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La guerra a gran escala pudo llegar a Europa 1000 años antes de lo pensado

La guerra a gran escala pudo llegar a Europa 1000 años antes de lo pensado

Una investigadora de la UVa identifica una mayor exposición a la violencia en un enterramiento múltiple datado hace 5000 años en Laguardia (Álava)

Las lesiones que presentaban algunos de los restos óseos de los más de 300 individuos excavados en el yacimiento de San Juan ante Portam Latinam (Laguardia, Álava), datado hace 5000 años, sugieren que muchos de los individuos pudieron ser víctimas de un periodo de guerra, ocurrido más de 1000 años antes que el conflicto a gran escala más antiguo conocido en Europa. El estudio, liderado por la investigadora de la Universidad de Valladolid Teresa Fernández Crespo y publicado en Scientific Reports, indica que tanto el número de individuos con lesiones óseas como el porcentaje desproporcionadamente alto de varones afectados sugieren que las lesiones fueron consecuencia de un periodo de conflicto, que pudo durar al menos meses. En el estudio han participado, además, las universidades de Aix-Marsella (Francia), Cantabria, País Vasco y Oxford (Reino Unido).

Los conflictos durante el Neolítico europeo (hace aproximadamente entre 9000 y 4000 años) siguen siendo poco conocidos. Las investigaciones anteriores sugerían que estos consistían en incursiones cortas que no duraban más de unos días y que involucraban pequeños grupos de hasta 20-30 individuos, por lo que se suponía que las sociedades prehistóricas carecían de la capacidad logística para sostener conflictos largos y a gran escala. Anteriormente se pensaba que los primeros conflictos de este tipo en Europa se produjeron durante la Edad de Bronce (hace aproximadamente entre 4000 y 2800 años).

Cráneo con impacto. Autora: Teresa Fernández Crespo

Teresa Fernández Crespo y sus colegas reexaminaron los restos óseos de 338 individuos en busca de lesiones cicatrizadas y no cicatrizadas. Todos los restos procedían de un único enterramiento colectivo en un abrigo bajo roca de la Rioja Alavesa, en el norte de España, datado por radiocarbono hace entre 5400 y 5000 años. En el mismo yacimiento también se habían descubierto 52 puntas de flecha de sílex y, según investigaciones anteriores, 36 de ellas presentaban huellas de impacto. Los autores descubrieron que el 23,1% de los individuos presentaba lesiones esqueléticas, y el 10,1% heridas sin cicatrizar, porcentajes sustancialmente superiores a las tasas de lesiones estimadas para la época (7-17% y 2-5%, respectivamente). También descubrieron que el 74,1% de las lesiones no cicatrizadas y el 70,0% de las lesiones cicatrizadas se presentaban en varones adolescentes o adultos, una tasa significativamente mayor que en las mujeres, y una diferencia que no se había observado en otros yacimientos neolíticos europeos interpretados como masacres.

La tasa global de lesiones, la mayor tasa de lesiones entre los varones y las huellas de impacto observadas anteriormente en las puntas de flecha sugieren que muchos de los individuos estuvieron expuestos a la violencia y pudieron haber sido víctimas de confrontaciones. Según los autores, la tasa relativamente alta de heridas curadas sugiere que el conflicto se prolongó durante varios meses. Las razones del conflicto no están claras, pero los autores especulan con varias causas posibles, entre ellas la tensión entre distintos grupos culturales de la región durante el Neolítico final.

Restos humanos en el yacimiento de San Juan ante Portam Latinam. Autor: José Ignacio Vegas

Teresa Fernández Crespo: “Supone un salto a la hora de ejercer la violencia”

La autora principal es Teresa Fernández Crespo, del Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología Social y Ciencias y Técnicas Historiográficas. Fernández Crespo destaca que “nunca se había visto un número de individuos tan grande envuelto en violencia  en el Neolítico en Europa. Aunque existe violencia desde los orígenes del ser humano, aquí vemos un gran número de personas involucradas, mayoritariamente varones, y una duración prolongada del conflicto, lo que supone un salto cuantitativo y cualitativo a la hora de ejercer un tipo de violencia intergrupal”.

La investigadora subraya la presencia de heridas por punta de flecha en el yacimiento objeto de estudio (San Juan ante Portam Latinam) y en otros en un radio de diez kilómetros, “con lo que estaríamos hablando de un conflicto regional”. La autora destaca la presencia de individuos que muestran a la vez heridas cicatrizadas y sin cicatrizar en el enterramiento, “lo que prueba que habrían estado involucrados en más de un combate y, por tanto, que hubo varios enfrentamientos”. En este sentido, Fernández Crespo y sus colegas creen que las inhumaciones “no corresponden a un único evento, sino a varios, con población que no presenta heridas que también fue depositada allí”.

En lo que hoy es la Rioja Alavesa se asentaban hace 5000 años poblaciones agrícolas y ganaderas, estructuradas en grupos grandes con cierta complejidad social. Esos pobladores dejaron muchas evidencias funerarias, al abrigo de cuevas naturales como en San Juan, o en monumentos megalíticos.

El estudio ha sido apoyado y financiado por las becas Newton International Fellowship en la Universidad de Oxford y Marie Skłodowska-Curie en la Universidad de Aix-Marsella, además de una ayuda a la Consolidación Investigadora en la Universidad de Valladolid. En este trabajo, Fernández Crespo estudió los huesos, conservados desde los años 90 en el Museo de Arqueología de Álava Bibat. “Quiero destacar la importancia de volver a estudiar colecciones depositados en los museos, porque con nuevos enfoques y nuevas metodologías se pueden extraer datos y conclusiones de carácter científico de gran importancia”, apunta. Fernández Crespo es especialista en osteoarqueología humana, el estudio de los huesos de poblaciones antiguas.

