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Un modelo predice el nivel de ansiedad en las prácticas de los futuros médicos

Un modelo predice el nivel de ansiedad en las prácticas de los futuros médicos

Investigadores de la UVa buscan las condiciones óptimas para reducir los niveles de ansiedad de los estudiantes de Medicina y mejorar la calidad de la enseñanza

Las prácticas clínicas con alumnos del Grado en Medicina suponen en ocasiones una difícil disyuntiva, ya que los estudiantes necesitan enfrentarse a situaciones reales que les permitan evaluar sus conocimientos y habilidades; sin embargo, ante escenarios muy críticos, en los que la vida o la integridad física del paciente está en juego, las opciones de prácticas se reducen casi al 100%. Como solución a este problema, la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid ha instalado un Centro de Simulación Clínica Avanzada de alta fidelidad. No obstante, sigue existiendo un problema derivado del uso de este simulador: los altos niveles de ansiedad que generan las simulaciones los alumnos. Por ello, un equipo de médicos y profesores de este centro académico han puesto en marcha una investigación que permitirá predecir los niveles de ansiedad de los estudiantes que se enfrentan a estas situaciones.

Esta investigación nace de la necesidad de conocer los niveles de ansiedad que alcanzarán los estudiantes durante la simulación para poder ofrecerles previamente técnicas de relajación o de control de los nervios y hacer que maximicen los beneficios de la herramienta. “Este modelo nos confirma qué alumnos van a acabar con un nivel de ansiedad no tolerable, ya que niveles bajos de ansiedad son positivos para el estudiante (lo ponen alerta, son más productivos, más rápidos, piensan con más agilidad), pero niveles muy elevados de ansiedad pueden ser incapacitantes ya que aparece visión túnel (no ves alrededor), no escuchas, te obcecas… incluso aparecen episodios de amnesia temporal”, explica Francisco Martín-Rodríguez, profesor del Centro de Simulación Clínica Avanzada de la UVa, que junto con Miguel Ángel Castro Villamor han dirigido el estudio.

Un aumento del 25% en los niveles de ansiedad respecto a los valores iniciales se considera un aumento fuerte de que puede evitar que los estudiantes resuelvan con éxito las situaciones críticas y no aprovechen la simulación. De esta forma el objetivo del estudio ha sido diseñar un modelo predictivo que incluye variables demográficas, fisiológicas y metabólicas, y las condiciones ambientales del laboratorio de simulación para determinar el riesgo de un aumento fuerte de la ansiedad. “La edad, el sexo, el índice de masa corporal y la tensión arterial nos permiten saber, con una probabilidad del 80% quien va a acabar superando ese 25% de ansiedad. Lo ideal sería entonces, en estos casos, poder, previamente generar las condiciones idóneas para que no ocurra, ofreciéndoles que conozcan las instalaciones previamente, exponiendo el caso antes de su realización…”, explica el investigador.

Centro de Simulación Clínica de Alta Fidelidad. Fotografía: Francisco Martín

Simulación clínica de alta fidelidad

Los métodos de enseñanza en el área de Ciencias de la Salud evolucionan cada día con el objetivo de mejorar las condiciones de aprendizaje de los alumnos y la seguridad de pacientes y estudiantes. En este contexto, la simulación clínica de alta fidelidad se ha convertido en una herramienta esencial para recrear escenarios clínicos reales en las facultades de medicina. “Las simulaciones de alta fidelidad son entornos clínicos en los que si entrase un profesional no sería capaz de diferenciar si se encuentra en una sala de críticos o en una simulación. El simulador que es el muñeco habla, vomita, ríe, llora, tiene todas las constantes vitales, se le puede hacer todo tipo de procedimientos…”, añade Martín.

En estos centros de simulación se busca, más allá de que los estudiantes ensayen las técnicas adquiridas que ya se hace en talleres, que los alumnos sean capaces de desenvolverse y tomar decisiones en situaciones reales con altos niveles de presión. Algunas de las competencias que se buscan mejorar en estas situaciones ficticias pero altamente realistas, son el trabajo en equipo, la comunicación, el liderazgo o la empatía.

En el caso concreto de la Universidad de Valladolid, los estudiantes de sexto curso realizan en parejas y con la ayuda de una enfermera titulada simulaciones de 10 minutos, en las que se enfrentan a situaciones que podrían darse en cualquier sala de Urgencias. Posteriormente, se visualiza, en conjunto con el resto de alumnos, la simulación y se debaten las fortalezas y las mejoras de la intervención. Este sistema grabación y transmisión de vídeo intensifica la enseñanza y permite un mejor asentamiento de los conceptos y habilidades adquiridas.

