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Un sistema de depuración experimental reduce el impacto de los restos de fármacos y productos de higiene en ríos

Un sistema de depuración experimental reduce el impacto de los restos de fármacos y productos de higiene en ríos

La Universidad de Valladolid estima la presencia de hasta cien substancias de uso habitual en ríos de España y propone una solución para su tratamiento

El uso de fármacos y productos de cuidado personal deja una pista minúscula y nociva. Cuando una persona toma un medicamento, se asea o se maquilla, deja en su interior y en su piel un pequeño rastro. Las substancias que no son asimiladas por el organismo pasan a través de las cañerías de los hogares a las plantas de tratamiento e inevitablemente algunos compuestos terminan en los ríos. Poco a poco, su acumulación puede suponer un problema para los seres humanos o para el medio ambiente. Un grupo de investigación de la Universidad de Valladolid trabaja actualmente en un sistema de depuración para reducir el impacto de estos residuos y ha obtenido resultados significativos en el laboratorio.

El uso extendido de fármacos y de productos de higiene personal supone un impacto hasta ahora poco estudiado en el aire, el suelo y el agua. Las personas que necesitan un medicamento no asimilan todo el compuesto administrado, algunas partes son excretadas por el organismo y terminan en el agua de los retretes. De un modo similar, en la ducha terminan restos de los productos de cuidado personal que usamos habitualmente. Estos hábitos son convencionales e incluso necesarios, pero otros no. Existen todavía personas que se deshacen de las medicinas que ya no usan tirando de la cadena.

Estos microcontaminantes pueden causar a la larga un daño a los seres humanos y al medio ambiente cuando se acumulan en ríos y otros sistemas de aguas corrientes. Un equipo del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente de la UVa, en colaboración con la Universidad de Carabobo (Venezuela), ha tratado de mitigar su impacto. Para ello, ha realizado primero una estimación de las cantidades de productos farmacéuticos y de higiene que terminan en el medio ambiente.

En un análisis macro, el equipo estimó el impacto de hasta un centenar de compuestos en aguas superficiales de España. Se recopilaron datos analíticos y se observaron correlaciones entre consumo de fármacos y de productos de cuidado personal de uso habitual con la presencia de sus restos en los cauces fluviales. El trabajo forma parte de la tesis doctoral de Sheyla Ortiz.

Posteriormente, se estimó la peligrosidad de una treintena de los compuestos más frecuentes (compuestos activos farmacéuticos como la atorvastatina, el omeprazol o el valsartán, entre otros o algún almizcle sintético de desodorantes o perfumes como el tonalide. El equipo científico analizó la persistencia, bioacumulación, toxicidad y presencia de estas substancias en el medio ambiente, y estableció una clasificación de prioridades de los compuestos investigados.

 

Fotorreactor

Fotorreactor en un experimento del equipo de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente de la UVa

Toxicidad y una sorpresa

Para medir la toxicidad de cada uno de los compuestos más usuales, se realizó un ensayo con bacterias bioluminiscentes, concretamente de la especie Vibrio fischeri. “Estos tests biológicos nos ayudan a conocer la peligrosidad de cada compuesto estudiado, ya que si tienen efecto, las bacterias dejan de emitir luz o lo hacen con menos intensidad”, explican los corresponsables del trabajo de investigación, Rubén Irusta y Pedro García Encina. Paradójicamente, los científicos observaron que, en pequeñas dosis, algunos de los compuestos no producían un efecto negativo para la bacteria, sino positivo. Esta circunstancia se denomina ‘hormesis’.

En un artículo recientemente publicado en la revista Science of the Total Environment, el equipo de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente de la UVa ha descrito la metodología USEtoxTM que han empleado para realizar este estudio, con el fin de que se puedan aplicar las estimaciones de ecotoxicidad y toxicidad de estos fármacos y productos de higiene personal en los estudios de evaluación de impacto de ciclo de vida. La inclusión de estos efectos toxicológicos en el análisis de ciclo de vida ofrece una visión más realista de los potenciales impactos de estas substancias, explican los investigadores.

