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El Acuerdo de París incluye un 40% de medidas solo aplicables con financiación de terceros países

El Acuerdo de París incluye un 40% de medidas solo aplicables con financiación de terceros países

La Universidad de Valladolid analiza 188 compromisos nacionales para
mitigar los efectos del calentamiento global. El incremento de
temperaturas se elevaría entre tres y cuatro grados a lo largo del siglo
XXI si se mantiene el escenario actual

El 40% del total de las medidas comprometidas en el Acuerdo de París, el gran compromiso climático mundial alcanzado a finales de 2015, requieren de financiación de países de rentas altas al resto del mundo. Esta circunstancia puede supeditar a largo plazo el éxito de este aplaudido pacto mundial. Un exhaustivo análisis realizado por un equipo multidisciplinar de la Universidad de Valladolid (UVa) abordó los compromisos de 160 firmantes y de la Unión Europea, cuyos 28 Estados miembro actuaban en conjunto. El trabajo observa que los compromisos de los países en vías de desarrollo se condicionan en muchas ocasiones a la obtención de ayuda financiera internacional.

El Acuerdo de París fue sellado el 12 de diciembre de 2015 y negociado por los 195 países participantes en la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP21) en la capital francesa. Supuso un importante avance para frenar el cambio climático, al menos sobre el papel. Analizados el 96% de los compromisos de cada Estado firmante por un equipo investigador de la UVa, se observa que dos de cada cinco requieren compromisos financieros externos para ser llevados a cabo. El trabajo también muestra que, de mantener la tendencia de emisiones que arrojaría el cumplimiento del acuerdo hasta 2050 y con los modelos de crecimiento económico actuales, las temperaturas se incrementarían entre tres y cuatro grados de una forma bastante segura. El objetivo de incremento de temperatura es de dos grados respecto a los valores preindustriales. Estos dos grados son considerados como el límite sostenible para los ecosistemas del planeta.

A partir de una revisión sistemática de los compromisos adquiridos por 188 de los 195 participantes en la cumbre mundial, el grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid analizó las contribuciones particulares de cada país. “Hay un margen de libertad para cada consignatario tome las decisiones para cumplir los objetivos asignados en sus políticas ambientales”, explica Luis Javier Miguel, coordinador del equipo científico, que comprende perfiles en Ecología, Economía, Ingeniería Industrial, Física y Filosofía.

Tomando como partida los documentos nacionales, el equipo de la UVa analizó la calidad de la información proporcionada a la comunidad internacional, las políticas de mitigación en energía, industria, agricultura, gestión de residuos y usos de la tierra, la financiación necesaria para llevar a cabo las medidas y la redución estimada de emisiones. El trabajo ha sido publicado en la revista científica Ecological Economics.

Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas (GEEDS) de la Universidad de Valladolid

Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas (GEEDS) de la Universidad de Valladolid

Los países en vías de desarrollo, más detallistas
El estudio muestra que los países en vías de desarrollo detallan con mayor precisión los compromisos que pretenden llevar a cabo. La razón es que estos compromisos están mayoritariamente condicionados a la obtención de ayuda internacional. “Necesitan esa financiación, por lo que son muy precisos en las medidas que quieren llevar a cabo”, explica Miguel. Por este motivo, el análisis divide en dos tipos los compromisos: condicionados a obtener capital y no condicionados, esto es, asumidos directamente por los firmantes. En concreto se trata del 41,4% del peso total de las medidas comprometidas.
En el otro lado de la calidad de la información aportada se sitúan los países desarrollados. Así, los países de la OCDE (35 integrantes que agrupan en torno al 80% del producto nacional bruto de todo el planeta) son menos explícitos con sus medidas. En concreto, “la Unión Europea ofrece una información de muy pobre calidad, aunque se trata precisamente de los únicos países que tienen la obligación de reducir sus emisiones en términos absolutos”, incide el especialista.