Teresa Fernández  Crespo

Bibliografía

Fernández-Crespo, T., Ordoño, J., Etxeberria, F., Herrasti, L., Armendariz, Á., Vegas, J., & Schulting, R. (2023). Large scale violence in Late Neolithic Western Europe based on expanded skeletal evidence from San Juan ante Portam Latinam. Scientific Reports, 13, 17103. https://doi.org/10.1038/s41598-023-43026-9

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El discurso de odio se coló en medios sociales en el trato a los refugiados del Norte y el Sur tras la guerra de Ucrania

El discurso de odio se coló en medios sociales en el trato a los refugiados del Norte y el Sur tras la guerra de Ucrania

La UVa ha estudiado las publicaciones en Twitter al comienzo de la invasión rusa en y observa diferentes mensajes según la procedencia de los desplazados forzosos

A raíz de la invasión rusa de Ucrania (iniciada el 24 de febrero de 2022), cientos de miles de personas huyeron del país atacado fundamentalmente hacia sus vecinos europeos. Esta crisis de refugiados fue tendencia en los medios sociales durante los primeros meses de la guerra y como consecuencia produjo un debate público al compararse la situación de esta población desplazada forzosamente con la de otras procedecencias. Un equipo de investigación de la Universidad de Valladolid (UVa) ha estudiado el contenido de los mensajes de aquellos días. Estas publicaciones evidenciaron un trato diferente entre refugiados procedentes del norte y del sur globales, y escondían un discurso de odio que reflejala necesidad de desarrollar el pensamiento crítico también en el ámbito digital.

El panorama que refleja el trabajo investigador es desalentador respecto al acceso a una información veraz. “El auge de la difusión de las noticias falsas y su viralización se han convertido en uno de los grandes desafíos de la comunicación del siglo XXI”, expresan Abdellah Essalhi-Rakrak y Ruth Pinedo, del departamento de Psicología de la Universidad de Valladolid, en la revista científica Profesional de la Comunicación en un artículo publicado recientemente. El fenómeno de la difusión de bulos durante el comienzo de la pandemia de COVID (2020) motivó a estos investigadores de la Facultad de Educación en el campus de Segovia a analizar si existían también mensajes maliciosos cuando estalló la crisis humanitaria ucraniana dos años después.

Para ello, los científicos sociales recopilaron los tuits en castellano que tenían un discurso claro sobre los refugiados y que mínimamente hubieran generado interés (mínimo 10 me gusta, cinco comentarios y tres retuits). Los datos se recogieron en plena ofensiva rusa, cuando mayor número de personas cruzaron las fronteras de Ucrania, durante febrero y marzo de 2022. A través del programa Tweet Archivist se creó una base de datos con las etiquetas publicadas #NoSonRefugiados y #SonRefugiados. La selección de estas etiquetas se justifican, según el equipo investigador, por la existencia de debates entre cuentas acerca del trato a los refugiados y de cómo algunos usuarios justificaban no considerarlos iguales. Con la aplicación Atlas.ti se realizó posteriormente un análisis cualitativo de los mensajes. Los mensajes pudieron ser agrupados en categorías que reflejaban las actitudes y valores, las emociones y sentimientos y las características atribuidas por estas cuentas, muchas anónimas, a los refugiados en estos breves mensajes que caracterizan Twitter (ahora X).

Actitudes, emociones y características

Los mensajes emitidos reflejaban dos grandes agrupaciones respecto a las actitudes y emociones que se atribuían a los refugiados, según su procedencia. Existían actitudes negativas (“no son bienvenidos”, “desorden”, “peligro”) y positivas (“familia”, “humanidad”). Respecto a las emociones, también se agrupaban en negativas (rabia, miedo, hostilidad) y positivas (amor, alegría, ternura). En las características atribuidas a los refugiados, la división también era binomial en varios aspectos. Mientras que a las personas de procedencia ucraniana se las asociaban con mensajes como “bebé”, “familia”, al resto se les consideraba como “criminales” o “carniceros”.

El equipo investigador asoció esta dicotomía a un discurso de odio. “Es la forma de expresión que fomenta la polarización, al atribuir a determinados colectivos características negativas”, la define Pinedo. Estos mensajes justifican la discriminación de determinados colectivos. “Y además sabemos, por los datos de la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio, que cuando se produce un incremento de discursos de odio, también crecen los delitos físicos de odio”, añade.

El equipo investigador trató de desenmascarar cómo se camuflaba este odio en los mensajes sobre los refugiados y hallaron a través del análisis cualitativo que entre los motivos subyacentes estaba el odio contra la religión, la atribución de un problema económico a ciertos refugiados, la exaltación nacionalista, el ataque a entidades españolas que apoyan la inmigración, razones de seguridad del país y el racismo explícito. Los tuits (ahora denominadas publicaciones), por lo tanto, dividían a las personas refugiadas en dos. Mientras a las procedentes del Norte, los mensajes tenían un tono compasivo y acogedor, a las procedentes del Sur se les rechazaba.

Pensamiento crítico frente a los bulos

El trabajo de investigación se enmarca en un proyecto de educación transdiciplinar con el que se tratan de promover habilidades para el pensamiento crítico, una manera de reflexionar sobre lo que nos rodea poniendo en duda las afirmaciones que suelen aceptarse como verdaderas. Según este equipo, el pensamiento crítico es una habilidad que se debe promover desde la educación infantil a la Universidad y a lo largo de la vida cotidiana. En ese sentido, “frente a los mensajes en los medios sociales, el cuestionamiento de lo que se dice, la búsqueda de información complementaria en fuentes fiables y el fomento de la opinión propia” pueden actuar como antídoto frente al discurso del odio, según Pinedo.

 

Refugiado o migrante

La Organización de las Naciones Unidades define al refugiado como la persona que “teniendo un temor bien fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular, u opinión política, está fuera de su país, de su nacionalidad y está inhabilitado o, a causa de este miedo, no quiere optar por la protección de este país”. En el caso de que esta persona no cruce las fronteras del país por estos motivos, se le considera desplazada. Un migrante, por el contrario, es una persona expatriada cuyo motivación suele estar vinculada a una mejora de su calidad de vida o la búsqueda de trabajo.

 

Bibliografía

Essalhi-Rakrak, A., & Pinedo-González, R. (2023). #EspañaInvadida. Desinformación y discursos de odio hacia los refugiados en Twitter: un reto para el pensamiento crítico. Profesional de la Información, 1-16. DOI: 10.3145/epi.2023.may.10

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¿Seguimos una dieta saludable? Las bacterias intestinales nos delatan

SewCreamStudio/Shutterstock

Millones de bacterias, virus y hongos viven en nuestro tracto gastrointestinal –sobre todo en el colon–, donde se establece una relación de beneficio mutuo con el humano.

