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Un sistema de monitorización no intrusiva permite una mayor autonomía de las personas mayores en el hogar

Un sistema de monitorización no intrusiva permite una mayor autonomía de las personas mayores en el hogar

Investigadores de la Universidad de Valladolid y del Centro Tecnológico Cartif desarrollan un sistema de sensores que permite vigilar los hábitos diarios de las personas mayores

El pasado año, 2.131.400 personas mayores de 65 años vivían en hogares unipersonales en España. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), esta cifra se ha incrementado en un 6,1% respecto al año 2019. En este contexto, es fundamental, que las personas mayores que viven solas puedan sentirse seguras en su hogar. Por ello, el Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de Valladolid (UVa) y el Centro Tecnológico Cartif han desarrollado un sistema capaz de reconocer en tiempo real las actividades más habituales en la vida diaria de una persona mayor, así como comportamientos no deseados, para poder controlar sus hábitos o problemas como caídas, mejorando de esta forma la seguridad de estas personas.

Así, gracias a este sistema, médicos y terapeutas podrían “conocer los hábitos que tiene una persona mayor en su día a día. Pueden cerciorarse de que la persona está realizando correctamente las pautas de medicación a las horas correctas, por ejemplo, o conocer algún tipo de trastorno alimenticio si este no realiza de manera apropiada las comidas del día”, explica Raúl Gómez, investigador del Centro Tecnológico Cartif y del Instituto de las Tecnologías Avanzadas de la Producción.

El dispositivo presenta gran cantidad de beneficios para muchas personas mayores. Especialmente para aquellas que sufren enfermedades neurodegenerativas como las de Parkinson o de Alzheimer. Sin embargo, todavía es mucha la gente que se muestra reticente a estos sistemas alegando una intromisión en la intimidad de las personas. Una solución a este problema la plantean investigadores de la UVa en la revista Sensors recientemente: “La presencia de los sensores no intrusivos que hemos escogido genera menor rechazo entre las personas mayores que el uso de otro tipo de tecnologías, como pueden ser cámaras o micrófonos. Nuestra tecnología recoge información que no está asociada directamente a una persona. Es decir, no utilizamos por ejemplo la imagen de una persona recogida mediante una cámara ya que lo consideramos muy intrusivo. Optamos por sensores que monitoricen eventos que ocurren dentro de la casa, como puede ser la apertura de una puerta o armario o la detección de un movimiento en un determinado pasillo. Esto permite que las mediciones sean transparentes para el usuario”, aclara el profesor de la Escuela de Ingenierías Industriales.

Casas sensorizadas

El sistema propuesto por los investigadores del Centro Tecnológico Cartif y de la Universidad de Valladolid incluye un total de 28 sensores de movimiento, 3 sensores de puerta (colocados, por ejemplo, en cajones y armarios) y 2 de temperatura que se distribuyen por toda la casa, dando lugar a un total de 33 sensores. Este sistema registra una serie de datos cada vez que un sensor detecta un cambio en su estado o un valor medible. Se incluye la hora en la que se generó el evento, el sensor que se vio afectado, el nuevo estado del sensor y el inicio o el final de una actividad. “Si se está detectando presencia dentro de una determinada habitación, como puede ser la cocina, es muy poco probable (por no decir imposible) que la persona se esté duchando ya que no se encuentra en el cuarto de baño. Para conocer la actividad que se esta realizando en un determinado momento, se utiliza además información de lo sucedido con anterioridad. Por esta razón, nuestro sistema no tiene en cuenta la actividad que se ha realizado anteriormente, sino los eventos anteriores que han ido sucediendo dentro de la casa”, ejemplifica Raúl Gómez.

En el dispositivo, el uso de sensores infrarrojos pasivos permite conocer el área de la casa ocupada por un usuario. Estos son fáciles de instalar, son inmunes a las mascotas y tienen un bajo consumo. Por otro lado, para detectar actividades como salir de casa, abrir el frigorífico o armarios, se utilizan interruptores de contacto. Y por último, para detectar actividades como cocinar o ducharse, se utilizan sensores de temperatura.

El futuro de las casas sensorizadas

Actualmente, el equipo investigador está creando una base de datos propia, recopilando información sobre un abanico más amplio de actividades, ya que la utilizada en el presente estudio no recoge algunas de las actividades frecuentes que se pueden realizar en una casa. Además, otro de los retos para esta línea de investigación consiste en monitorizar viviendas en las que residen varias personas. Por último tal y como nos adelanta el investigador: “También estamos planteando un sistema de toma de decisión ante las actividades que está realizando la persona mayor. Por ejemplo, si se le ha olvidado tomar las medicinas, se podría elaborar un sistema que se lo recuerde, y si sigue sin hacerlo, llamar al sistema sanitario de forma automática”.

Esta investigación puede suponer un impulso importante a la autonomía de las personas de mayor edad, al permitir alargar su independencia durante más tiempo. “Es muy importante que nuestros mayores se sientan independientes para que su estado de ánimo sea bueno y saludable. Además, contar con un sistema capaz de informar de forma automática al servicio de emergencias cuando ha ocurrido algo dentro del hogar de una persona mayor que vive sola puede ser muy beneficioso y puede salvar vidas”, concluye Gómez.