Incremento de temperaturas

El Acuerdo de París establece medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de mitigar el cambio global a dos grados de incremento de temperaturas respecto al periodo preindustrial. Ese horizonte sería el límite sobre el que las variaciones climáticas fueran irreversibles y afectarían a la sostenibilidad de los ecosistemas del planeta. En el escenario de trabajo con unas perspectivas de crecimiento económico de entorno al 3% cada año y una cantidad similar de extracciones de combustibles fósiles a la del presente, “el objetivo de no alcanzar un aumento de temperatura de dos grados no sería posibles”, expone Miguel. El grupo de investigación reconocido ha estimado que ese incremento llegaría a ser entre tres y cuatro grados, un escenario preocupante, pero, matiza el especialista, “quizá no demasiado realista”.

En este sentido, el equipo científico trabaja en otros escenarios en los que se produzca una crisis del modelo de desarrollo actual, como consecuencia de la escasez de recursos energéticos fósiles y de otros minerales, así como de los impactos del propio cambio climático en la economía mundial. “Los yacimientos se agotan o son más difíciles de explotar, por lo que prevemos que esta dificultad para acceder a estos combustibles incida tanto en la economía como en una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”, resume de forma somera.

Paisaje árido

Paisaje árido

Medeas

Con esta variante, la Universidad de Valladolid participa en un proyecto europeo denominado Medeas, un modelo de simulación con tres factores, economía, energía y medio ambiente en código abierto para guiar la transición a una economía baja en emisiones en dióxido de carbono en la Unión Europea. El consorcio comunitario contaba en 2017 con doce instituciones de Austria, Bélgica, Chequia, España, Grecia, Italia y Reino Unido. A través de esta cooperación internacional se ha diseñado un software en abierto para el diseño de la transición hacia un sistema de energía totalmente renovable en Europa. Acompañando a esta herramienta, se elabora actualmente un curso en línea abierto y masivo (conocidos por sus siglas en inglés, MOOC), se ha traducido al lenguaje informático Python y se ha desarrollado una base de datos de acceso público y abierto sobre variables mundiales vinculadas a la energía.

Bibliografía

Jaime Nieto, Óscar Carpintero, Luis Javier Miguel. ‘Less tan 2º C? An Economic-Environmental Evaluation of the Paris Agreement. Ecological Economics 146 (2018) 69-84. DOI: http//dx.doi.org/10.1016/j.ecolecon.2017.10.007

 

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Solo el 35 por ciento de los panes integrales del mercado se elabora en su totalidad con harina integral

Solo el 35 por ciento de los panes integrales del mercado se elabora en su totalidad con harina integral

Según un estudio desarrollado por estudiantes del Máster de Calidad,
Desarrollo e Innovación de los Alimentos de la Universidad de Valladolid,
que se imparte en la Escuela de Agrarias de Palencia

Solo el 35 por ciento de los panes integrales del mercado está elaborado en su totalidad con harina integral. Esta la conclusión de un estudio desarrollado por los estudiantes del Máster de Calidad, Desarrollo e Innovación de los Alimentos de la Universidad de Valladolid, en la asignatura de Cereales, que imparte el catedrático del Área de Tecnología de Alimentos Manuel Gómez Pallarés en la Escuela de Ingenierías Agrarias de Palencia.

En la muestra para el estudio se han analizado un total de 75 panes integrales presentes en el mercado (panes frescos, tostados y tipo picos, colines y rosquilletas) y de ellos se ha detectado que el 15 por ciento incumple la actual Reglamentación Técnico Sanitaria, ya que contiene mezclas de harinas refinadas y salvado, y el resto, el 35 por ciento, está elaborado con mezclas de harinas integrales y harinas blancas, predominando las integrales, mientras que el 14 por ciento contiene más harinas blancas que integrales. Estos últimos, según explica el coordinador del estudio Manuel Gómez Pallarés, no estarían incumpliendo la normativa ya que es muy difusa y no especifica el porcentaje de harina integral que debe incluir.

El caso más grave de este incumplimiento se da en los productos tipo picos, colines y rosquilletas, en donde en el 56 por ciento de los casos se ha detectado el uso de mezclas de harinas blancas y salvado y solo el 26 por ciento está elaborado exclusivamente con harinas integrales. Sin embargo, los resultados son mejores para los panes frescos (molde, barras…), ya que el 52 por ciento está elaborado exclusivamente con harina integral y algo menor en los panes tostados (el 23 por ciento).