Este conjunto de microorganismos se conoce como microbiota intestinal, y los especialistas en nutrición pueden utilizar estos minúsculos habitantes como “chivatos” de la ingesta en función de la composición. Según el tipo de alimento que pongamos en el plato, crecerán unas bacterias u otras en nuestro intestino, dejando sus “firmas” o “huellas” en el organismo: los biomarcadores.

Dichos rastros pueden dar una idea de nuestro estilo de vida. Y en muchas ocasiones, sirven de ayuda para identificar y tratar de una forma rápida y eficaz infecciones, enfermedades o exposiciones repetidas a un producto o alimento.

Armonía en las “tripas”

Tres grupos o phyla son los que forman principalmente el rico ecosistema de nuestro intestino: los firmicutes, los bacteroidetes y las proteobacterias. Dentro de cada uno encontramos multitud de organismos que deben hallarse en proporciones y diversidades adecuadas (eubiosis) para que la microbiota desempeñe correctamente sus funciones.

De hecho, un desequilibrio entre las especies (la disbiosis) puede generar consecuencias negativas a largo plazo: alteraciones en el sistema hormonal, enfermedades inflamatorias, dolencias autoinmunes o, incluso, trastornos digestivos crónicos.

Por eso es tan importante lo que comemos, ya que la microbiota fecal está directamente modulada por el consumo de ciertos alimentos, que estimulan el crecimiento de microorganismos específicos. Al cambiar nuestro menú, la cantidad y variedad de bacterias también lo hará. Y ahí es donde radica la relevancia de la dieta en el equilibrio intestinal.

Dígame lo que come…

Las investigaciones sobre salud y alimentación a menudo necesitan medir con precisión los nutrientes consumidos en una dieta para monitorizar si los pacientes siguen las instrucciones nutricionales. En este sentido, diversos estudios han demostrado asociaciones de microorganismos con patrones alimentarios concretos:

La dieta mediterránea, caracterizada por una alta ingesta de granos enteros, vegetales, frutas y aceite de oliva, se relaciona con la proliferación del phylum Bacteroidetes y la reducción de patógenos como las proteobacterias.

El consumo de vegetales, frutas, granos enteros, legumbres, semillas y aceites vegetales ricos en fibra y compuestos bioactivos (sustancias químicas de los vegetales que promueven la salud) presentes en las dietas vegetarianas fomentan el incremento de especies bacterianas como las del género Prevotella, conocidas por producir compuestos beneficiosos como los ácidos grasos de cadena corta.

La dieta occidentalizada, vinculada al aumento de enfermedades crónicas y la obesidad, se acompaña por un elevado consumo de calorías, grasas no saludables, azúcares refinados, sal, alcohol y otros elementos poco saludables. Estas ingestas pueden reducir la diversidad bacteriana a nivel intestinal y favorecer a ciertas especies de Clostridium que acarrean problemas intestinales, inflamación e infecciones.

Como consecuencia del impacto de la dieta sobre la composición fecal, son recomendables los patrones alimentarios que incluyan fibra dietética, vitaminas, minerales y componentes bioactivos. Estas pautas se asocian con una microbiota intestinal más saludable y una mayor abundancia de bacterias benéficas.

Al contrario, consumir demasiados azúcares refinados, grasas saturadas, productos lácteos y alimentos ultraprocesados empobrecería la diversidad y la cantidad de microorganismos provechosos. Esos malos hábitos también se han vinculado, como un posible agente de la microbiota alterada, con trastornos del sistema inmune, el aumento de la grasa corporal y enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer.

Una valiosa herramienta

En definitiva, identificar componentes microbianos como biomarcadores puede ser esencial para evaluar la ingesta alimentaria, monitorizar dolencias y planificar dietas personalizadas. Es una herramienta útil que permite abordar una nutrición de precisión y un enfoque más efectivo en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.

En ese contexto, el estudio Dietary Deal, financiado por la UE, y el proyecto METAINFLAMACIÓN, financiado por la Comunidad de Madrid, intentan identificar nuevos biomarcadores para evaluar el seguimiento y efectividad de los tratamientos dietéticos, y determinar el papel de la microbiota como causa o consecuencia de la salud y la enfermedad.

Porque, parafraseando la famosa máxima, nuestros microbios son (también) lo que comemos.

Amanda Cuevas Sierra recibe fondos del Instituto Carlos III de Salud (ayudas postdoctorales Sara Borrell)

Alfredo Martínez Hernández, Daniel de Luis Roman et Lourdes Mariell Chero Sandoval ne travaillent pas, ne conseillent pas, ne possèdent pas de parts, ne reçoivent pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’ont déclaré aucune autre affiliation que leur poste universitaire.

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¿Podemos predecir las cosechas de setas silvestres?

Bukhta Yurii / Shutterstock

Con la llegada del otoño, el suelo de muchos bosques se cubre de setas, dando pie a que los amantes de estos hongos salgan a la caza de boletus, níscalos y rebozuelos, entre otros, para disfrutarlos después en la cocina. Pero ¿es posible predecir dónde crecen sin necesidad de ponerse las botas y salir al campo?

De qué depende que salgan setas

El interés social por las setas ha suscitado la creación de herramientas para modelizar y predecir sus cosechas, como el visor mikogest, el portal web micodata o la aplicación smartbasket.

Desarrollar estas herramientas es difícil por la complejidad de los ciclos de vida de los hongos. Son organismos con extrema variabilidad intra e interanual. Esta variabilidad se debe a su interacción con el resto de organismos de los ecosistemas, al estado del suelo y a la meteorología.

No es ningún secreto que las setas salen cuando llueve y la temperatura es templada. Tampoco que algunas especies sólo salen en un tipo de suelos, como la trufa negra que fructifica en suelos calizos. La pendiente y la altitud también influyen en lo que podemos encontrar. Y también influye cómo es el bosque: el tipo de árbol, cuántos hay y su edad determinan si cogeremos níscalos o boletus.


