El absentismo por baja laboral supone un sobrecargo de 3000 millones para las arcas públicas
Economistas de la Universidad de Valladolid desarrollan una metodología para estimar cuándo se alarga el permiso más allá de la recuperación fisiológica en un accidente en el trabajo
En una baja laboral por accidente, puede ocurrir que quien la padezca no se incorpore inmediatamente a su puesto de trabajo y alargue más de lo estrictamente necesario este periodo de recuperación. Esta acción tiene un coste que repercute, al final, en la economía del Estado, dado que en España esta cobertura se realiza a cargo de la Seguridad Social. Economistas de la Universidad de Valladolid en el campus María Zambrano de Segovia han desarrollado una metodología que estima tanto el coste de este tipo de absentismo como el momento en el que se produce tal comportamiento oportunista. El equipo investigador calcula que de los 26 días de media, los once y medio finales corresponderían a una prórroga innecesaria y atribuye un sobrecoste de unos 3000 millones de euros para las arcas públicas entre 2005 y 2013 por la asunción de este riesgo moral.
Un riesgo moral es aquel que una parte asume a su favor cuando tiene más información que la otra en un contrato. Un ejemplo es el del contratante de un seguro sanitario. Generalmente, la persona asegurada tiene más información que su compañía respecto a su propio estado de salud, por lo que está en ventaja a la hora de negociar las condiciones. El equipo de investigación del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Valladolid aplicó este concepto para estudiar las bajas por accidente laboral en España. “Podemos dividir este periodo de recuperación en dos partes, el relativo a la recuperación de la lesión en sí, y el del riesgo moral que puede asumir el afectado para prolongar el periodo de restablecimiento”, explica Ángel Luis Martín Román, responsable de la investigación.
El coste de la duración del riesgo moral está estudiado en economías como la estadounidense o las escandinavas, pero apenas se ha tratado desde un punto de vista de la economía positiva en España. El trabajo de investigación ha sido publicado recientemente en la revista European Journal of Health Economics.
Ocurrencia y duración
El equipo científico recabó datos de las situaciones de incapacidad temporales registradas en la Seguridad Social entre los años 2005 y 2013. La Ley General de la Seguridad Social establece dos tipos de bajas, vinculadas o no al trabajo. Las bajas por accidente laboral suceden cuando la persona trabajadora no puede acudir a su puesto de forma temporal por una lesión o enfermedad profesional. En el caso de las segundas, el trabajador asegurado percibe desde el primer día el 75 por ciento de la base reguladora y tiene garantizada la asistencia sanitaria y los tratamientos necesarios para recuperar su estado de salud. Los accidentes de trabajo son muy variables, incluyen daños físicos como contusiones, heridas, fracturas óseas e incluso amputaciones, pero también psicológicos como traumas.
Los datos del ministerio de Empleo sirvieron como variables en una fórmula y así conocer la duración ideal de cada tipo de baja por accidente. “Se realizaron comparaciones de las bajas estadísticamente similares y, a partir de un análisis denominado de frontera estocástica, se estableció el límite de tiempo que lleva la recuperación de cada tipo de baja. A partir de este mínimo, se puede estimar el riesgo moral asumido por parte del asegurado, este tipo de absentismo”, explica Martín Román.
Resultados
El análisis llevado a cabo con datos de entre 2005 y 2013 lleva a los investigadores a afirmar que de los 26 días de media que dura una baja por accidente laboral, alrededor de 11,5 días corresponden a un comportamiento oportunista del trabajador. Trasladado a costes económicos, los economistas establecen que cerca del 45% de los costes es atribuido a una prolongación más allá del límite ideal de la recuperación de las lesiones. En ese periodo de tiempo, se destinaron un total de 6920 millones de euros para retribuir estas ausencias del trabajo por motivos de salud. Alrededor de 3000 millones, según el cálculo del equipo de Análisis Económico, se podrían atribuir a comportamientos absentistas. “Las medidas de política económica podrían ser más efectivas para reducir este coste, dado que estamos hablando de dinero público”, remarca Martín Román.
El periodo de estudio abarcó tanto un periodo de crecimiento económico, como la explosión de la crisis. Aunque el coste de las bajas se redujo en los peores años como consecuencia también de la reducción del número de empleados, los investigadores se sorprendieron al observar que el absentismo por baja laboral también aumentó. “Lo interpretamos en un marco de precariedad, marcado por los trabajos temporales. En este contexto, esta ayuda social podría servir para mantener unos ingresos a los trabajadores”, resume el investigador principal.
Previamente, el equipo de economistas había descrito patrones entre hombres y mujeres, y entre trabajadores locales y foráneos respecto a estos periodos retribuidos de recuperación. “En el caso de las mujeres, se observa una menor ocurrencia de bajas laborales por accidente, pero de mayor duración, que atribuimos a que suelen emplearse en puestos con menos riesgos físicos. En el sector del transporte de mercancías, por ejemplo, suceden más accidentes de tráfico que en otros ámbitos, y es mayoritariamente ocupado por hombres”. En el caso de los trabajadores inmigrantes, ocurren menos bajas y son de duración más corta que los nacionales, según los trabajos de la Universidad de Valladolid.
Bibliografía
Ángel Martín-Román, Alfonso Moral, ‘A methodological proposal to evaluate the cost of duration moral hazard in workplace accident insurance’. European Journal of Health Economics (2017) 18: 1181-1198. DOI: http://10.1007/s10198-017-0878-6