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Investigadores de cinco países avisan de los límites actuales del uso de células madres para cataratas en menores

Investigadores de cinco países avisan de los límites actuales del uso de células madres para cataratas en menores

La Universidad de Valladolid firma junto a Harvard, Stanford o la clínica Mayo una carta en la revista Nature para poner en cautela un tratamiento controvertido, defendido en 2016 por un equipo chino

En 2016, la revista científica Nature publicó un prometedor estudio sobre cataratas en menores. Un equipo chino había descrito una técnica sugerente. A partir de células madre, se podría regenerar el cristalino del ojo sin necesidad de un implante artificial, de una lente intraocular, como hasta ahora. El avance supuso una avalancha de consultas paternas en centros oftalmológicos de todo el planeta. Dos años después de la publicación de este trabajo, no se ha vuelto a publicar ningún otro que confirme los resultados expuestos entonces, advierten especialistas de 17 centros científicos, entre ellos la UVa.    

Ahora, ante la inquietud y la esperanza de los padres de menores con cataratas congénitas respecto a esta técnica, un total de 23 investigadores de cinco países han firmado una carta recientemente también en Nature en la que se ponen en cuarentena los resultados de esta investigación. “La idea es brillante, pero la realización del estudio tiene una serie de limitaciones”, explica José Carlos Pastor, del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid y coautor de la réplica. Firman junto a él representantes de instituciones como las universidades de Harvard y Stanford y de la Clínica Mayo estadounidenses. Junto a Pastor, hay otros dos investigadores españoles, Javier Moreno Montañés y María Dolores Pinazo, de las universidades de Navarra y Valencia, respectivamente.

El idea de utilizar células madre del propio cristalino para reparar esta estructura del ojo resultó ser una gran novedad para la comunidad científica. La noticia dio la vuelta al mundo. Se estima que en el mundo hay unos 200 000 menores con cataratas congénitas y entre 20 000 y 40 0000 las desarrollan cada año. En última instancia, se produce ceguera. “Todos los oftalmólogos hemos recibido consultas de padres con niños afectados que nos preguntan por qué no se usan en sus hijos este tipo de tratamiento”, resume Pastor, miembro del IOBA y jefe de departamento en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Esta inquietud global fue el motor de una respuesta colectiva al trabajo original.

Catarata congénita

Catarata congénita. Foto: IOBA

El estudio y sus límites

En 2016, investigadores de las universidades Sun Yat-sen (China) y de California en San Diego (EE.UU.) afirmaron que podían eliminar la catarata con una intervención de menor profundidad a las actuales. A partir de células madre epiteliales del cristalino, los científicos estimaban que se podría regenerar toda la esta estructura ocular. El cristalino es el sistema de enfoque del ojo. El equipo informó de que, después de probar con modelos animales (conejos y monos), se realizaron intervenciones en menores de doce años también con éxito.

“Las principales limitaciones del estudio de Lin y colaboradores radican en un seguimiento inadecuado de la mayoría de los pacientes, de unos resultados funcionales pobres comparados con la cirugía convencional”, resume Pastor. Los firmantes advirtieron también de problemas éticos en las intervenciones sugeridas con esta técnica y que ninguna otra investigación ha confirmado los resultados entonces expuestos. “Apoyamos sin restricciones la innovación, pero hay que ser cautos cuando se proponen tratamientos nuevos; sobre todo para los pacientes más jóvenes, la población más vulnerable”, continúa el fundador del IOBA.

Los actuales tratamientos emplean ultrasonido para ablandar el cristalino y una lente intraocular artificial implantada en el ojo para corregir las cataratas. Los ojos de los menores son, sin embargo, más susceptibles de generar problemas de adaptación en este tipo de intervención que los adultos. La cirugía convencional, a juicio de Pastor, está bastante asentada y las líneas de investigación actuales se centran en corregir adecuadamente la vista de estos niños, especialmente en el cálculo de las lentes intraoculares y que estos ojos desarrollen visión y no se vuelvan ojos vagos.