Boletus edulis.
Holger Krisp / Wikimedia Commons, CC BY

Datos de satélite para prever las cosechas

Cómo se distribuyen los árboles en un bosque determina cómo se distribuye el micelio de los hongos en el suelo y, además, la disponibilidad de materia orgánica. En latitudes medias las setas comestibles proceden, sobre todo, de hongos micorrícicos como las amanitas, que viven siempre asociados con las raíces de los árboles, o de hongos saprobios como los champiñones, que se alimentan de la materia orgánica muerta del suelo.

Hemos comprobado que los datos de humedad del suelo estimados con satélite predicen la cantidad de las cosechas de setas con la misma precisión que los datos de precipitación.

Además, al incorporar el índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI) en los modelos, podemos relacionar el almacén de materia orgánica en los tejidos vegetales vivos de los bosques con la fructificación de los hongos.

Los datos de sensores lídar terrestres, que permiten caracterizar la estructura espacial del bosque con muy alta precisión, también han mostrado capacidad para predecir la cantidad de las cosechas de níscalos, sobre todo junto al NDVI.

Por último, las series de datos de la misión Sentinel-1 de la ESA, relacionados con la estructura del bosque, permiten describir cómo varían las localizaciones y las cantidades de las cosechas de setas a lo largo del tiempo. Estos datos son muy prometedores para poder predecir las cosechas de setas a medio plazo.

Los modelos de predicción de cosechas de setas con datos de teledetección son mejores que otros modelos. Ofrecen mayor precisión y permiten incorporar, para su elaboración, información prácticamente en tiempo real.

Aún quedan muchas cosas por esclarecer respecto a los hongos, pero esta tecnología nos ayuda a avanzar en su estudio. También nos permitirá conocer con mayor precisión la dinámica del micelio en el suelo y facilitará la gestión de los servicios ecosistémicos en tiempo real.


Imagen de Sentinel-1, uno de los satélites del programa Copernicus de la ESA que recoge datos de observación de la Tierra.
ESA / P. Carril

El papel de los hongos en los ecosistemas

El concepto de servicios ecosistémicos engloba, además de bienes directos como los alimentos y la madera, los servicios no productivos que brindan los espacios naturales. Por ejemplo, el agua de calidad, la biodiversidad, el paisaje y la fijación de carbono.

En este sentido, más allá de su interés culinario, los hongos contribuyen de forma importante a la producción y mejora de nutrientes en el suelo y al suministro de alimentos. También interaccionan con otros organismos, participando activamente en la regulación de poblaciones y comunidades.

Los servicios ecosistémicos indican la calidad de nuestra interacción con el entorno. Conociéndolos, podemos desarrollar herramientas para identificar el tipo de gestión de los bosques que ayuda a mitigar los efectos del cambio global. También podemos optimizar los beneficios sociales, impulsando la polinización y la fertilidad de los suelos, por ejemplo, y evitando así costes innecesarios en la agricultura.

Obtener información sobre los servicios ecosistémicos no relacionados con la madera es un desafío. Para gestionarlos eficazmente se necesita conocer su cantidad y su localización, pero la cartografía basada en datos medidos en campo es costosa y de pequeña extensión.

Los datos de satélite (o de sensores montados en aviones o en drones) permiten cuantificar y cartografiar los servicios ecosistémicos con un coste más bajo.

Las observaciones de teledetección son frecuentes y con alto detalle espacial. Esto facilita el seguimiento de los bosques de forma global. Además, algunos sensores permiten observar aspectos hasta ahora difíciles de cuantificar, como la humedad de la vegetación y del suelo, o la estructura de los árboles.

Gracias al acceso libre y gratuito a estos datos, y a los algoritmos de inteligencia artificial, podremos cartografiar la distribución de las especies de hongos y predecir con más acierto la producción de setas silvestres. Podremos saber dónde encontrarlas y cuántas recoger, asegurando su producción a medio y largo plazo y sin perjudicar su importante rol en los ecosistemas.

Beatriz Águeda posee acciones de Fora Forest Technologies SLL

Cristina Gómez Almaraz does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.

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La Universidad de Valladolid se sumó a la Noche Europea de l@s Investigador@s con talleres simultáneos en Santa Cruz

La Universidad de Valladolid se sumó a la Noche Europea de l@s Investigador@s con talleres simultáneos en Santa Cruz

El claustro del palacio acogió actividades divulgativas para todos los públicos el viernes 29 de septiembre de 2023

La Noche Europea de l@s Investigador@s ha regresado a la Universidad de Valladolid. A través de su Unidad de Cultura Científica y de la Innovación, la UVa ha ofrecido una serie de talleres y exhibiciones simultáneos en la actividad Ciencia en familia en el palacio de Santa Cruz el viernes 29 de septiembre de 2023. El evento ha tenido como objetivo mostrar la ciencia y el trabajo que realiza el personal investigador de la institución académica a todos los públicos. En Valladolid, se ha celebrado simultáneamente en la Universidad de Valladolid y en el Museo de la Ciencia – Fundación Municipal de Cultura.

Un total de 28 investigadores e investigadoras de la UVa vinculados a proyectos con financiación europea acercaron a través de talleres divulgativos para todos los públicos el mundo microscópico, la reparación del daño en la visión, el clima en latitudes polares, la Química del espacio, las superbacterias, el proceso de aprendizaje, la energía geotérmica y el papel del C02 (dióxido de carbono) en el cambio climático. La sesión además contó con una conexión en directo con dos científicos de la Universidad que están realizando un trabajo de recogida de muestras en las islas Svalbard (Noruega), en el océano Glaciar Ártico. Como colofón, Ciencia en el 109 ofreció un espectáculo final.

