desperdicios, ya que normalmente son productos húmedos y que se deterioran con facilidad. Por tanto se precisan sistemas de secado y molienda, u otros sistemas de conservación. Estos sistemas se pueden implantar en las propias empresas o en empresas auxiliares.

Por último, hay que cambiar la mentalidad tanto de inspectores de sanidad como de consumidores que siempre han visto a estos desperdicios como fuente de problemas o de fraude.

La realidad es que estos desperdicios suelen contener nutrientes muy interesantes, y pueden ayudar a la mejora nutricional de los productos en los que se incorporen, siempre cumpliendo con los sistemas de aseguramiento de la calidad. El reto suele ser conseguir una buena calidad organoléptica. Pero ya hay muchos ejemplos en el mundo que nos pueden servir de inspiración.




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Cómo reducir el desperdicio alimentario


Cadena de distribución

Las empresas de distribución pueden optar por muchas medidas, pero la mayoría de ellas son voluntarias. Esto puede responder al esfuerzo ya realizado y al bajo porcentaje de desperdicio identificado en las mismas. Pero el conjunto sigue siendo elevado y hay que seguir trabajando en la reducción.

Restauración

En el caso de la restauración, se hace una apuesta clara por facilitar que los consumidores puedan llevarse la sobras a casa. No solo disponiendo de los recursos, sino también informando de la posibilidad.

Esta práctica, más extendida en otros países, todavía es minoritaria en España, aunque se ha incrementado en los últimos años. Y sin duda puede reducir el desperdicio alimentario en este tipo de establecimientos.

Consumidores

En cuanto al desperdicio en los hogares, se dedica un capítulo entero a la racionalización de las fechas de consumo preferente.

Muchos consumidores no diferencian entre fechas de consumo preferente y de caducidad y descartan productos que son aptos para consumir, aunque hayan podido modificar ligeramente alguna característica organoléptica.

Es necesario trabajar para informar adecuadamente sobre las diferencias entre ambas fechas. Pero como se indica en el proyecto, también hace falta prolongar lo máximo posible la vida útil de los alimentos para reducir el desperdicio. Esto se puede lograr mediante la investigación.

Pero también es imprescindible que las empresas no utilicen esta información para lograr una mayor rotación de sus productos, aunque estos puedan durar algo más de lo que indica el etiquetado.

El papel de la Administración

Las obligaciones de las Administraciones son muy variadas, pero poco concretas. Aunque se habla de planes para formar, divulgar, promover y apoyar la investigación, estos aspectos deben concretarse.

Es muy interesante que se plantee la obligación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de medir y analizar el desperdicio. Y no solo medirlo, sino publicar, al menos anualmente, los datos correspondiente a todos los eslabones de la cadena. Esta información será de gran utilidad para verificar la eficacia de las medidas y para otros organismos que realicen actividades específicas.

En definitiva, se trata de una ley encaminada en la buena dirección, necesaria, bien documentada, pero poco concreta en la mayoría de las medidas. Por tanto, establece un buen marco para desarrollar acciones efectivas.

No obstante, la eficacia de este proyecto dependerá de medidas concretas. Y para conocer esta eficacia y potenciar medidas, o impulsar algunas nuevas, deberá existir una adecuada monitorización del desperdicio alimentario en toda la cadena, algo que en principio se contempla. Y esta monitorización no debe quedarse en una simple cuantificación del desperdicio alimentario, sino que debe incluir a qué se destina en cada caso. Especialmente en el caso de la industria alimentaria, es necesario conocer el panorama actual en la cadena de prioridades para valorizar estos desperdicios, e intentar mejorarlo.

The Conversation

Manuel Gómez Pallarés recibe fondos de la Unión Europea a través del programa Interreg POCTEP 21-27, y en concreto del proyecto TransCoLab PLUS.

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Cómo el fútbol condiciona la masculinidad y las relaciones de género en los colegios

Dmitrii Rud/Shutterstock

En muchos patios de colegios, el fútbol no es solo un juego; es un fenómeno social que define relaciones, exclusiones y, sobre todo, masculinidades, ya que son mayoritariamente los niños, y no las niñas, los que dedican el recreo a este deporte.

En algunos países europeos (por ejemplo, Alemania y Escocia), el fútbol tiene protagonismo en el tiempo de recreo, aunque por lo general los espacios escolares se organizan de tal manera que se ofrezcan diferentes alternativas de ocio.