 

Búsqueda de soluciones

Con el fin de buscar soluciones para eliminar estos restos de fármacos y productos de higiene personal que, a la larga, pueden resultar dañinos, los investigadores proponen dos soluciones: la separación de las aguas negras y grises (esto es, las del váter, más contaminantes, de las de lavabos o lavadoras), y tratar específicamente estos compuestos en las plantas depuradoras.

Con este fin, han iniciado una línea de investigación que trata, de forma experimental, los restos de fármacos y productos de cuidado personal. En fotorreactores, han reducido de forma significativa la presencia de estos elementos nocivos mediante sistemas fotocatalíticos.

Los profesores pertenecen a la UIC 071 de la Junta de Castilla y León y el trabajo se ha realizado en el marco del proyecto VA067.

 

 

Bibliografía

Sheyla Ortiz de García, Pedro A. García-Encina, Rubén Irusta-Mata. ‘The potential ecotoxicological impact of pharmaceutical and personal care products on humans and freshwater, based on USEtoxTM characterization factors. A Spanish case study of toxicity impact scores’. Science of the Total Environment. Volume 609. 31 December 2017. Pages 429-445. DOI: https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2017.07.148

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Una ‘caja de herramientas’ facilita al profesorado la adopción de tecnologías educativas

Una ‘caja de herramientas’ facilita al profesorado la adopción de tecnologías educativas

Desarrollada por la Universidad de Valladolid, la aplicación orienta en aprendizaje colaborativo a docentes de Educación Superior, de adultos y FP

La penetración de las tecnologías de la información y de la comunicación en el profesorado de diferentes niveles es uno de los caballos de batalla de las políticas educativas de diferentes administraciones. A la expansión de las pantallas digitales y de tabletas y otros dispositivos en las aulas se opone una cierta reticencia en los usos y costumbres de docentes apegados a la tiza y el borrador. Una herramienta digital desarrollada por la Universidad de Valladolid pretende achicar esta brecha tecnológica. Las pruebas en los ámbitos de Educación Superior, de adultos y de Formación Profesional (FP) han resultado exitosas.

El Grupo de Sistemas Inteligentes y Cooperativos / Educación, Medios, Informática y Cultura (GSIC/EMIC) de la UVa, dirigido por Yanis Dimitriadis, había observado que, mientras existen en internet y de forma gratuita herramientas útiles para la docencia, el profesorado es generalmente reacio a acercarse a ellas. “Hay muchas barreras al acceso de servicios muy sencillos como Google Docs o Etherpad, por ejemplo. Entre estas barreras están las creencias previas del tipo ‘esto no es útil para dar clase’, contextuales o de propio conocimiento de estos servicios”, explica Juan Ignacio Asensio, uno de los responsables de la investigación.

Para superar estos obstáculos, el grupo ideó un sistema que, a modo de caja de herramientas, pudiera servir al profesorado para decidir qué tecnologías eran útiles según su planificación académica. Ese sistema, denominado ILDE, fue proporcionado a grupos de docentes diferentes, universitarios, de adultos y de FP. Un artículo publicado en Computers & Education refleja aquel experimento y el grado de satisfacción entre los usuarios. Todas las personas que empleó la caja de herramientas mostró su satisfacción.

 

Un miembro del Grupo de Sistemas Inteligentes y Cooperativos / Educación, Medios, Informática y Cultura (GSIC/EMIC) de la UVa accede a la plataforma

Un miembro del Grupo de Sistemas Inteligentes y Cooperativos / Educación, Medios, Informática y Cultura (GSIC/EMIC) de la UVa accede a la plataforma

Primero, formación

Con el fin de habituarlos en el uso de presentaciones, documentos compartidos y otras formas de trabajo colaborativo, en primer lugar los profesores recibieron formación. Los talleres fueron impartidos tanto en el Centro Buendía como en la Diputación Provincial de Valladolid. En cada taller participaba una media de veinte personas y los profesores, convertidos en esta fase en alumnos, procedían de las titulaciones universitarias y de programas para adultos. En esta fase, los investigadores de la UVa explicaron en qué consiste el aprendizaje colaborativo, cómo las tecnologías de la información y de la comunicación pueden contribuir a alcanzar los objetivos en cada materia académica y qué es ILDE.