Los proyectos europeos representados en esta edición son PhyToVALUE (para aumentar el valor de las aguas residuales para lograr una sociedad sostenible), SILK-EYE (para la obtención de soluciones más eficaces, seguras y asequibles ante la creciente incidencia de enfermedades y afecciones oculares), ACTRIS IMP (para obtener datos de alta calidad para mejorar los procesos atmosféricos), AstroSsearch (para conseguir más información sobre los espacios entre las estrellas a través de experimentos de laboratorio y observaciones astronómicas), DEEP PURPLE (para aumentar la recuperación de residuos sólidos y substituir prácticas contaminantes actuales), ENHANCE (para mejorar el aprendizaje profesional y de servicio en la Educación Superior), GEB (para desarrollar la capacidad en una nueva era energética respetuosa con el medio ambiente en Egipto) y MetCCUS (para la reducción de emisiones de dióxido de carbono en la Unión Europea).

Noche Europea de l@s Investigador@s de 2023

Actividad de la Noche Europea de l@s Investigador@s 2023

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Un nuevo WhatsApp vegetal: descubren cómo un hongo conecta las raíces de plantas vecinas

Las plantas se comunican entre ellas para avisar de la presencia de amenazas. Tomas Vynikal / Shutterstock

Las plantas no pueden salir corriendo o quitarse de encima a los herbívoros y patógenos que las atacan. Sin embargo, son capaces de sobrevivir frente a la gran cantidad de peligros a los que se enfrentan. ¿Cómo lo hacen? Una de sus principales estrategias defensivas consiste en producir y acumular en sus órganos compuestos químicos tóxicos para sus atacantes: insecticidas, antifúngicos, antibacterianos, etc.

Aunque estos compuestos químicos tóxicos son muy efectivos, requieren tiempo para poder sintetizarse y acumularse. Si una oruga comienza a comerse una hoja, la planta no puede defenderse antes de que el animal se la termine (no le da tiempo). Por esta razón, es muy importante la comunicación que existe dentro de la planta y con sus plantas vecinas.

En el caso concreto de la oruga, cuando muerde una hoja, la planta envía una señal química por todo su cuerpo, avisando al resto de hojas del ataque, para que comiencen a sintetizar y acumular compuestos insecticidas. De esta forma, la oruga solo podrá comerse una hoja.

Además, las plantas no se quedan la información del peligro para sí mismas, sino que envían señales químicas a todas las plantas cercanas. Esto lo hacen mediante la producción de compuestos químicos volátiles (como los del olor de las flores), que son percibidos por las otras plantas, provocando en ellas la activación de sus defensas contra las orugas. Este mecanismo biológico de comunicación vegetal por volátiles fue descrito por primera vez hace exactamente cuarenta años, en sauces y en chopos.

Mensajes bajo tierra

Pero las plantas van más allá y han desarrollado muchas otras estrategias para poder comunicarse entre ellas. ¿Qué pasa si la comunicación por compuestos volátiles no funciona porque hay mucho viento? Entonces las plantas se comunican a través de las raíces, mediante la denominada “comunicación por cable” vegetal.

Seguramente nos suene el concepto de “internet de los bosques”, del que se ha hablado mucho en los últimos años. Bajo el suelo de los bosques existe una gran red de micelio de hongos micorrícicos (como la trufa) que conecta a las raíces de los árboles entre sí. Esta red fúngica consiste en hilos microscópicos que crecen por el suelo a la vez que viven dentro de las raíces vegetales. Sería algo así como tener dos ordenadores conectados entre sí mediante un cable y enviándose información a través de él.

Gracias a esta enorme red fúngica que existe bajo el suelo, se cree que un árbol atacado por una oruga puede avisar del ataque a otro árbol, a cientos de metros de distancia, para que su vecino comience a preparar sus defensas.


Hongo Trichoderma hamatum.
Jorge Poveda Arias, CC BY-NC-SA

A pesar de que estas redes fúngicas han sido ampliamente estudiadas entre árboles y mediante hongos micorrícicos, no se ha investigado su existencia con otros grupos de hongos, como los endófitos (endo=dentro y fito=planta; que viven dentro de las plantas). Dentro de los hongos endófitos, destaca el género Trichoderma, por ser muy utilizado en agricultura como agente de control biológico.

Un hongo guardián


Estructuras productoras de esporas del hongo Trichoderma harzianum.
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos / Wikimedia Commons

Trichoderma coloniza las raíces de las plantas y también el suelo de su alrededor (espacio denominado rizosfera) protegiendo a su compañera vegetal del ataque de insectos y patógenos. En este sentido, es capaz de “atrapar” y “comerse” a estos enemigos, de producir compuestos tóxicos para ellos e incluso de avisar a la planta que coloniza para que active sus defensas, antes de ser atacada.

Por eso Trichoderma se usa en agricultura para combatir a los enemigos de los cultivos, aplicándose mediante formulados comerciales de esporas (en forma de polvo) directamente al suelo o al riego, pero también cubriendo las semillas.

En un trabajo recientemente publicado en la revista Plant Science, investigadores de la Universidad de Valladolid y de la Misión Biológica de Galicia (CSIC) hemos descrito por primera vez cómo Trichoderma es capaz de realizar una “comunicación por cable” vegetal entre plantas vecinas, cuando una de ellas es atacada por un patógeno en las hojas.


Planta de Arabidopsis thaliana.
Jorge Poveda Arias, CC BY-NC-SA

Para este estudio, utilizamos una planta modelo en investigación, denominada Arabidopsis thaliana, y la especie Trichoderma hamatum, aislada de raíces de berza (muy conocida actualmente con el nombre “kale” en los supermercados) en la provincia de Pontevedra.

En primer lugar, conseguimos que Trichoderma colonizara las raíces de dos plantas vecinas separadas espacialmente, además de todo el suelo que había entre ellas. Tras infectar las hojas con un patógeno llamado Sclerotinia sclerotiorum, un hongo que forma manchas negras de tejido muerto, pudimos comprobar cómo Trichoderma es capaz de enviar una señal de una planta a otra a través de sus raíces. De esta forma, cuando una planta es atacada en sus hojas, avisa a su vecina mediante las raíces y Trichoderma para que active sus defensas contra el patógeno, haciéndola totalmente inmune a su posterior ataque.

El trabajo realizado supone un gran avance en el conocimiento de la biología de Trichoderma, lo cual amplía sus aplicaciones y beneficios para los cultivos.