 

 

La importancia de los factores personales

Para la realización de este estudio los estudiantes voluntarios de sexto curso del Grado en Medicina fueron asignados al azar a cuatro escenarios y desempeñaron uno de los dos roles posibles. En este contexto, los aumentos superiores al 25% en comparación con la ansiedad inicial apreciados en algunos alumnos fueron independientes del caso clínico propuesto, el papel jugado durante la simulación y las condiciones ambientales del laboratorio de simulación. Esto implica que el aumento de la ansiedad se debe a factores personales y no a los estresores externos ni a la metodología de entrenamiento.

La adopción de medidas correctivas en las personas con riesgo de un aumento significativo de los niveles de ansiedad puede mejorar el proceso de aprendizaje en la simulación clínica. Para ello, se proponen como acciones correctivas sesiones de orientación pre-simulación y ejercicios de respiración profunda durante cinco minutos para controlar la descarga del sistema nervioso simpático. “En este sentido, estamos hablando con algunos psicólogos y psiquiatras para ver si existen técnicas de relajación que puedan ser empleadas. Y parece ser que lo que mejor podría funcionar son las visitas previas a los escenarios, ya que el desconocimiento es lo que más estresa a los estudiantes”, explica el profesor de la Facultad de Medicina.
La adopción de medidas correctivas en las personas con riesgo de un aumento significativo de los niveles de ansiedad puede mejorar el proceso de aprendizaje en la simulación clínica. Para ello, se proponen como acciones correctivas sesiones de orientación pre-simulación y ejercicios de respiración profunda durante cinco minutos para controlar la descarga del sistema nervioso simpático. “En este sentido, estamos hablando con algunos psicólogos y psiquiatras para ver si existen técnicas de relajación que puedan ser empleadas. Y parece ser que lo que mejor podría funcionar son las visitas previas a los escenarios, ya que el desconocimiento es lo que más estresa a los estudiantes”, explica el profesor de la Facultad de Medicina.

Bibliografía

Francisco Martín-Rodríguez, Miguel A. Castro Villamor, Raúl López-Izquierdo, Raquel M. Portillo Rubiales, Guillermo J. Ortega y Ancor Sanz-García. ‘Can anxiety in undergraduate students in a high-fidelity clinical simulation be predicted? A randomized, sham-controlled, blinded trial’, Nurse Education Today, Volume 98, March 2021, 104774. DOI: https://doi.org/10.1016/j.nedt.2021.104774

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Área - Ciencias Sociales y Jurídicas Comunicación Reportajes

Las condiciones de vida de los jóvenes españoles se encuentran entre las peores de Europa

Las condiciones de vida de los jóvenes españoles se encuentran entre las peores de Europa

Un indicador global creado por investigadoras de la UVa en el Campus María de Zambrano de Segovia evalúa las condiciones de vida de la juventud europea

La Gran Recesión o Crisis del 2008, a la que muchos expertos han considerado ‘la crisis de los países desarrollados’, marcó un antes y un después en todos los países a nivel mundial. Todavía a día de hoy sus consecuencias siguen azotando a buena parte de la población, que afronta una nueva crisis sin haberse recuperado completamente de la anterior. Uno de los colectivos más afectados que todavía sigue pagando las consecuencias de la recesión son los jóvenes. Este ha sido el grupo que ha tenido que afrontar un mayor aumento del desempleo, que se incrementó en casi un 50% en cinco años, pasando del 15,3% en 2008 al 23% en 2013, sumado al gran deterioro de las condiciones laborales. Las altas tasas de desempleo y la precariedad laboral han influido inevitablemente en otras transiciones clave a las que tienen que hacer frente los jóvenes como la emancipación o la formación de una familia. Esta situación ha provocado la generalización del término ‘generación perdida’ para los jóvenes afectados por la Gran Recesión.

En este contexto, la situación de los jóvenes ocupa un lugar central en las políticas comunitarias y en las políticas de los estados miembros de la Unión Europea. Sin embargo, aunque existen indicadores básicos que permiten monitorizar áreas determinadas de las políticas implementadas y sugeridas por la UE y su evolución, no existe un indicador global o sintético que permita evaluar las condiciones de vida de los jóvenes. Por ello, Helena Corrales y Beatriz Rodríguez, investigadoras del Departamento de Economía Aplicada Y miembros del Grupo de Investigación Economía y Políticas Públicas de la Universidad de Valladolid, han creado un indicador global orientado a medir los aspectos de las condiciones de vida de los jóvenes vinculados a la afirmación profesional. “La idea inicial parte de una serie de indicadores básicos, propuestos por un grupo de expertos, para poder hacer un seguimiento de cuál es la situación de los jóvenes; pero nosotras planteamos construir un indicador global que englobe todas las dimensiones y tener un único indicador para cada estado que nos permita una comparación global entre países”, explica Helena Corrales.