ILDE (Integrated Learning Desing Environment) es una aplicación web que permite al profesorado diseñar y poner en marcha escenarios educativos con el uso de TIC. “Se podría equiparar al Autocad de los arquitectos, ya que mediante la herramienta, se diseñan las enseñanzas que se pretenden impartir”, explica Asensio. Partiendo de las guías docentes o de las planificaciones académicas de cada materia, el profesor ve el repertorio de tecnologías que están a su disposición y traza el camino que recorrerá el alumnado con el empleo de una u otra tecnología docente: una presentación para una clase, un documento compartido con el que se refuerzan las explicaciones de clase… Herramientas gratuitas que están a disposición de cualquier usuario en internet entran en juego para facilitar el aprendizaje de una materia. La extensión de internet y del uso de los dispositivos móviles entre el alumnado juega a favor.

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Captura de pantalla de ILDE

Primero, formación

En una segunda fase del trabajo experimental, los profesores, ya formados en el uso de la caja de herramientas y de las tecnologías empezaron el uso en su práctica cotidiana. Al final del periodo de clases, los investigadores se dirigieron a los alumnos de estos profesores y les pasaron un cuestionario cualitativo para conocer su grado de satisfacción. Las personas encuestadas mostraron una satisfacción significativa respecto al método de aprendizaje convencional. Estos resultados son los publicados en la revista científica.

La herramienta se puede emplear de forma gratuita en ilde.upf.edu/about. En el estudio han participado investigadores del CNR (el equivalente al CSIC en Italia) y las universidades Técnica de Tallin y Pompeu Fabra. ILDE se sigue empleando en varios centros, entre ellos, la Escuela Técnica y Superior de Ingeniería de Telecomunicaciones de la Universidad de Valladolid.

 

Bibliografía

Asensio-Pérez J.I, Dimitradis Y., Pozzi. F., Hernández-Leo D., Prieto L.P., Persico D. Vilagra-Sobrino S.L., ‘Towards teaching as design: Exploring the interplay between full-lifecycle learning desing tooling and Teacher Professional Development. Computers & Education (2017), Volumen 114, Páginas 92-116. DOI: 10.1016/j.compedu.2017.06.2011

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La Universidad de Valladolid estudia los caudales ecológicos de ríos iberoamericanos

La Universidad de Valladolid estudia los caudales ecológicos de ríos iberoamericanos

Los científicos analizan la información hidrológica, hidráulica y de biodiversidad para preservar las especies significativas por su valor ecológico y como recurso para la población local

El Grupo de Ecohidrología Fluvial de la Universidad de Valladolid (GEF-UVa) elabora estudios de caudal ecológico para proyectos hidroeléctricos en ríos tropicales deIberoamérica, con el objetivo de proteger la biodiversidad que puede verse afectada por la construcción de presas. Los investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia tienen amplia experiencia en el estudio de los efectos de los embalses españoles sobre los ríos, y ahora trasladan este conocimiento a proyectos que se realizan en Panamá, Perú, Ecuador, Guatemala, Argentina y otros países iberoamericanos.

“Se necesita embalsar agua para la generación hidroeléctrica así como para el abastecimiento humano y el riego, y esto conlleva una alteración inevitable del caudal de los ríos, cuyo impacto se extiende aguas abajo de la presa y afecta al estado ecológico del ecosistema fluvial”, explica el profesor Juan Manuel Díez Hernández, “el reto es mantener la integridad del ecosistema fluvial tanto en el cauce como en la ribera, y garantizar poblaciones viables y autosostenibles de los organismos objetivo del tramo intervenido”.