Jorge Poveda Arias no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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Horror a las plantas: entre la ciencia vegetal y los terrores victorianos

Lámina litográfica en color de la obra ‘Kunstformen der Natur’ de Ernst Haeckel, de 1899, que muestra una representación artística de distintas variedades de orquídeas: Wikimedia Commons

Las plantas son innegablemente diferentes a nosotros. Esto les ha permitido hacerse un hueco en la imaginación popular como seres aterradores. A veces han sido adoradas como deidades, otras han sido vistas como monstruos por su imposibilidad de ser liberadas por sus raíces y su –en ocasiones– crecimiento descontrolado.

Por eso muchas veces han sido representadas como una amenaza para los seres humanos en la literatura, el cine, la televisión, los cómics, los videojuegos y otros medios.

Esto sucedió en la época victoriana. A lo largo del siglo XIX las plantas exóticas eran comunes, generalmente descritas como peligrosas. Pero el final de siglo fue testigo de una explosión de interés, tanto científico como literario, en el que las plantas letales pasaron de ser potenciales envenenadores a seres que abiertamente mataban al ser humano.

Por eso ocuparon una posición destacada en la ficción, bastante cercanas a la fantasía, añadiendo elementos detectivescos, de aventuras y científicos.

H. G. Wells

Herbert George Wells (1866-1946) fue un creativo escritor inglés, hijo de un jardinero. Gracias a este parentesco desarrolló interés y conocimiento en botánica. Hoy en día, la figura de Wells es central al hablar de la evolución de las novelas científicas en la ficción moderna. Se le considera un maestro en temas como viajes en el tiempo, invasión extraterrestre, mutación biológica, ciudades futuras y distopías, gracias a obras como La máquina del tiempo (1895), El hombre invisible (1897) y La guerra de los mundos (1898).

En la literatura finisecular la vida botánica actualizó el género gótico, lleno de degeneración. Teniendo en cuenta esta realidad, es fácil documentar la fascinación victoriana por las plantas carnívoras. Wells, como autor de la época, también se sumó al carro.

Su relato “La floración de la extraña orquídea” se publicó por primera vez el 2 de agosto de 1894, en The Pall Mall Budget, reapareciendo más tarde en The Stolen Bacillus and Other Incidents, una colección publicada en 1895 que contiene quince cuentos fantásticos.

“La floración de la extraña orquídea” combinaba la botánica amateur con la ciencia ficción. En el relato, Wells describe la relación entre Winter-Wedderburn, un inglés coleccionista de orquídeas, y su espécimen recién comprado. Wells presenta una planta que muestra agresividad y malas intenciones. La historia detalla la aterradora (y ficticia) capacidad de la vida vegetal para tragar, engullir, invadir y matar humanos.

El escritor ofrece una visión de un espécimen del mundo vegetal como una verdadera amenaza, convirtiendo su producción en un texto pleno de terror, que al final refleja angustias profundas y arraigadas dentro de la cultura existente.

El Imperio en peligro

“La floración de la extraña orquídea” muestra el vínculo entre la noción de imperio y la amenaza de un ser extraño, sediento de sangre humana, que hace que peligre su existencia. Al igual que el conde protagonista de Drácula –novela publicada en 1897, solamente tres años después–, la orquídea acecha Inglaterra. Ambas narraciones comparten el tratar la temática del parásito –una planta y un vampiro, respectivamente– que proviene de otro país y pretende invadir el imperio inglés.

Además, en el caso que nos ocupa, la orquídea, que ya proviene de un lugar inferior –por venir de fuera del Imperio– es feminizada –debemos tener en cuenta que a comienzos del siglo diecinueve la botánica se consideraba una tarea femenina–. Es decir, la planta era violenta pero de “menor categoría” que sus víctimas.

El relato también hace hincapié en los peligros de interferir con la naturaleza y sus consecuencias. Dice claramente que los humanos no siempre pueden domesticar el mundo natural y que, a pesar de su inmensa belleza, este es a menudo peligroso, incluso letal.

H. G. Wells, valiéndose de la literatura, trata el concepto de la evolución. Hace que el lector se cuestione el estatus supuestamente privilegiado del ser humano.

Las orquídeas como seres de otro mundo

El gran conocimiento que Wells tenía de las ciencias de las plantas se refleja en su pluma. No solo describe y juega con mecanismos fisiológicos de varios tipos de plantas, sino que se adelanta a su tiempo, considerando las orquídeas carnívoras o parásitas.


La polilla esfinge fertiliza una orquídea en los bosques de Madagascar. Ilustración de Thomas William Wood.
Wikimedia Commons

El propio Charles Darwin afirmó que las orquídeas eran universalmente reconocidas como unas de las formas más singulares del reino vegetal. Estas plantas estaban claramente dotadas de rasgos extraños, ejerciendo una especie de influencia mágica en la mente de los victorianos. Wells aborda la visión popular de las orquídeas como más que simples seres vegetales, casi humanos, capaces de un comportamiento inexplicablemente siniestro.

El relato también es uno de los primeros ejemplos literarios donde no son los animales e insectos quienes se alimentan de sangre, sino los integrantes del reino vegetal. Al hacerlo, Wells creó una de las producciones literarias más siniestras, presentando una planta que absorbe la energía vital de sus víctimas, alimentándose de presas humanas.

Las orquídeas asesinas estaban entre las muchas plantas que depredaban la imaginación de sus cultivadores a finales del siglo XIX. Este fue sin duda un género popular (y exitoso). Uno puede preguntarse por qué las orquídeas se volvieron tan asesinas en la imaginación victoriana.

Pero, gracias al detalle que Wells emplea para describir todos los temas que quiere aglutinar con mucha precisión, lo que no puede negarse es que esta es una de las narraciones más efectivas del escritor.

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

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Podríamos evitar la corrupción en los contratos públicos con inteligencia artificial

Parte de los daños en las edificaciones, durante el terremoto del pasado febrero en Turquía, se debieron a las irregulares licitaciones que se habían realizado. Shutterstock

El aumento de los niveles de corrupción es una preocupación creciente en muchos países, lo que ha llevado a investigadores de diversas disciplinas a buscar nuevas formas de detectarla y combatirla.