El IOBA realiza técnicas quirúrgicas punteras y dispone de una línea de investigación en terapia celular.

Bibliografía

Demetrios G. Vavvas, Thaddeus P. Dryja, M. Edward Wilson, Timothy W. Olsen, Ankoor Shah, Ula Jurkunas, Roberto Pinead, Vasiliki Poulaki, Sotiria Palioura, Peter Veldman, Javier Moreno Montañés, María D. Pinazo Durán, José Carlos Pastor, Miltiadis Tsilimbaris, Douglas Rhee, Kathryn Colby, David G. Hunter, Solon Thanos, Taiji Sakamoto, Louis R. Pasquale, Joan W. Miller, Deborah VanderVeen y Scott R. Lambert. ‘Lens regeneration in children’. Nature. Volumen 556. 5 de abril de 2018. DOI: 10.1038/nature26149

Haotian Lin, Hong Ouyang, Jie Zhu, Shan Huang, Zhenzhen Liu, Shuyi Chen, Guiqun Cao, Gen Li, Robert A. J. Signer, Yanxin Xu, Christopher Chung, Ying Zhang, Danni Lin, Sherrina Patel, Frances Wu, Huimin Cai, Jiayi Hou, Cindy Wen, Maryam Jafari, Xialin Liu, Lixia Luo, Jin Zhu, Austin Qiu, Rui Hou, Baoxin Chen, Jiangna Chen, David Granet, Christopher Heichel, Fu Shang, Xuri Li, Michal Krawczyk, Dorota Skowronska-Krawczyk, Yujuan Wang, William Shi, Daniel Chen, Zheng Zhong, Sheng Zhong, Liangfang Zhang, Shaochen Chen, Sean J. Morrison, Richard L. Maas, Kang Zhang & Yizhi Liu. ‘Lens regeneration using endogenous stem cells with gain of visual function’. Nature. Volumen 531. 323-328 (17 de marzo de 2016). DOI: 10.1038/nature17181

 

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La salud de los gorriones advierte de la presencia de plomo en las ciudades

La salud de los gorriones advierte de la presencia de plomo en las ciudades

Un trabajo internacional de las universidades Nacional de San Luis (Argentina) y de Valladolid emplea el pardal como bioindicador para el cálculo de la cantidad de este elemento tóxico en ambientes urbano

Los gorriones son vecinos habituales en las ciudades de gran parte del planeta. Esta pequeña y simpática ave se ha adaptado a las condiciones de jardines, parques y otras zonas arboladas urbanas. Y como los humanos, padece problemas de salud asociados a la contaminación. Las universidades Nacional de San Luis (Argentina) y de Valladolid, UVa, han estudiado los efectos de uno de los elementos tóxicos más vigilados, el plomo, en la sangre de los pardales. El trabajo científico permite establecer una correlación relevante: a más cantidad de este metal pesado en la sangre del pájaro, su actividad sanguínea se resiente. En situaciones más extremas, se produce un envenenamiento y, con ello, la muerte. Por ello, concluye el equipo internacional, los gorriones pueden ayudar a estimar la polución de plomo en entornos habitados, actuando como bioindicadores, lo que podrá ayudar a establecer medidas de salud pública.

El plomo ha llegado a los sedimentos de los ríos o al suelo debido fundamentalmente a su antigua presencia como aditivo en la gasolina. Un compuesto denominado tetraetilo de plomo se empleaba para incrementar el octanaje de este carburante, esto es, por cuestiones de seguridad, para incrementar su capacidad antidetonante. Con el paso del tiempo, se observó sin embargo que el plomo también dañaba los catalizadores y, además, era expulsado a la atmósfera por el tubo de escape, por lo que fue retirado de las gasolineras.

Aunque no de la circulación. El plomo continúa en las ciudades y en las proximidades de las carreteras interurbanas. “No es un material biodegradable, por lo que su presencia es casi eterna”, lamenta Rafael Pardo, director del Departamento de Química Analítica y firmante del estudio. El trabajo ha sido presentado recientemente en la revista científica Ecotoxicology and Environmental Safety.