Este indicador agrupa tres dimensiones: educación y aprendizaje, empleo y emprendimiento e inclusión social, a diferencia de la propuesta inicial planteada por el grupo de expertos que englobaba ocho dimensiones. Esto se debe a la falta de información disponible, como apunta la investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación, ubicada en el campus María Zambrano de Segovia. “Para que el indicador tenga continuidad es necesario que se publique información sobre los indicadores básicos de forma continuada, y al iniciar la construcción nos dimos cuenta que de algunos indicadores básicos solo disponíamos información para uno o algunos años determinados. Por ello hemos incluido aquellos indicadores básicos para los que tenemos información disponible periódicamente.”

A diferencia de indicadores sintéticos o globales que ya existen como el Índice de Desarrollo Juvenil de la Commonwealth o el Índice de Bienestar Global de la Juventud, que calculan una media ponderada de los indicadores básicos que compensa los resultados negativos de algunos indicadores con los positivos arrojando un resultado engañoso, este indicador global propuesto por las investigadoras de la UVa  resuelve el problema de la compensación y además establece valores deseables y aceptables de cada indicador. “Creemos que los indicadores básicos no deben compensarse totalmente entre sí, ya que la capacidad de incrementar el bienestar de los jóvenes los requiere todos ellos”, afirma la investigadora.

Entonces, ¿cuál es la situación de los jóvenes?

Un segundo objetivo de la investigación planteada desde el Departamento de Economía Aplicada es comparar el desempeño en esta materia de los países europeos y comparar la evolución durante la crisis económica. Para ello el indicador se calcula en dos momentos: 2007, cuando comenzaron a sentirse en EEUU los primeros síntomas de la Gran Recesión y en 2016, que se corresponde a los últimos datos disponibles.

Los resultados confirman que durante la Crisis del 2008 las políticas educativas impulsadas por la UE funcionaron positivamente en todos los países. Sin embargo, la situación laboral de los jóvenes en Europa ha empeorado en, prácticamente, todos los países y en cuanto a la inclusión social, el aumento del desempleo y la precarización del mercado laboral han hecho que esta disminuya. “Se observa en los resultados un  menor distanciamiento en los niveles educativos de los países a lo largo del tiempo. Sin embargo, observamos mayor variabilidad entre países en las otras dos dimensiones”, confirma Corrales. Solo destacan en todo el conjunto dos países que han conseguido mejorar las tres dimensiones (educación, empleo e inclusión social): Alemania y Polonia.

En resumen, los países que muestran las peores posiciones son Grecia, España, Rumanía e Italia. En el otro extremo de la escala, con los mejores resultados, se encuentran Austria, Alemania, los Países Bajos, Luxemburgo, los países bálticos, la República Checa y Eslovenia. No obstante, todos los países, excepto Austria, muestran una o más vulnerabilidades en al menos una dimensión, es decir, un aspecto en el que la juventud debe ser el centro de atención especial.

Así, aunque se aplican en los estados miembro de la Unión Europea políticas similares en materia de juventud, el diferente puesta en marcha de las medidas persiste debido a una combinación de factores político-institucionales y económicos, junto con una tendencia compartida de deterioro progresivo en la calidad de las transiciones juveniles en todos los ámbitos.

Bibliografía

Corrales-Herrero, H., Rodriguez-Prado, B. ‘Measuring Youth Living Conditions in Europe: A Multidimensional Cross-Country Approach’. Soc Indic Res 155, 1077–1117 (2021). https://doi.org/10.1007/s11205-021-02608-8   

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Área - Ingeniería y Arquitectura Comunicación Reportajes

Un método innovador recupera los granos de café agotados para materia prima para la fabricación de biocombustibles y bioproductos

Un método innovador recupera los granos de café agotados para materia prima para la fabricación de biocombustibles y bioproductos

Investigadores de la UVa proponen un proceso integrado de extracción y fermentación para la producción de compuestos antioxidantes y biobutanol a partir del residuo de grano de café agotado

La Organización Internacional del Café estima que en 2021 se consumirán 166,6 millones de sacos de 60 kilos de café, convirtiendo a esta bebida en el segundo producto más consumido del mundo. La producción y procesado de estas cantidades de café generan una gran cuantía de residuos que podrían reutilizarse en múltiples ámbitos, especialmente los granos de café agotados, tal y como demuestra el artículo publicado por investigadores del Instituto de Procesos Sostenibles de la Universidad de Valladolid.