Las exigencias ambientales internacionales son cada vez más altas para este tipo de proyectos hidráulicos, y por eso los científicos de la Universidad de Valladolid llevan años colaborando en varios países. Primero, en la formación de profesionales, y más tarde en la elaboración de trabajos técnicos, de investigación, y auditoría para bancos prestadores internacionales. España es el quinto país del mundo en número de presas del mundo (más de 1200) y durante décadas no se tuvieron en cuenta suficientemente aspectos como su incidencia en el medio ambiente y la biodiversidad, así que ahora los expertos que han estudiado las consecuencias trasladan sus conocimientos a los proyectos que se llevan a cabo en Iberoamérica, una de las zonas del mundo más activas en la construcción de embalses en la actualidad.

A grandes rasgos, los científicos se preocupan por recoger información del ecosistema fluvial en sus tres componentes esenciales: hidrología (serie histórica de caudal), hidráulica (topografía del cauce, velocidad, y sustrato del cauce), y biología (composición, estructura, y funcionamiento de la biocenosis en su condición original). Los tres aspectos están íntimamente relacionados, puesto que el caudal determina en el cauce unas condiciones de velocidad, profundidad, sustrato y físico-químicas a las cuales los organismos reaccionan según sus requerimientos de hábitat naturales.

Estos aspectos son algo diferentes en ríos tropicales que en los ríos templados europeos. La diferencia más marcada reside en la elevada diversidad faunística que albergan los ríos tropicales. “En la península ibérica se registran unas 100 especies ícticas, de las cuales su ecología es relativamente bien conocida, mientras que en ríos tropicales de Latinoamérica, dependiendo del país, esa cifra puede llegar e incluso superar las 1000, lo cual requiere un esfuerzo científico importante para describir su ecología con el alcance que requieren los estudios de caudal ecológico”, comenta el experto.

 

Modelaje del hábitat fluvial

 

La mejor manera de anticipar los efectos de una alteración de caudal es simular las condiciones del hábitat acuático más probables que existirán cuando el proyecto comience a operar. Para ello se aplican metodologías de tipo incremental u holístico, que se basan en la simulación hidráulica del tramo fluvial de las variables que son clave para los organismos acuáticos, como son al menos la velocidad, profundidad, y el material del lecho. Combinando ese resultado con los criterios de idoneidad de hábitat de los organismos objetivo, se generan unas relaciones funcionales entre el caudal circulante y la cantidad de hábitat acuático que es utilizable para cada uno de los organismos. Analizando conjuntamente las implicaciones del caudal ecológico en el hábitat fluvial y también en el potencial de generación del proyecto es posible concertar regímenes ecológicos que hagan viable el aprovechamiento del recurso hídrico, pero salvaguardando la integridad ecológica del río.

En esa fase se encuentran los estudios de caudal ecológico que está elaborando el Grupo de Ecohidrología Fluvial de la UVa para dos nuevos proyectos hidroeléctricos en Ecuador y en Argentina. “Tenemos que estimar los posibles efectos del proyecto sobre el ecosistema cuando operen con el caudal ecológico, así como diseñar medidas de mitigación adecuadas para garantizar un estado ecológico aceptable”, apunta Díez Hernández. “En los dos proyectos ha sido necesario realizar un esfuerzo importante de muestreo biológico para estudiar el hábitat de los organismos objetivo (peces, macroinvertebrados, mamíferos…) y tener certidumbre acerca de sus ciclos vitales y sus preferencias de hábitat, habida cuenta que la información de base tenía algunos vacíos importantes”