Por nuestra parte, hemos querido identificar los factores que aumentan el riesgo de corrupción en los procesos de contratación pública.

Corrupción no casa con crecimiento

La corrupción, especialmente en el sector público, afecta a países de todo el mundo y puede tener graves consecuencias económicas, políticas y sociales de las que tenemos ejemplos muy recientes.

Tras el terremoto que en febrero de 2023 asoló zonas de Turquía y de Siria se ha visto que parte de los daños en las edificaciones se debieron a las irregulares licitaciones que se habían realizado, y a que algunos edificios que no cumplían con las normas mínimas de seguridad habían superado correctamente los controles de las autoridades.

En el ámbito económico, las prácticas corruptas pueden disuadir a los agentes extranjeros y nacionales de invertir en un país, ralentizando su crecimiento.

Además, pueden limitar la competencia en los mercados, erosionar la confianza en las instituciones –y en los políticos–, exacerbar la desigualdad y limitar el acceso a servicios públicos básicos como la educación y la salud.

Favoritismo inconsciente

Basándonos en los criterios de selección incluidos en los anuncios de contratación pública, hemos buscado cuantificar el riesgo de corrupción en dichos procesos de licitación.

La idea subyacente es que algunos de los criterios exigidos a los participantes en los concursos públicos pueden ser subjetivos o estar elaborados de tal forma que, inadvertidamente, pueden inducir al favoritismo en la concesión de los contratos, limitando la competencia y, en esencia, causando un perjuicio al conjunto de la sociedad.

En nuestro trabajo hemos analizado una muestra de más de 70 000 licitaciones públicas de 33 países europeos en los años 2016, 2017 y 2018. Para ello, utilizamos algoritmos de modelado del lenguaje y redes neuronales, concretamente las técnicas LDA (asignación latente de Dirichlet) y SOM (mapas autoorganizados).

El modelo analiza los anuncios de contratación pública e identifica grupos de riesgo en función de la posibilidad de que un contrato presente irregularidades susceptibles de limitar la libre competencia.

Criterios fallidos

En esencia, el riesgo de corrupción se cuantifica a través del número de ofertas recibidas en cada subasta: un número bajo de ofertas es señal de una potencial falta de competencia.

Entre los elementos que pueden facilitar la corrupción en la asignación de contratos están:

La duración (a partir del cuarto año se incrementa el riesgo de corrupción).

El importe total del contrato.

Nuestros resultados sugieren que los contratos públicos basados principalmente en criterios de precio son los que más riesgo de corrupción presentan.

Aunque pueda parecer que asignar contratos de acuerdo con el precio más bajo es un criterio transparente y objetivo, está muy ligado a algunas prácticas corruptas: un suministrador podría ofrecer un precio bajo en la licitación y renegociarlo una vez celebrado el contrato o, tras haber eliminado a sus competidores, incurrir en sobrecostes.

De hecho, la normativa europea sobre contratos públicos desaconseja el uso exclusivo de este criterio en las licitaciones públicas.

La mejor relación calidad-precio

También parece que haya diferencias entre otros criterios de evaluación empleados en los contratos públicos analizados.

Nuestros resultados muestran que los concursos que evalúan la calidad técnica y la oferta económica de las propuestas fomentan la participación y favorecen la competencia entre empresas. Además, son menos propensos a recibir un bajo número de ofertas.

En ese sentido, nuestra investigación confirma la conveniencia de utilizar el criterio MEAT, que busca la mejor relación calidad-precio y no únicamente el precio de salida más bajo. Además, considera cuestiones como innovación, garantías, fechas de entrega o impacto medioambiental y social.

Supervisión y eficacia

Poder identificar los contratos públicos que requieren una especial atención y vigilancia orienta a las autoridades públicas y a los organismos anticorrupción a la hora de fijar prioridades y asignar recursos, que siempre son escasos pues no se pueden analizar con detalle todos los contratos.

Nuestro trabajo apunta a una serie de nuevas líneas de investigación, pues las formas de fraude evolucionan rápidamente. Por ejemplo, tras la pandemia de covid-19, los países han incrementado el volumen de fondos públicos para incentivar la recuperación económica, como los fondos Next Generation de la UE. Su correcta asignación y empleo son clave para garantizar su eficacia, lo que hace necesarios mecanismos de supervisión semejantes al propuesto en nuestro trabajo.

Iván Pastor Sanz, experto en revisión y control de riesgos crediticios en BNP Paribas, es coautor de este artículo.

Félix J. López Iturriaga recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación (España).

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Final autonómica del concurso 3MT de 2023

Final autonómica del concurso 3MT 2023

Participan 11 clasificados en la fase local de las universidades de Burgos, León y Valladolid

Cuatro investigadores en formación de la Universidad de Valladolid participan el martes, 20 de junio, en la final autonómica del Concurso internacional Tres Minutos Tesis (3MT) que se disputa en el Aula Magna San Isidoro de la Universidad de León, a partir de las 18:00 horas. Joaquín Anatol, Verónica Barroso, Diana Pérez San José y Julia Serna representan a la UVA en esta final donde participan también otros siete doctorandos seleccionados en las distintas semifinales y finales locales de las universidades de Burgos y León.

El jurado encargado de valorar las exposiciones de los doctorandos ha sido acordado entre las tres universidades y está compuesto por seis personas procedentes de distintos colectivos sociales y organizaciones. Los integrantes son: Alejandro Díez Garín (Álex Cooper), director de la Fundación Club 45; Chitina Moreno-Torres, responsable de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+I) del CENIEH; Félix Antonio Barrio Juárez, director INCIBE; Fermín Herrero Redondo, poeta y premio de las Letras Castilla y León de las Artes 2014; Koré Escobar Zamora, responsable del área de programación en el MUSAC y Rodrigo Alonso Alcalde, coordinador general de Museo de la Evolución Humana.

