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Un proyecto europeo desarrolla nuevos hidrogeles para aplicaciones biomédicas

Un proyecto europeo desarrolla nuevos hidrogeles para aplicaciones biomédicas

El grupo Bioforge de la Universidad de Valladolid participa en un consorcio junto a varios países europeos. La iniciativa se centra sobre todo en la formación de jóvenes científicos que viajarán por distintos laboratorios punteros para realizar su tesis doctora

El grupo de investigación Bioforge de la Universidad de Valladolid participa en un proyecto europeo del programa Horizonte 2020 denominado Biogel junto a otros científicos de Alemania, Países Bajos, Austria, Grecia y España. El trabajo que desarrollan se centra en la ingeniería de hidrogeles sensibles para diagnósticos y terapias en el ámbito biomédico.

Los hidrogeles son materiales con alto contenido en agua y formados por entramados moleculares que dejan huecos que pueden ser rellenados por agua. Esto le confiere unas propiedades de gran elasticidad y resistencia, siendo especialmente adecuados para algunos usos, como el biomédico.

“Nuestra tarea consiste en desarrollar nuevos materiales para formar estos hidrogeles, es decir, la parte que no es agua, que debe ser funcional y tener unas propiedades determinadas para que pueda interactuar con células o fármacos, por ejemplo”, explica José Carlos Rodríguez Cabello, director del grupo Bioforge. De hecho, el sector biomédico es el campo con mayores aplicaciones, puesto que de algún modo “todos los tejidos biológicos son similares a los hidrogeles”, asegura.

En este sentido, el proyecto europeo Biogel trabaja sobre conceptos básicos para entender mejor sus propiedades físicas, químicas y biológicas, es decir, sobre cómo funcionan molecularmente. Sobre estos conocimientos, servirá también para fabricar nuevos hidrogeles en áreas donde existen problemas aún no resueltos tecnológicamente. Para ello, “intentamos comprender cómo funcionan los hidrogeles biológicos en las células y fuera de ellas”.

Se trata de “buscar inspiración” en los tejidos biológicos y aplicar esos conocimientos para desarrollar nuevos hidrogeles sintéticos en áreas como la ingeniería de tejidos o medicina regenerativa, para la dosificación de fármacos y otras aplicaciones relacionadas con la nanomedicina, es decir, la medicina a muy pequeña escala.


Jóvenes investigadores
Aparte de la labor investigadora, el proyecto tiene un importante componente formativo, ya que se incluye dentro de las acciones Marie Skłodowska-Curie Innovative
Training Networks (ITN-ETN) de la Comisión Europea, cuyo objetivo principal es la formación de jóvenes científicos que van a realizar su tesis doctoral en campos estratégicos del conocimiento.

Con un presupuesto global de más de 3,5 millones de euros, de los que la UVa recibe casi 250.000, la idea es aprovechar las sinergias de  grupos de investigación muy potentes que se unen para formar el consorcio internacional. De esta forma, los futuros doctores pueden moverse por varios laboratorios y obtener una formación multidisciplinar. En este caso, se contratan 14 jóvenes investigadores que se reparten entre los socios del proyecto –al menos seis de ellos pasarán por Valladolid- y realizan reuniones periódicas entre sí para compartir sus avances.

Aplicaciones prácticas

El proyecto arrancó hace poco más de un año y tiene prevista una duración de cuatro, de manera que se prolongará hasta finales de 2018. Dentro del consorcio se incluyen empresas, como la vallisoletana Technical Proteins Nanobiotechnology, ya que uno de los objetivos es que la investigación no pierda de vista la transferencia de resultados, de manera que el trabajo se vea reflejado en aplicaciones prácticas para el mercado.

En el campo de las terapias celulares, es decir, los tratamientos que utilizan las células como agente terapéutico, los hidrogeles pueden servir para “ayudar a las células a encontrarse”. Un ejemplo puede ser la regeneración de tejidos cardiacos, cartílagos,
nervios o vasos sanguíneos. “La terapia celular siempre requiere un hidrogel, con una actividad biológica controlada y mínimamente invasivo”, apunta el experto, ya que la labor de este elemento es servir de vehículo “para que las células lleguen donde deben y no se vayan”.

Para ello, los hidrogeles se tienen que mimetizar con su entorno y una estrategia para conseguirlo es que estén formados por proteínas sintéticas. Tras estudiar cómo funcionan los tejidos biológicos, los investigadores se proponen realizar “versiones simplificadas de las proteínas naturales” que puedan tener justo las propiedades que se buscan consistirán los materiales avanzados que formarán los nuevos hidrogeles
en desarrollo y que serán producidos por técnicas biotecnológicas.