En España y en otros países latinoamericanos (hemos recogido experiencias de países como Chile, Colombia y Costa Rica), ocurre que el fútbol es el juego principal y, en algunos casos, prácticamente exclusivo, ocupando los espacios centrales y dejando poco margen para formas alternativas de juego y deporte, sobre todo en escuelas que cuentan con recursos económicos más limitados para opciones de ocio.

A simple vista, nada que objetar: es un deporte de equipo que permite a los escolares disfrutar del aire libre, hacer ejercicio y construir relaciones. Pero ¿qué significa que un niño solo tenga esta alternativa de cara a la construcción de su identidad? ¿Cómo influye en sus relaciones y en las expectativas sociales el hecho de definirse, en el patio, como un niño que juega al fútbol o uno que no? ¿Cómo le marca en otros aspectos de su vida su papel dentro del juego?

Hemos analizado a lo largo de ocho cursos académicos si el fútbol en los patios escolares refleja o refuerza dinámicas de poder, inclusión y exclusión. Y hemos podido comprobar que, más allá del balón, este deporte actúa como un escenario donde se negocian y afirman roles de género, y donde no jugar significa, muchas veces, quedarse al margen.

Cómo el fútbol monopoliza el patio

Uno de los aspectos más valiosos de nuestra investigación es su carácter longitudinal: hemos acompañado a varios niños desde los 3 hasta los 10 años, observando cómo sus experiencias con el fútbol han evolucionado a lo largo del tiempo. Este seguimiento nos ha permitido identificar distintos tipos de trayectorias en su relación con este deporte y, sobre todo, cómo el fútbol en el recreo contribuye a la construcción de la masculinidad.

Desde muy pequeños, los niños empiezan a interiorizar que el fútbol no es solo un juego, sino un espacio de validación social. Al inicio de la Educación Infantil (3-5 años), constituye una actividad más dentro de un abanico diverso de juegos: los niños corren, construyen, imitan, exploran.

Sin embargo, al entrar en Educación Primaria (6 años), el fútbol comienza a monopolizar el recreo, y con ello surge una presión silenciosa: jugar se convierte en un requisito casi obligatorio para formar parte del grupo masculino.

Estrategias de los niños ante el fútbol

Hemos observado distintas formas en las que los niños lidian con esta imposición. Algunos, como Daniel, encuentran en el fútbol una pasión que les da identidad, pero también una fuente de tensiones: la necesidad de destacar, el miedo a la burla si fallan un pase, la competencia constante.

Otros, como Juan, lo utilizan como una herramienta de integración: quizás no les apasiona tanto, pero entienden que jugar les permite hacer amigos y sentirse parte del grupo.

Nuestro último caso es el de Pablo. Se trata de un niño sociable y querido a quien el fútbol no le interesa. A veces siente que el balón no solo ocupa el espacio físico del patio, sino también la atención y la dinámica del grupo. Prefiere otras formas de juego, pero ve cómo sus amigos terminan sumándose al fútbol para no quedarse fuera, y teme que, con el tiempo, pueda quedarse solo.

Más que desinterés, su rechazo es también una forma de resistencia: no se siente cómodo con la agresividad y la presión que rodean el juego en el recreo. Su historia refleja cómo, en un entorno donde el fútbol domina, quienes no juegan pueden quedar relegados a un segundo plano.




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¿Cómo eligen los niños a sus amigos?


Escuela de masculinidad

El recreo es mucho más que un tiempo de descanso: es un escenario donde se ensayan y refuerzan los códigos de lo que significa “ser un niño”. Y en gran parte de los colegios, el fútbol constituye la actividad que organiza ese aprendizaje. Para muchos, jugar bien a este deporte equivale a tener estatus y ser reconocido por los demás. Los niños aprenden que la masculinidad está ligada a la competitividad, la resistencia física y la necesidad de imponerse sobre el rival. Los que no encajan en esta dinámica corren el riesgo de ser etiquetados como “débiles” o “poco masculinos”.

Pero lo más significativo no es solo lo que ocurre dentro del campo, sino lo que sucede alrededor. El fútbol en el recreo actúa como un mecanismo de inclusión y exclusión: hay quienes tienen derecho a jugar y quienes no; quienes son líderes y quienes son suplentes; quienes mandan y quienes deben conformarse con mirar. Es un espacio de jerarquización masculina, donde las reglas no solo determinan el marcador, sino también la posición social dentro del grupo.




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Un juego jerárquico y excluyente

En nuestras observaciones, hemos detectado varias razones por las que el fútbol es protagonista del ocio masculino infantil. Por un lado, muchos escolares asumen que es el “juego natural” de los chicos, lo que deja fuera tanto a las niñas como a aquellos niños que, por falta de interés o habilidad, no se sienten cómodos en ese entorno.