El catedrático Gómez Pallarés espera que con la nueva normativa, que entrará en vigor próximamente, se pueda mejorar la definición de lo que es un producto integral, ya que actualmente la reglamentación que se aplica desde 1984 define el pan integral como el elaborado con harina integral, sin concretar el porcentaje. También reclama un mayor compromiso de las administraciones para que aplique mayores controles, ya que como se ha señalado actualmente el 15 por ciento no cumple la ley y cuando entre en vigor la nueva, el porcentaje de incumplimiento se elevará a el 65 por ciento de los actuales panes integrales.

Manuel Gómez Pallarés propone algunas actuaciones para mejorar la confianza del consumidor y poder potenciar el consumo de panes integrales como es una definición clara de qué productos pueden etiquetarse como integrales (no solo panes) y realizar un control sobre los productos que lo hagan. Señala que éste debe ser especialmente importante en los primeros años tras el cambio de normativa. Además se debe llegar a una definición uniforme en toda la Unión Europea de manera que se pueda conseguir una alegación nutricional genérica para los productos integrales, al menos algunos de ellos, y, por último, reducir el IVA de los panes integrales, ya que tributa como pan especial (10 %), igualándolo al 4% de IVA superreducido aplicado al pan de harina refinada.

Parece poco lógico, explica el catedrático de la UVa, que un pan elaborado con harinas integrales, en las que el producto de partida se aprovecha en su totalidad y con mejores propiedades nutricionales que el pan elaborado con harinas refinadas, tenga un impuesto más alto”.

Pan integral

Una normativa menos difusa

El nuevo borrador, según explica Gómez Pallarés, define el pan integral como aquel elaborado con harina exclusivamente integral, excluyendo las harinas procesadas o malteadas. En el caso de que el pan solo utilice un porcentaje de harina integral (mezclada con harinas refinadas) deberá llevar una etiqueta que indique esta cantidad. Esta normativa mejora claramente la actual, ya que es mucho más clara. Aun así, en productos como los panes sin gluten no queda claro si los almidones utilizados deben considerarse dentro de la harina o no, es decir si se puede elaborar un pan integral con 90 partes de almidón y 10 de harina sin gluten integral o solo sería posible utilizando únicamente harina integral, sin incorporar almidón. Esto es importante porque la harina de trigo suele sustituirse por mezclas de almidones y harinas sin gluten, y en general predomina la presencia de almidones frente a la de las harinas, con la consiguiente pérdida nutricional.

Las ventajas de la harina integral

Existe un consenso sobre las ventajas de consumir productos integrales frente a los elaborados con harinas blancas o refinadas. Entre los beneficios que se han demostrado se incluye un menor riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer, diabetes tipo II y enfermedades cardiovasculares, además de reducir problemas de estreñimiento. Estos están asociadas a la presencia de ciertos componentes, como fibras o polifenoles, en el salvado y en el germen, partes del grano que se eliminan cuando se elaboran las harinas blancas. Por este motivo, así como por el auge de estas enfermedades entre la sociedad actual, desde distintas organizaciones internacionales se está intentando promover el consumo de pan y productos integrales frentes a productos elaborados con harinas refinadas. En España, se está en un proceso de cambio y el consumo de productos integrales es minoritario frente al de productos elaborados con harinas refinadas, aunque se observa un incremento en los últimos años y el principal motivo es por temas nutricionales. Por lo tanto, “es importante que la normativa defina claramente lo que es un producto integral y que existan mecanismos en la administración para detectar fraudes o malas prácticas y corregirlos, ya que la definición es la que garantiza la calidad nutricional de estos planes”, concluye Manuel Gómez Pallarés.