Medidas de mitigación y compensación ambiental

En el caso de Panamá, han trabajado en un proyecto hidroeléctrico compuesto de dos presas, el cual ha entrado en operación recientemente. El principal reto fue salvaguardar la trucha tropical, una especie que necesita realizar migraciones largas para reproducirse, de manera que cualquier tipo de barrera, como una presa, compromete su futuro. También abordaron medidas de mitigación para conservar una población autosostenible de la nutria neotropical.
En un reciente estudio para una nueva central hidroeléctrica en Perú investigaron las preferencias de hábitat de un crustáceo con alto interés económico nacional por su destino gastronómico muy cotizado: el camarón de río, una especie de cangrejo con una ecología similar en ciertos aspectos al de nuestro país.
Para un nuevo proyecto hidroeléctrico en Ecuador el grupo GEF han elaborado un plan de manejo adaptativo de caudal ecológico, que es una iniciativa pionera que ha comenzado a implementarse en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo BID. Consiste en un proceso de ajuste secuencial y bien estructurado del régimen de caudal ecológico, en función de la respuesta real del ecosistema que se detecta mediante el monitoreo ambiental. De ese modo el caudal ecológico puede tener que ser incrementado en una cantidad suficiente para que el ecosistema adquiera un estado aceptable y estable en el tiempo.
Actualmente el equipo GEF está determinando el caudal ecológico para un nuevo proyecto hidroeléctrico importante en Argentina al sur de la Patagonia, que consta de dos presas. El objetivo es definir un caudal mínimo en el río que posibilite inicialmente el llenado de los embalses, y que sea capaz de mantener poblaciones ícticas estables de varias especies nativas, e inclusive de otras exóticas pero que poseen un interés económico para la práctica de la pesca deportiva (trucha, salmón) que es conocido internacionalmente. También el grupo GEF está realizando el estudio de caudal ecológico para un proyecto hidroeléctrico de nueva creación en Guatemala, que supondrá un incremento importante de suministro energético.
Una vez realizada la obra, el trabajo de técnico del grupo GEF no finaliza, puesto que es preciso hacer un seguimiento ambiental, monitorizando todo el ecosistema para observar las respuestas reales del ecosistema, y evaluar si los cambios en la dinámica fluvial o en la biocenosis son admisibles. A partir de esta información, se pueden tomar medidas concretas para mitigar el impacto del proyecto, y para compensarlo resultase necesario.
Generalmente, el trabajo de la Universidad de Valladolid se centra en la dirección técnica y la elaboración del estudio, mientras que son los técnicos especialistas locales los que se encargan del muestreo de campo de acuerdo con las indicaciones del equipo de Juan Manuel Díez Hernández. “Nosotros diseñamos el protocolo optimizado particular para cada proyecto, y damos las instrucciones precisas acerca de qué medir, dónde, cómo, cuánto, y cuándo, porque son los especialistas locales los que mejor conocen el lugar”, asegura.

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Nuevas membranas para capturar CO2 llegan a plantas piloto de Corea del Sur

Nuevas membranas para capturar CO2 llegan a plantas piloto de Corea del Sur

Una investigación liderada por la UVa y el CSIC mejora hasta cien veces las prestaciones de sistemas para separar gases de efecto invernadero

La batalla para mitigar los efectos del cambio global no se juega en la atmósfera, sino sobre el suelo. Por él transitan o se aposentan los grandes emisores de los gases responsables del efecto invernadero: vehículos, factorías… Para reducir los efectos nocivos, muchas industrias deberían emplear sistemas de captura de dióxido de carbono (CO2). Uno de los sistemas más prometedores es el uso de tecnologías de membranas. La Universidad de Valladolid y el CSIC lideran un desarrollo que ha mejorado estos filtros hasta cien veces respecto a los actuales. Plantas piloto de Corea de Sur, de la escala de captura de una pequeña cementera convencional, han empezado a usarlas de forma experimental.

Las membranas poliméricas son materiales orgánicos en forma de tamiz. Este tipo de criba deja pasar las moléculas del gas más pequeño (dióxido de carbono en muchas separaciones), mientras retiene el resto de los otros gases (más grandes) a una escala nanométrica. Un objeto de un nanómetro es tan minúsculo que requiere de microscopios electrónicos para ser observado. Si midiéramos un lunar de la piel de cinco milímetros en nanómetros, su diámetro correspondería a cinco millones de nanómetros.