Por otro lado, el diseño del patio refuerza esta dinámica: el fútbol ocupa los espacios centrales, dejando a quienes no juegan en los márgenes. Además, su estructura competitiva establece jerarquías donde destacar en el juego otorga reconocimiento social, lo que empuja a muchos niños a participar para no quedar excluidos.

La influencia cultural también juega un papel clave: el fútbol está presente en la familia, los medios y la sociedad, reforzando la idea de que es el lenguaje común entre los niños y un símbolo de pertenencia. Así, no jugar puede significar quedar en una posición secundaria en la vida social del recreo.

En el caso de las niñas, cuando intentan jugar, suelen ser relegadas a posiciones secundarias (como porteras) o directamente ignoradas.

Un cambio de cultura futbolística

Hay escuelas que ya han empezado a equilibrar la preponderancia de este deporte con estrategias sencillas: partidos mixtos con reglas que fomenten la participación de todos, “días sin fútbol” que permitan que otros juegos tengan protagonismo, o una mejor distribución del espacio para que no todo gire en torno al balón. También es importante revisar cómo se organizan los equipos, evitando que siempre sean los mismos quienes eligen y quienes quedan fuera.

Pero el cambio no es solo estructural, también es cultural. Si queremos que el fútbol deje de ser una fuente de exclusión, hay que trabajar con los niños para que lo vivan de otra manera: con menos agresividad, más respeto, más cooperación. El juego limpio y la empatía son valores que se pueden reforzar desde la escuela para que la cancha sea un espacio de encuentro, no de rivalidad extrema o de marginación.

Para ello hace falta que los educadores y responsables políticos se impliquen: que reconozcamos el impacto que tienen estas dinámicas en la formación de los niños y exploremos alternativas que permitan que todos los escolares se sientan incluidos, competentes y valorados. Sobre todo, debemos cuestionar la idea de que jugar al fútbol (o jugar bien al fútbol) es una condición para formar parte del grupo.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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El clima de odio contra la AEMET: una tormenta de desinformación (muy calculada)

Roman Samborskyi/Shutterstock

La Agencia Estatal de Meteorología en España (AEMET) ha sido objeto de una creciente ola de insultos y amenazas en sus redes sociales. Esta hostilidad se ha intensificado en los últimos años, vinculada a la proliferación de teorías de la conspiración y desinformación que niegan el cambio climático.

No es un fenómeno aislado en España –y que vimos agravado durante la dana que afectó a parte de España en octubre de 2024–: en países como Estados Unidos, los meteorólogos sufren situaciones similares, especialmente tras eventos climáticos extremos como los huracanes como Helene y Milton.

Estas campañas de odio y desinformación no solo afectan a la integridad y seguridad de los profesionales de la meteorología, sino que también socavan la confianza pública en las instituciones científicas.

La difusión de teorías conspirativas, como la de los chemtrails (aviones que supuestamente fumigan para cambiar el clima y provocar sequías), ha llevado a que los meteorólogos sean acusados falsamente de manipular el clima, recibiendo por ello amenazas directas a su integridad física.

La estrategia que está detrás: la “lluvia fina”

Las campañas de odio y desinformación contra la Agencia Estatal de Meteorología, según se muestra en el trabajo publicado recientemente en la revista Social Inclusion, se articulan mediante acciones meticulosas que buscan erosionar la confianza en la ciencia y las instituciones.

Una de las tácticas empleadas es la denominada “lluvia fina”, que consiste en la difusión constante y sutil de mensajes falsos o distorsionados para influir en la percepción pública. Esta técnica se basa en la repetición persistente de desinformación, logrando que, con el tiempo, las personas internalicen estas falsedades como verdades.

En este contexto, los llamados “nanoinfluencers” desempeñan un papel crucial. Aunque son perfiles que cuentan con unas audiencias más reducidas en plataformas como X (anteriormente Twitter), su cercanía y credibilidad les permiten amplificar mensajes conspiranoicos que logran una gran difusión en las redes con el apoyo de los algoritmos. Paralelamente, las granjas de trolls y los bots automatizados se dedican a generar y propagar contenido hostil y desinformativo, creando una apariencia de consenso y validación social.

Esta combinación de actores y tácticas facilita el “cultivo de activos ignorantes”, es decir, individuos que, sin ser conscientes de ello, se convierten en propagadores de desinformación, contribuyendo a la erosión de la confianza en entidades científicas como la AEMET.