“Pensamos en una composición y tratamos de fabricar el ADN sintético que
produciría ese compuesto en un ser vivo”, apunta el coordinador del grupo Bioforge. “Es una manera de tener materiales sofisticados a un coste reducido y en un tiempo récord”, agrega. Aunque en la actualidad ya existen diversos hidrogeles destinados a aplicaciones biomédicas, generalmente están constituidos por componentes muy básicos, más orientados, por ejemplo, al transporte de fármacos, y que fallan en aplicaciones más avanzadas como las que se propone este proyecto europeo.

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Área - Ingeniería y Arquitectura Comunicación Reportajes

Una estancia internacional potencia una investigación para obtener biocombustibles a partir de salvado de trigo

Una estancia internacional potencia una investigación para obtener biocombustibles a partir de salvado de trigo

Una investigadora del Conicet argentino visita durante cuatro meses la Universidad de Valladolid gracias a una ayuda del CEI Triangular-E3

Una investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, Soledad Aspromonte, realiza una estancia en la Universidad de Valladolid (UVa) con el fin de desarrollar etapas de biorrefinería que permitan la obtención de biocombustible a partir de salvado de trigo. La científica se ha incorporado a esta línea de trabajo gacias a una ayuda para investigadores visitantes convocada por el Campus de Excelencia Internacional Triangular-E3.

Aspromonte, docente además en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (Argentina), realiza en la UVa pruebas catalíticas de catalizadores micro y mesoporosos de cinc y rutenio en la conversión de dos fracciones de biomasa (celulósica y hemicelulósica) obtenidas a partir de salvado de trigo. El objetivo de este trabajo es el desarrollo de etapas de biorrefinería que permitan la obtención de alcanos líquidos (biocombustibles) que supongan la sustitución de los combustibles actuales derivados de recursos fósiles.

La exploración de nuevos materiales empleando recursos renovables como alternativa a los combustibles fósiles es una temática alentada por el agotamiento de las reservas de combustibles fósiles en un futuro cercano, el cambio climático y el aumento de la demanda energética. El grupo de la Universidad de Valladolid dirigido por Esther Alonso cuenta con amplia experiencia en el fraccionamiento e hidrólisis hidrotermal de biomasas reales, combinando además procesos de intensificación con microondas o ultrasonidos para el aumento del rendimiento. Además disponen de un sistema semicontinuo multilecho a escala piloto para el fraccionamiento de biomasa.

El desarrollo de un proceso catalítico eficiente y sostenible para la conversión de biomasa (específicalmente en este caso el salvado de trigo) en biocombustibles ha sido considerado como una forma viable para reducir las emisiones de CO2 y aliviar la crisis energética, proporcionando una solución a largo plazo a la dependencia industrial de carbono fósil.

Biomasa y celulosa

La utilización de biomasa como materia prima para la obtención de combustibles, energía y compuestos químicos atrae la atención como una de las futuras tecnologías que contribuirán a la reducción del calentamiento global y a la construcción de una sociedad menos dependiente de los combustibles fósiles.   La industria química basada en la biomasa como recurso es capaz de producir compuestos químicos (glucosa, etilenglicol, polioles) que pueden transformarse en productos de alto valor añadido. Este mecanismo se conoce como biorrefino. Por ello, la biomasa representa una fuente alternativa al empleo de combustibles fósiles, siendo el proceso químico y el catalizador (acelerador de las reacciones químicas) las bases del proceso.

La celulosa es la fuente de biomasa más abundante y, al no poder ser digerida por los seres humanos, su empleo como materia prima no genera un impacto negativo en la competencia por el cultivo de alimentos. Además, el empleo de recursos celulósicos que provienen de residuos de los procesos agrícolas y forestales presupone un coste muy bajo de materia prima para obtener productos con mayor valor añadido.

Ayudas del CEI Triangular E3

Las ayudas para investigadores visitantes del CEI Triangular E3 han permitido que la experta colabore con en el Grupo de Ingeniería de Procesos a Presión de la Universidad de Valladolid (Unidad de Investigación Consolidada de Castilla y León 054). Esther Alonso es la responsable de la línea de investigación de «Catálisis heterogénea en reacciones de conversión de biomasa» y profesora titular del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente de la Universidad de Valladolid.