Rafael Pardo, director del Departamento de Química Analítica, en un laboratorio de la Facultad de Ciencias

Rafael Pardo, director del Departamento de Química Analítica, en un laboratorio de la Facultad de Ciencias

La sangre del gorrión


El equipo investigador trampeó las proximidades del campus de la Universidad Nacional de San Luis para capturar gorriones comunes (Passer domesticus). En ellos, se analizó la exposición de diferentes dosis de plomo y el tiempo de exposición de este elemento tóxico. Posteriormente, se evaluó con métodos analíticos la concentración de plomo en sangre, el hematocrito (el porcentaje de glóbulos rojos en la sangre), de hemoglobina (la proteína encargada del transporte del oxígeno) y de ALAD, una enzima involucrada en la asimilación de metales en el organismo. Tras el estudio, los pardales retornaron a las calles de esta ciudad en el centro del país sudamericano con unos 160.000 habitantes.

El nivel de plomo y la actividad de la enzima evidenciaban una correlación inversa. Esto es, a mayor cantidad del metal pesado en la sangre, el organismo le costaba más procesarla. El problema de estos contaminantes es que actúan por  acumulación. La enzima ALAD contribuye a la producción de una molécula vital para todos los órganos. Esta molécula ayuda a asimilar otro metal, el hierro, con importantes funciones en el cuerpo. “Sin embargo, tiene grandes dificultades para procesar metales que le son ajenos, como el plomo. Al final, la sobreexposición al plomo deriva en problemas de salud como el saturnismo o la porfiria”, explica Pardo. En otras palabras, al interferir en el metabolismo de la sangre, el plomo termina por emponzoñarla, envenenando a su portador, ya sea un ave o un ser humano.

Colaboración internacional y control de tóxicos
El Departamento de Química Analítica de la UVa dispone de una colaboración estable con el Departamento de Bioquímica y Ciencias Biológicas de San Luis. Desde su universidad, bastante alumnado ha cruzado el Atlántico para formarse en el campus español en sus másteres. El principal aporte de la UVa al trabajo ha sido el análisis de las muestras de sangre a través del Laboratorio de Técnicas Instrumentales, un servicio central para toda su comunidad universitaria.

La Universidad de Valladolid ha trabajado mucho tiempo en la medición e interpretación de metales pesados en el medio ambiente. El plomo es uno de los más importantes. La legislación comunitaria, a partir de una directiva, establece el control obligatorio de elementos tóxicos: mercurio, cadmio, plomo, níquel y arsénico. El seguimiento debe hacerse tanto en el medio ambiente como en la alimentación.

 

El retroceso de los pardales

En 2017, una investigación difundida en la revista Frontiers in Ecology alertaba sobre la progresiva desaparición de los gorriones de las grandes ciudades por los efectos de la contaminación. Los autores analizaron la sangre de estos pájaros en diversas ciudades de España y describieron que factores ambientales producían un estrés oxidativo y, a la larga, la reducción de la esperanza de vida de estas aves. La situación podría ser equiparable para las personas que viven en ambientes urbanos.

Rafael Pardo comparte con este equipo científico de la Universidad Complutense de Madrid la preocupación por los efectos en la salud de los elementos tóxicos. Además, advierte que de “el plomo no es el único responsable de la disminución de gorriones en las ciudades, ya que hay otros factores que se deberían estudiar en profundidad”.

Bibliografía

Fabricio D. Cid, Noelia C. Fernández, María V. Pérez-Chaca, Rafael Pardo, Enrique Caviedes-Vidal, Juan G. Chediack. House sparrow biomarkers as lead pollution bioindicators. Evaluation of dose and exposition length on hematological and oxidative stress parameters. ‘Ecotoxicology and Environmental Safety. 154 (2018) 154-161. DOI: https:doi.org/10.1016/j.ecoenv.2018.02.040

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Un trabajo de la UVa analiza a largo plazo la pérdida de peso en pacientes de cirugía bariátrica

Un trabajo de la UVa analiza a largo plazo la pérdida de peso en pacientes de cirugía bariátrica