En el trabajo publicado en Social Inclusion se denuncia un porcentaje significativo de mensajes con contenido de odio dirigidos hacia la AEMET, impulsado por teorías conspiranoicas y negacionistas.

Alrededor del 25 % de los textos analizados contenía hostilidad en grados variados. Esto indica que una parte considerable de la conversación online sobre la agencia está marcada por emociones negativas, que van desde insultos a ataques a la integridad profesional de los científicos y meteorólogos.

El impacto de este tipo de mensajes va más allá del mero daño emocional o personal a la AEMET y a sus profesionales, dado que este discurso del odio genera un clima desinformativo que contribuye a la erosión de la confianza en estas entidades, lo que termina por desencadenar un escepticismo generalizado hacia la ciencia. Este tipo de desconfianza puede derivar en consecuencias graves, como la falta de preparación ante emergencias climáticas o la indiferencia ante alertas meteorológicas críticas.

Por otra parte, el análisis de los mensajes muestra que una gran parte del odio hacia la AEMET está vinculado a la difusión de teorías de conspiración, especialmente aquellas relacionadas con la geoingeniería y los chemtrails. Estas narrativas, que alegan que la agencia meteorológica y otras instituciones científicas manipulan el clima con fines oscuros han sido promovidas por ciertas comunidades en línea movidas por unos intereses muy concretos.

Los mensajes que mencionan estas teorías –y que ganan visibilidad gracias a los algoritmos– no solo desinforman, sino que también generan un entorno marcado por el odio, la radicalización y el rechazo de la evidencia científica.

¿Quiénes están detrás?

Desacreditar instituciones científicas como la AEMET puede ser útil para ciertos movimientos que buscan consolidar poder e influencia. Cuando la población deja de confiar en fuentes oficiales, es más fácil que se adhiera a discursos alternativos que esos grupos promueven. De este modo, la desinformación se convierte en una herramienta eficaz para manipular la opinión pública, frenar avances científicos y socavar la confianza en instituciones clave para la sociedad.

Erosionar la confianza en la ciencia y las instituciones no es, por tanto, un fenómeno espontáneo, sino una estrategia con objetivos y actores concretos. El discurso de odio hacia la AEMET no es solo una manifestación aislada de hostilidad, sino parte de un problema más amplio relacionado con la desconfianza hacia la ciencia y la difusión de teorías conspirativas generadas por un interés desinformativo.

Abordar estos problemas requiere una combinación de esfuerzos: mejorar la comunicación científica, fortalecer la moderación de contenido en las plataformas de redes sociales y promover una cultura de diálogo respetuoso y basado en la evidencia. Solo con una respuesta colaborativa y bien fundamentada se podrá mitigar el impacto del odio y la desinformación en las instituciones científicas, protegiendo así su integridad y credibilidad en el futuro.

The Conversation

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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¿Por qué ya no vamos a la taberna sino a la vinoteca? El rico vocabulario del vino y la vid

Dolores Giraldez Alonso/Shutterstock

El mundo del vino ocupa una parte importante de nuestro patrimonio cultural inmaterial. Más allá de su valor económico y gastronómico, el vino está presente en nuestro idioma. Desde refranes: “Con pan y vino se anda el camino” o “Vino con queso sabe a beso” a canciones como la que popularizó Manolo Escobar que decía: “Viva el vino y las mujeres”. Rafael Farina cantaba al “vino amargo el que bebo, (…) vino amargo que no da alegría” y Estopa “soy como un vino tinto, que si me tomas en frío engaño, y con los años me hago más listo”.

El vino está presente en la mayoría de eventos (institucionales, familiares o sociales) y en la religión cristiana la sangre derramada por Jesucristo es representada por esta bebida. Es decir: en el colectivo popular está presente la cultura vitivinícola de una u otra forma.

El vino y su mundo en nuestro idioma

Como no podía ser de otra manera, el mundo del vino está muy presente en nuestra lengua. Estudiar, recuperar, analizar y enseñar la gran variedad de léxico existente consecuencia de la presencia de viñas por todo el territorio nacional es lo que hacen los expertos detrás del Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía (ALEA), por ejemplo, que en 2023 cumplió 50 años de existencia.

En este medio siglo las transformaciones socioeconómicas, el desarrollo tecnológico o el de las comunicaciones han influido e influyen en la aparición y desaparición de términos. En el ALEA podemos observar todos estos cambios y cómo algunos términos desaparecen o sufren modificaciones en función del área geográfica en que se usan. Esto es lo que hemos investigado en un reciente trabajo de campo.