Bibliografía

Ramos, R.G.; Domingo, J.D.; Zalama, E.; Gómez-García-Bermejo, J. ‘Daily Human Activity Recognition Using Non-Intrusive Sensors’. Sensors 2021, 21, 5270. https://doi.org/10.3390/s21165270

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Área - Ciencias de la Salud Comunicación Reportajes

El Meroctane causó numerosas lesiones oculares en pacientes debido a un fallo en el testeo toxicológico

El Meroctane causó numerosas lesiones oculares en pacientes debido a un fallo en el testeo toxicológico

Investigadores del Instituto de Oftalmobiologia Aplicada de la UVa concluyen que se necesitan sistemas de evaluación más específicos y por lotes para evitar nuevos incidentes de toxicidad aguda tras las intervenciones quirúrgicas

Los dispositivos médicos son instrumentos, herramientas, máquinas o implantes que se usan para prevenir, diagnosticar o tratar la enfermedad u otras afecciones. Los dispositivos médicos van desde los depresores hasta los marcapasos. Así, la principal diferencia entre estos dispositivos médicos, y los fármacos o medicamentos es que mientras que estos últimos son moléculas bioactivas que pueden interactuar con moléculas receptoras dando lugar a una acción o efecto, los dispositivos médicos no interactúan ni producen ningún efecto en el cuerpo. En los últimos años, se han notificado casos graves de toxicidad intraocular en todo el mundo tras el uso de diferentes perfluorocarbonos líquidos, que son «compuestos sintéticos formados por carbono y flúor que, debido a sus características físico-químicas son ideales para utilizarlos como dispositivos médicos en determinadas operaciones oculares ya que permiten que el cirujano reaplique la retina y pueda realizar complicadas maniobras con seguridad”, aclara Cristina Andrés Iglesias, investigadora del Instituto Universitario de Oftalmobiologia Aplicada de la Universidad de Valladolid (IOBA).

En 2013 el MEROCTANE, un líquido perfluorocarbonado fabricado en Turquía y comercializado a nivel mundial, provocó numerosos casos de toxicidad intraocular aguda que acabaron derivando en ceguera en muchos pacientes. Tal y como apunta Cristina Andrés Iglesias, el dispositivo “fue el primer producto del que se tiene información pública (que no científica), que causó toxicidad aguda en pacientes y la noticia saltó a los medios de comunicación de varios países”. En este contexto, investigadores del IOBA han analizado retrospectivamente una serie de 18 casos de Chile y España, así como una muestra sospechosa y otra no sosprechos de MEROCTANE. “No ha sido fácil encontrar una muestra sospechosa, ya que, evidentemente, las Agencias del Medicamento de todos los países los retiraron de todas partes. Sin embargo, un oftalmólogo chileno decidió guardar un vial por si alguna vez se conseguía analizar. Al conocer nuestros trabajos, nos contactó en un congreso y nos propuso que lo analizáramos y contribuyéramos, de alguna manera, apoder cerrar “el caso”, explica la investigadora del Grupo de Retina del IOBA.

El sistema regulatorio ha fallado

Numerosos pacientes, en España y Chile, se sometieron en el año 2013 a una cirugía vitreoretiniana (cirugía ocular que se realiza para tratar enfermedades de la retina y/o del vítreo, que es una sustancia gelatinosa que rellena la cavidad ocular comprendida entre la retina y la cara posterior del cristalino), para tratar en la mayoría de los casos un desprendimiento de retina. Tras las intervenciones, algunos pacientes sufrieron efectos compatibles con toxicidad retiniana aguda grave como isquemia retiniana, atrofia del nervio óptico, agujeros maculares, agudeza visual muy pobre…

El factor común a todos los pacientes que presentaron estos cuadros clínicos fue el uso del MEROCTANE. Sin embargo, parece difícil pensar que tras haber pasado  todos los controles de toxicidad fuese la causa principal de las lesiones. La especialista en toxicidad y biocompatibilidad de dispositivos médicos, Cristina Andrés Iglesias, aclara que “el test de evaluación biológica que se había realizado en estos dispositivos médicos falló a pesar de estar incluido en las normas de calidad ISO. Una de las características que no se tuvo en cuenta a la hora de testar estos productos es que son muy volátiles e hidrófobos y además, se estaba utilizando un test en el que no se estaba poniendo en contacto directo el producto con las células, algo que si ocurre cuando se utiliza en cirugía. Por eso los organismos notificados expidieron un certificado de que eran seguros.”

Con esta la información, los investigadores del Grupo de Retina del IOBA han desarrollado un método, actualmente patentado, de evaluación de toxicidad celular y en neuroretina que se utiliza pata testar diferentes tipos de productos sanitarios. Es un test de contacto directo y en el que se tienen en cuenta las características físico-químicas de los productos a evaluar.

Por otro lado, con el objetivo de garantizar a los pacientes una mayor seguridad, la comunidad investigadora reclama la necesidad de analizar estos productos por lotes, aspecto al que muchas empresas hacen caso omiso, argumentando que una vez evaluado un lote, se aplicará el mismo resultado a los demás. Sin embargo, la evidencia de que la toxicidad depende en gran medida de los lotes se ha demostrado previamente en varios compuestos como el ALA OCTA 3, el BIO OCTANE PLUS 2 y el MEROCTANE.

Actualmente, la comunidad científica es consciente de que el sistema regulatorio, en ocasiones falla, por lo que “se necesitan sistemas de evaluación y testeo más específicos. Esperamos que esto se consiga con la entrada en vigor de la nueva normativa Europea de Regulación de Productos Sanitarios y que el marcado CE sea una total garantía de seguridad este tipo de productos”, valora la investigadora Andrés-Iglesias.

Bibliografía

Coco-Martin, R.M., Andrés-Iglesias, C., Srivastava, G.K. et al. Intraocular toxicity caused by MEROCTANE perfluorocarbon liquid. Sci Rep 11, 599 (2021). https://doi.org/10.1038/s41598-020-79561-y