El Grupo de Superficies y Materiales Porosos (SMAP), unidad de la Universidad de Valladolid asociada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a través del Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros, ha desarrollado membranas TR que mejoran las prestaciones respecto a las convencionales “entre diez y cien veces”, explica Ángel E. Lozano, integrante del equipo investigador. Su grupo acaba de describir nuevos avances en la separación de las moléculas de CO2 respecto a otros gases. La membrana experimental separa de una manera más eficaz los componentes de una emisión de gases industrial. Los resultados se han publicado en la revista científica Journal of Membrane Science. El trabajo, de carácter internacional, ha contado con la financiación de la fundación nacional de investigación sobre secuestro y captura de CO2 de Corea del Sur.

 

Resultados

Los resultados de la investigación pueden aplicarse en la lucha por frenar la emisión de gases de efecto invernadero. De hecho, se encuentran en un estadio previo a aplicarse ya en plantas experimentales antes de ser implantadas a una escala industrial. El gobierno surcoreano se ha mostrado interesado en la protección de estos avances a través de patentes.

El equipo investigador del SMAP, algunos de cuyos miembros también pertenecen al Instituto Universitario CINQUIMA (Centro de Innovación en Química y Materiales Avanzados) de la UVa, optimiza los procesos en los que actúa las membranas para retener las moléculas señaladas. En el CINQUIMA se realiza también la síntesis de nuevos materiales de alta porosidad para mejorar procesos de separación de gases y para producir catalizadores de alta eficacia. El resultado del trabajo en el laboratorio es un material polímero de color amarillo que adquiere tonalidades ocres cuando se modifica mediante un tratamiento a alta temperatura. “De forma general, se asocia la palabra plástico a una mercancía básica y barata, pero existen polímeros de gran valor añadido, como el kevlar de los guantes anticorte o de chalecos antibala, los pegamentos de alta tecnología usados para fijar los escudos térmicos que permiten a los transbordadores espaciales regresar a la Tierra o materiales biomédicos muy específicos. La tecnología desarrollada en estas membranas es bastante sofisticada”, recalca Lozano.

Bibliografía

B. Comesana-Gandara, L. Ansaloni, Y.M. Lee, A.E. Lozano, M.G. De Angelis, ‘Sorption, diffusion, and permeability of humid gases and aging of thermally rearranged (TR) polymer membranes from a novel ortho-hydroxypolyimide’. Journal of Membrane Science. Volumen 542. Páginas 439-455. 2017. DOI: 10.1016/j.memsci.2017.08.009

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El instrumental creado por la UVa y el INTA para la misión europea a Marte afronta su fase final

El instrumental creado por la UVa y el INTA para la misión europea a Marte afronta su fase final

El equipo rectoral conoce en las instalaciones de INTA un aparato para rastrear compuestos orgánicos en la superficie marciana. La versión final se entrega a la ESA en la primavera de 2018

El vehículo espacial de la misión ExoMars tiene previsto taladrar el suelo marciano a partir de 2020 con un apéndice que recuerda el aguijón de una abeja. Este perforador se ha creado para detectar trazas de vida pasada o presente en el planeta, y de tener éxito, supondría un hito científico universal. Es la primera vez que se emplea un artilugio de esta naturaleza, capaz de llegar hasta dos menos por debajo de la superficie. Con él, hay un aparato ideado y desarrollado entre la Universidad de Valladolid (UVa) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). El equipo rectoral ha conocido el 30 de octubre de 2017 en Torrejón de Ardoz (Madrid) el modelo empleado en el ensayo final, la última oportunidad para garantizar el éxito de su funcionamiento. Dentro de un mes, comenzará la fabricación de la versión definitiva, para ser entregada en primavera de 2018 a la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), la que viajará al vecino planetario de la Tierra.

ExoMars es la misión con la que Europa quiere dejar un vehículo de exploración en Marte en 2020. En sus entrañas, el rover dispondrá de un laboratorio analítico con tres elementos fundamentales: un espectrómetro de infrarrojos francés, un analizador de compuestos orgánicos alemán y el dispositivo español, un espectrómetro Raman. A partir de 2018, en un laboratorio de Turín (Italia) comenzará el ensamblaje de todas las piezas para que en 2020 despegue desde el aeródromo ruso de Baikonur (Kazajistán) camino de Marte.