En el residuo del grano de café podemos encontrar un número importante de compuestos bioactivos (componentes naturales presentes en los alimentos o en los residuos generados durante su procesado) que presentan importantes efectos beneficiosos para la salud ya que se caracterizan por tener propiedades antioxidantes, anticancerígenas, antialérgicas, antiinflamatorias, antimicrobianas y antitumorales, así como propiedades beneficiosas relacionadas con la neuroprotección. De esta forma, por estas propiedades, estos compuestos tienen aplicaciones potenciales en la industria farmacéutica y en parafarmacia, así como en la producción de cosméticos (podrán formar parte de la composición de geles, cremas, complementos nutricionales…) y en la producción de alimentos funcionales y aditivos, encontrándolos en galletas, yogures, batidos… Tal y como explica la investigadora del Grupo de Investigación Reconocido de Tecnología de Procesos Químicos y Bioquímicos, Susana Lucas, “resulta interesante la recuperación de estos productos, presentes en la composición de determinados residuos, porque podrían utilizarse en aplicaciones de la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica. Se trata de compuestos de alto valor añadido, actualmente muy demandados por sus propiedades funcionales, y que podrían ser la clave para garantizar la viabilidad económica de los procesos de valorización de residuos”.

En el marco de la economía circular, estos compuestos bioactivos que encontramos en los posos de café, podrían servir también como base para la fabricación de biocombustibles, concretamente de biobutanol. “Esta investigación supone un avance hacia la producción integrada de compuestos antioxidantes y biocombustibles a partir de residuos. En concreto plantea el uso de grano de café agotado para obtener de forma simultánea compuestos bioactivos con demostrada actividad antioxidante, así como biocombustibles avanzados, en concreto biobutanol”, explica la investigadora de la Universidad de Valladolid.

Fermentador. Fotografía: Susana Lucas

Disolventes eutécticos profundos naturales y ondas microondas

Los compuestos bioactivos contenidos en los granos de café agotados se extraen habitualmente mediante métodos de extracción tradicionales que emplean disolventes altamente contaminantes, inflamables y tóxicos. En busca de un método más respetuoso con las personas y el medio ambiente, los investigadores de la unidad de Procesos Químicos y Bioquímicos del Instituto de Investigación de Procesos Sostenibles de la UVa han desarrollado su investigación extrayendo los compuestos bioactivos con una tecnología más respetuosa y sostenible.

Esta nueva tecnología se basa en el uso de ondas microondas y disolventes eutécticos profundos naturales (NADES, por sus siglas en inglés). Estos, al contrario que los disolventes convencionales utilizados en las técnicas de extracción tradicionales, se caracterizan por ser no volátiles, no inflamables, no tóxicos y extremadamente biodegradables, lo que adquiere en este punto especial relevancia, ya que permitirá utilizar los compuestos bioactivos en la industria alimentaria, farmacéutica y cosmética sin ningún riesgo derivado de la toxicidad de los productos empleados. “La tecnología de extracción microondas podría resultar de interés porque se trata de una tecnología limpia, que opera con tiempos de operación cortos y con la que se obtienen muy buenos rendimientos de extracción. Su mayor limitación para el escalado industrial es el alto coste del propio equipo microondas. Su viabilidad técnica está garantizada, pero para asegurar su viabilidad económica hay que realizar aún la optimización del proceso”, analiza Lucas.

Esta investigación publicada en la revista científica Biomass and Bioenergy confirma la viabilidad, al menos desde el punto de vista técnico, de la recuperación conjunta de compuestos antioxidantes y biobutanol a partir de un residuo de grano de café agotado.

Y aunque la viabilidad de estos antioxidantes de origen natural en la industria alimentaria y cosmética es clara, ya que irán desplazando en el corto plazo a los antioxidantes sintéticos del mercado, para la incorporación del biobutanol al mercado de los biocombustibles es necesaria todavía una mayor investigación básica de optimización del proceso de fermentación y separación posterior.

En palabras de Susana Lucas, la importancia de esta investigación radica en la mejora de “los rendimientos de extracción minimizando los requerimientos energéticos del proceso y empleando tecnologías limpias de pretratamiento de la biomasa, como es la tecnología microondas”.

Bibliografía

Juan C. López, María Teresa García, Mónica Coca, Susana Lucas. ‘A biorefinery approach for the valorization of spent coffee grounds to produce antioxidant compounds and biobutanol’, Biomass and Bioenergy, Volume 147, April 2021, 106026