La Facultad de Enfermería realiza el seguimiento de 100 pacientes intervenidos quirúrgicamente durante dos años

La obesidad se ha convertido, de manera progresiva, en un problema sociosanitario de primer orden. En España, afecta al 17% de la población. El exceso de peso afecta negativamente a la salud para quien lo soporta (aumento de riesgos cardiovasculares, artrosis o diabetes son algunos riesgos), sino también un incremento del gasto sanitario por lo menos del 25% que en personas con normopeso. La Universidad de Valladolid (UVa) ha evaluado el proceso postoperatorio de una de las técnicas más efectivas de la actualidad, un tipo de cirugía de mini bypass gástrico, a través de un estudio científico publicado recientemente.

La Facultad de Enfermería y miembros del Centro de Investigación en Endocrinología y Nutrición Clínica de la UVa (IENVA) realizaron un seguimiento de 100 pacientes sometidos a cirugía de mini bypass gástrico / bypass gástrico de única anastomosis en una clínica vallisoletana. El equipo investigador resalta la efectividad “en el tratamiento de la obesidad, con un periodo de estancia hospitalaria”, indica en un trabajo publicado en Scientific Reports, revista científica del grupo Nature.

“Se ha realizado una recogida de datos muy sistemática a los tres, seis, nueve, doce, dieciocho y veinticuatro meses. No existen habitualmente series tan largas en la literatura científica de este tipo de intervenciones, lo que nos da una perspectiva muy completa del periodo de recuperación de las personas sometidas a este tipo de cirugías”, explica una de las corresponsables del estudio, la doctora María José Castro, de la Facultad de Enfermería de la UVa.

La cirugía bariátrica es empleada para casos extremos de personas con obesidad mórbida, ya que, a pesar del progreso en las técnicas, aún conlleva algunos riesgos para los pacientes. La técnica empleada emplea anestesia general y laparoscopia, que permite la visión de la cavidad pélvica-abdominal con la ayuda de una lente óptica. El bypass gástrico es un tipo de derivación que permite reducir el espacio útil del estómago, y por tanto, reducir la asimilación de alimentos por el organismo al estar saciado antes.

El doctor en Enfermería José María Jiménez, en su despacho

El doctor en Enfermería José María Jiménez, en su despacho

Obesidad e índice de masa corporal

El estudio, que forma parte de la tesis doctoral de José María Jiménez, resaltó que la “pérdida de peso inducida fue mayor que con otras técnicas bariátricas”. Un total de 71 mujeres y 29 hombres fueron incluidos en el trabajo de investigación, con un rango de edad entre los 13 y los 65 años y un peso entre 75 y 176 kilos. Los pacientes tenían un índice de masa corporal de entre 30 y 59. Se considera obesidad a partir de 30 y obesidad mórbida a partir de 50.

Concretamente, el equipo investigador observó un mayor porcentaje de índice de peso corporal perdido conforme pasaba el tiempo tras la intervención. “Nos indica que existe una mayor adhesión a nuevos hábitos alimentarios más saludables en el periodo postquirúrgico”, explica Castro.

María José Castro ahonda en la necesidad de prevenir, a través de hábitos de alimentación saludables, la obesidad. Incide en la prevención en edades infantiles o adolescentes. “Un niño obeso tiene un 25 por ciento más de posibilidades de convertirse en un adolescente obeso, y un obeso adolescente, un 70% de alcanzar esta circunstancia cuando sea adulto”. Por ello, el momento crítico para la adopción de hábitos alimentarios saludables “es la infancia”. Por ello, considera que los lugares de actuación para motivar la adquisición de estos hábitos es el entorno escolar.

Bibliografía

Miguel Á. Carbajo, José M. Jiménez. Enrique Luque de León, María José Cao, María López, Sara García, María José Castro. ‘Evaluation of Weight Loss Indicators and Laparoscopic One-Anastomosis Gastric Bypass Outcomes’. Scientific Reports (2018) 8:1961. DOI: 10.1038/s41598-018-20303-6