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Usos locales de palabras

Pese a la ubicuidad del vino y del mundo entorno al cultivo de la uva, es curioso comprobar que existen términos específicos que son locales. Por ejemplo, la palabra “mayetos” se usa en el municipio onubense de La Palma del Condado (cuya producción vinícola pertenece a la denominación de origen de Condado de Huelva) para referirse al grupo de jornaleros que vendimian una propiedad. Sin embargo, ese término es desconocido en el territorio zamorano y salmantino que abarca la denominación Arribes del Duero.

Por el contrario, el término “corvillo” (instrumento con forma de hoz pequeña para cortar los racimos de uvas) se usa en las tierras que ocupan las denominaciones de origen de Arribes, pero en la localidad onubense no es conocido.

También existen palabras que se emplean en todas las zonas pero con significados diferentes. La palabra “capachos” se refiere en La Palma del Condado a un tipo de cesta de esparto empleada en la recogida de la uva. Sin embargo, en Fermoselle (municipio zamorano con la denominación de origen de Arribes del Duero) designa un apero redondo de esparto para la elaboración de aceite.

Un capacho, en La Palma del Condado (Huelva).
Wikimedia Commons, CC BY
Un capacho, en Fermoselle, Zamora.
El cortijuelo de San Benito.

El término “yema”, para referirse a los brotes de la vid, se usa por igual en todas las zonas.

Comemos los ‘babos’ y dejamos el ‘escobajo’

Los caprichos dialectológicos hacen que los “granos de uva” o “uvas” se conozcan en Fermoselle como “babos”. Entre las definiciones encontradas en la RAE para este término, ninguna se relaciona con el contexto vitivinícola, aunque sí aparece en el Diccionario de las Hablas Leonesas y se asocia a la zona del Bierzo (León) y a Salamanca, pero no a regiones zamoranas.

¿Se han parado alguna vez a pensar si existe una manera de referirse a lo que queda de un racimo de uvas cuando nos las hemos comido todas? En el ALEA tenemos “escobajo”, mientras que en el municipio onubense aparece “gabado”. Por su parte, la forma usada en Fermoselle es “cascabujo”, término que no consta en los diccionarios.


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La forma más similar encontrada es “cascabullo” que está asociado al cascabillo de la bellota. No obstante, tanto “babo” como “cascabujo” muestran vitalidad en la localidad zamorana, ya que son ampliamente conocidos por los habitantes del municipio.




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¿Se acabaron las tabernas?

Algo que hemos podido comprobar en nuestra investigación es que el término “taberna” comienza un proceso de mortandad en ambas zonas, en favor del vocablo “vinoteca”, término que resulta más moderno y chic para nuestra sociedad, a pesar de las diferencias connotativas de los dos términos.

Otra palabra que está cayendo en desuso es “zarcillo”, que es esa parte fina y alargada, en forma de tirabuzón, que las plantas desarrollan en sus extremos para agarrarse: en La Palma del Condado es desconocida y, en su lugar, aparece “tijereta”. Por su parte, en Fermoselle los habitantes se muestran dubitativos ante ese término reflejado en el ALEA.

Un ‘zarzillo’, palabra casi en desuso.
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Partiendo del ALEA, otros términos que también han desaparecido o están en proceso de mortandad en estas dos zonas son “postura” o “vid nueva”, que están dando paso al vocablo “majuelo” para hacer referencia a una vid o a una viña nueva; “granillo/a” para referirse a las uvas no maduras en un racimo que ya ha madurado; o “espita” en La Palma del Condado y “canilla” en Fermoselle, dos términos que se refieren al grifo de madera del que disponen los toneles o cubas.

Cambios vertiginosos

Comprobar la velocidad a la que el léxico dialectal del ALEA se actualiza nos demuestra el impacto del mundo globalizado en el que vivimos, el constante movimiento de personas y los avances tecnológicos. Todo esto tiene el efecto inevitable en la lengua de perder singularidades de vocabulario y volverse más estandarizada. También que se introduzcan términos nuevos constantemente mientras otros muchos caigan en desuso, y por tanto, en el olvido.

Como escribía Alfonsina Storni en su poema Adiós: “Las cosas que mueren jamás resucitan / las cosas que mueren no tornan jamás (…)”. El objetivo de artículos como este es que, de alguna manera, esos términos tan particulares de las zonas no caigan en el olvido y desaparezcan para siempre, porque eso quiere decir que perdemos parte de ese patrimonio cultural inmaterial que nos caracteriza y enriquece. Aquí quedan escritos: ojalá esto ayude a que perduren un poquito más en el tiempo. ¡A su salud!

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.