Antes, como si de una obra de teatro se tratase, tiene que realizarse un ensayo final. El equipo liderado por el catedrático Fernando Rull de la UVa ha terminado un modelo de calificación con el que se han realizado todas las pruebas para conocer su capacidad de resistencia a las condiciones marcianas. “Le hemos hecho mil perrerías”, resume el investigador principal del proyecto. El modelo de vuelo, la versión definitiva, viajará sin ensayos, por lo que esta fase es clave. “El aparato final tiene que viajar totalmente limpio de muestras biológicas para evitar la contaminación y de otro tipo de partículas, por lo que no es posible probar sus capacidades. Por eso han sido importantes todos los ensayos que hemos desarrollado en el modelo de cualificación”, explica. Durante el mes de noviembre, esta versión beta será enviada a la ESA y, a partir de entonces, comenzará la hora final de la fase de fabricación.

 

El vicerrector de Investigación, José Ramón López, y el rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel San José (primero y segundo por la izquierda) ,asisten a una explicación en el INTA

El vicerrector de Investigación, José Ramón López, y el rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel San José (primero y segundo por la izquierda) ,asisten a una explicación en el INTA

 

Raman

El instrumento Raman consiste en tres unidades: un láser que ilumina las muestras a analizar, un espectrómetro que describe los componentes químicos de cada roca estudiada y un cabezal óptico que enfoca el láser. “El desafío técnico que  afronta esta espectroscopia es que la  fracción de luz que contiene la información atómico-molecular de la muestra iluminada es del orden de la mil- millonésima parte de la luz que emite el láser”, explica Rull.

En su amartizaje y durante su vida en ese planeta, el vehículo y todo su equipamiento soportará condiciones drásticas (impactos a mil veces la fuerza de gravedad terrestre, ciclos térmicos entre -80º y 120º de la noche al día y otras vicisitudes propias de la exploración de un planeta pedregoso y hostil). Los otros instrumentos de los laboratorios, tanto convencionales como avanzados, no tienen esa vida tan dura, por lo que es necesario testear profundamente un prototipo gemelo al que viajará por el Sistema Solar.

El proceso ha concluido con éxito. “El modelo de calificación ha pasado todas las pruebas y será integrado en breve dentro del laboratorio analítico y posteriormente en el rover para realizar  ensayos de conjunto de todos los sistemas ensamblados”, avanza Rull, que también coordina un equipo internacional con Francia, Reino Unido y Alemania como socios.

El equipo español comprende dos instituciones principales, la  UVa y el INTA. En instituto dependiente del Ministerio de Defensa se lleva a cabo el desarrollo  tecnológico que comprende, diseño, fabricación y todos los ensayos y verificaciones. Desde la institución académica se ha realizado la dirección general del proyecto, el desarrollo del sistema de calibración, los algoritmos de operación y toda la ciencia asociada para complementar la operación en Marte.

 

Maqueta del vehículo de la misión ExoMars en un ensayo en el desierto de Atacama

 

Visita institucional

El rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel, y el vicerrector de Investigación, José Ramón López, han conocido el aparato en el Centro de Astrobiología del INTA de la mano de Fernando Rull. La visita ha incluido una reunión con el responsable de la subdirección general de programas espaciales, Ángel Moratilla, y el director del Departamento del Programa Espacial de esta institución, Fernando González. Además de la explicación del aparato, el equipo rectoral ha tenido la oportunidad de conocer la situación del convenio de colaboración entre ambas instituciones.

La colaboración INTA-UVA tiene una larga tradición de más de 15 años y se ha canalizado a través de la Unidad Asocia UVA-CSIC al Centro de Astrobiología (un centro mixto INTA-CSIC) y más recientemente bajo el amparo de un convenio marco UVA-INTA en trámite de firmas finales.

2020 será un año clave en la exploración marciana. También la NASA quiere llevar un rover al planeta rojo. Y dentro de él, también hay un dispositivo creado por el equipo de Fernando Rull.