La final autonómica es una propuesta de la red de unidades de cultura científica y de la innovación de las universidades públicas de Castilla y León en el marco del Plan de Transferencia de Conocimiento Universidad –Empresa (TCUE) 2021-2023, una iniciativa de la Consejería de Educación que cuenta con financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). En la actividad colaboran las escuelas de doctorado de las tres universidades participantes y participan la Fundación General Universidad de León y Empresa, la Fundación Universidad de Burgos y el Parque Científico Universidad de Valladolid. El vigente Plan TCUE, cuyas acciones llevan a cabo todas las universidades de Castilla y León, se construye sobre tres grandes pilares. Uno de ellos se refiere a la promoción de la cultura científica y la difusión de la ciencia en la ciudadanía de Castilla y León.

El certamen está abierto al público hasta completar aforo y será presentado por las integrantes de Ciencia en el 109. Los ganadores se repartirán 3.500 euros en premios: 2.000 para el primero, 1.000 para el segundo y 500 para el tercero.

 

Un concurso que transciende a la sociedad

3MT es un concurso de alcance internacional iniciado por la Universidad de Queensland (Australia) en 2008 que permite a los investigadores predoctorales desarrollar sus habilidades comunicativas y acercar el contenido de sus tesis a la sociedad en general. El escaso tiempo disponible para su exposición obliga a preparar discursos claros y efectivos, que despierten interés y trasmitan la importancia de su investigación, tanto para un jurado académico como para una audiencia generalista.

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La UVa emplea cuentos clásicos para acercar la ciencia a todos los públicos

La UVa emplea cuentos clásicos para acercar la ciencia a todos los públicos

‘Lo que no te contaron los cuentos clásicos’ se desarrolla con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Ciencia e Innovación, el Ayuntamiento de Valladolid y la delegación territorial de la ONCE

La Universidad de Valladolid, a través de su Unidad de Cultura Científica y de la Innovación | UVadivulga, ha editado un libro con ocho cuentos clásicos ilustrados en los que se reinterpretan algunas de las más conocidas narraciones infantiles populares y se introducen de manera novedosa pequeñas píldoras divulgativas con el fin de acercar la ciencia y la tecnología de un modo ameno a todos los públicos. Esta publicación se produce en el marco del proyecto Lo que no te contaron los cuentos clásicos, con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Ciencia e Innovación.

Jack y las habichuelas mágicas, Juan sin miedo, El Mago de Oz, El Flautista de Hamelín, Los tres cerditos, Pinocho, El Sirenito y Pulgarcita han sido los cuentos seleccionados para la adaptación de sus aventuras a un mundo más científico. Por ello, las historias incluyen pequeñas anotaciones sobre cinco áreas de conocimiento (ciencias, ciencias sociales y jurídicas, artes y humanidades, ingenierías y arquitectura y ciencias de la salud). Con ello, los cuentos son los vehículos por los que se explican pequeños conceptos de agronomía, climatología, bioquímica, biología, arquitectura o geografía, entre otros, salpicados en la narración. Todas las historias han contado con revisiones pedagógicas y científicas y técnicas por parte de personal investigador de la UVa.

El libro, editado en papel y que se ofrece además en descarga libre, se complementa con contenido transmedia (ocho vídeos y ocho capítulos de pódcast) con la presencia de científicos y tecnólogos de la UVa en los que se ahonda en algunos contenidos presentes en los cuentos, facilitando de esta forma el acceso a personas ciegas y personas no alfabetizadas a la acción divulgativa, gracias al servicio de Medios Audiovisuales.

Además, se han llevado a cabo a lo largo de junio representaciones de los cuentos en cuatro CEAS (centros de acción social) de la ciudad de Valladolid, gracias a la colaboración de la Concejalía de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria. Dado que una de las metas de este proyecto era acercar la ciencia y la tecnología a colectivos que habitualmente quedan excluidos de actividades de divulgación, se seleccionaron los CEAS de Pajarillos, Barrio España, Campillo y Huerta del Rey para estrenar estas representaciones de la mano de sus animadores comunitarios. Han asistido a estas particulares premières más de 110 menores de edades de 5 a 14 años.

Por último, se ha iniciado un proceso de transcripción de los cuentos al braille de la mano de la delegación territorial de la ONCE en Castilla y León, para que los cuentos lleguen también a personas invidentes. Está previsto un taller divulgativo específico para este colectivo a partir de septiembre. Esta labor ha contado con el apoyo del secretariado de Asuntos Sociales de la UVa.

De forma añadida el libro cuenta con una guía docente para que docentes de Educación Primaria puedan emplear el material en sus clases de manera transversal. La obra contiene ilustraciones de Sonia Sanz Escudero, ha sido publicada a través de Ediciones Universidad de Valladolid y maquetada por Etiqué.

Por lo tanto, ciencia, cultura popular e inclusión han sido los tres pilares fundamentales sobre los que se ha cimentado Lo que no te contaron los cuentos clásicos. La propuesta obtuvo financiación en la Convocatoria de Ayudas para el Fomento de la Cultura Científica, Tecnológica y de la Innovación de FECYT, dentro de las solicitudes en la modalidad ‘Fomento de la cultura científica, tecnológica y de la innovación’, de acuerdo con la misión de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la UVa de “contribuir al crecimiento de la cultura científica de la sociedad en su conjunto”.

Investigadores y educadoras implicados

Para introducir conceptos científicos en una narración ficticia ha sido necesario contar con con una doble revisión. En primer lugar pedagógico, para adecuar el contenido a un público de entre 8 y 11 años. En esta labor han participado las profesoras Henar Rodríguez Navarro, del departamento de Pedagogía, y Eva María Álvarez Ramos, del departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura, y la técnico de Innovación Docente Marina Gómez Pastrana. En segundo lugar, para que los contenidos sean rigurosos, han revisado los conceptos científicos y técnicos los investigadores Eusebio de la Fuente (Ingeniería de Sistemas y Automática), María Belén Turrión (Ciencias Agroforestales), Ana Tejero (Ingeniería Energética y Fluidomecánica), Enrique Serrano (Geografía), Manuela del Caño (Didáctica de las Ciencias Experimentales, Sociales y de la Matemática), Myriam de la Iglesia (Psicología), Adrián de la Fuente (Química Analítica), Marta Martín (Biología Celular, Genética, Histología y Farmacología), Rosa Bellido (Construcciones Arquitectónicas) y Alfredo Marcos (Filosofía).