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Química y electricidad para mejorar la depuración de metales pesados en el agua

Química y electricidad para mejorar la depuración de metales pesados en el agua

La Universidad de Valladolid depura una técnica electroscópica para el análisis de los filtros en el tratamiento de residuos en la industria

Los metales pesados constituyen uno de los grupos de contaminantes ambientales de mayor preocupación. La presencia de plomo, cadmio o cromo en el agua produce grandes daños ambientales, y a través de la cadena trófica acaban siendo asimilados por el ser humano. Por ello, actividades industriales como la de producción de energía, la minería o de combustibles fósiles tratan de minimizar el impacto ambiental con sistemas de depuración de sus aguas residuales. Un sistema para la eliminación de residuos es el filtrado con membranas. Un equipo de investigación de la Universidad de Valladolid ha logrado implementar una tecnología para conocer la carga eléctrica de estas membranas, que, en último término, permitirá mejorar su capacidad de retener contaminantes en un futuro.

La tecnología se denomina espectroscopia de impedancia. Se basa en conceptos de química y electricidad. La impedancia es un término técnico que hace referencia a la dificultad de que la corriente eléctrica transite por un conductor, una forma de resistencia. Sucede, por ejemplo, en cualquier aislante que protege un cable común de cualquier aparato que funcione por la electricidad.

Un tipo de membrana empleada en el sistema de depuración de aguas residuales de origen industrial tiene una carga eléctrica. Por este sistema, se atraen los iones disueltos en el agua de metales pesados, impidiendo su paso a los cauces naturales. “Las membranas cargadas son más eficientes que otras técnicas de limpieza y la electroscopia ayuda a conocer el grado de éxito de este filtro”,  relata el catedrático Pedro Prádanos, del Grupo de Superficies y Materiales Porosos (SMAP), unidad de la Universidad de Valladolid asociada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a través del Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros de Madrid.

En un trabajo de investigación recientemente publicado en la revista científica Chemical Engineering Science, la UVa, junto a las universidades de Extremadura y Nacional de San Luis (Argentina), ha determinado la carga eléctrica neta de membranas con capacidad de filtrado a escala micrométrica. Para ello, han empleado un microscopio de fuerza atómica, un dispositivo muy sofisticado capaz de detectar fuerzas del órden de nanonewtons y de representar en una pantalla los átomos de carbono de una lámina de grafito, por ejemplo. Con este instrumental, por primera vez se ha podido medir la capacidad de retención de iones de estas membranas.

l catedrático Pedro Prádanos observa en la pantalla una muestra a través de un microscopio de fuerza atómica (a sus espaldas)

El catedrático Pedro Prádanos observa en la pantalla una muestra a través de un microscopio de fuerza atómica (a sus espaldas)

Cambio de escala

El desarrollo de la nanociencia está llevando a la industria nuevos y prometedores materiales. En la escala nanométrica, la materia cambia de propiedades. Nanopartículas de oro, por ejemplo, no son doradas, sino verdes. Esta modificación del comportamiento ha traído avances espectaculares en robótica, telecomunicaciones o medicina. También ha llegado a las membranas para el filtrado de aguas residuales. En el mercado ya existen nanomateriales para el cribado de metales pesados para evitar su expulsión a las corrientes naturales. El personal del Departamento de Física Aplicada, sin embargo, ha propuesto regresar a la escala de micrómetro, de un orden mil veces más grande que la del nanómetro.

La razón es la eficiencia. “Nos permite procesar más litros de líquido con la misma cantidad de energía”, explica Prádanos. No obstante, en la industria el uso de membranas para microfiltración todavía es inferior al de nanofiltración.

El grupo SMAP está reconocido por la Junta de Castilla y León como unidad de investigación consolidada, un distintivo para los grupos de investigación de la comunidad autónoa que cuenta con un mayor nivel de calidad y de producción científica. Además del desarrollo de tecnologías para la mejora de membranas de filtrado de aguas residuales, tiene aplicaciones en otros campos, como el de sistemas para separar gases de efecto invernadero.

Bibliografía

Darío Ramón Díaz, Francisco Javier Carmona, Laura Palacio, Nelio Ariel Ochoa, Antonio Hernández, Pedro Prádanos. ‘Impedance spectroscopy and membrane potential analysis of microfiltration membranes. The influence of Surface fractality’. Chemical Engineering Science 178 (2018) 27-38. DOI: https//doi.org/10.1016/j.ces.2017.12.027