Una mayoría de universitarios usa portátiles en el aula: ¿qué supone para los docentes?

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Mientras debatimos sobre si, cómo y cuánto usar dispositivos electrónicos en las clases de primaria y secundaria, en el ámbito universitario el uso de dispositivos digitales está integrado en el sistema desde hace más de dos décadas.

La puesta en marcha del Proceso Bolonia –con uno de sus pilares básicos centrados en la mejora educativa a través de nuevas metodologías docentes y de evaluación– ha promovido, durante los últimos 20 años, un notable desarrollo del uso de las TIC en todas las universidades. En Europa se ha generalizado el uso de plataformas de aprendizaje que permiten gestionar contenidos académicos, la comunicación y la evaluación (por ejemplo, MOODLE en España).

La mejora de la conectividad wifi en las aulas (EDUROAM es la red que se usa en las universidades españolas), junto al progresivo descenso de los precios y peso de los ordenadores personales, ha llevado a que el uso de estos dispositivos por parte de alumnos y alumnas en las aulas se haya generalizado. Se calcula que, en cursos superiores, más de un 80 % del alumnado hace uso de ellos de forma habitual.

Aunque con menos intensidad que en la educación preuniversitaria, también en la Universidad se da el debate sobre la influencia en el rendimiento académico del uso de ordenadores portátiles durante las clases presenciales.



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Rendimiento académico y uso de TIC en el aula

La evaluación comparativa del rendimiento académico en los estudios universitarios es notablemente más compleja que en los preuniversitarios. La libertad de cátedra, “derecho que atañe a todo aquel que se encarga de enseñar, en tanto que le permite expresar ideas o convicciones libremente con relación a la materia objeto de enseñanza”, permite también al docente implementar metodologías y procesos de evaluación propios.

Así, en una asignatura basada en metodologías didácticas constructivistas y con evaluación continua, los resultados académicos de los alumnos pueden llegar a ser radicalmente distintos a los de la misma materia en grupos con docencia expositiva basada en lecciones magistrales y exámenes finales.

La implantación del Proceso Bolonia ha permitido unificar el sistema de educación superior en tres ciclos (Grado/Bachelor, Máster y Doctorado). Pero, a diferencia de la enseñanza preuniversitaria, con temarios y planes de estudio relativamente homogéneos, la heterogeneidad entre planes de estudios de una misma carrera (a nivel nacional y europeo) y la variabilidad interuniversitaria de temarios de una misma asignatura dificulta la comparación de resultados académicos entre centros.

En este sentido, los estudios que evalúan la incidencia de dispositivos electrónicos en las aulas arrojan conclusiones contradictorias. Los factores que más inciden en dichos resultados se relacionan fundamentalmente con las aptitudes del profesorado y el enfoque que éste da a la docencia.



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¿Y los estudiantes qué opinan?

Para evaluar la percepción del estudiantado sobre el uso de dispositivos electrónicos en el aula, desde 2020 venimos realizando en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia (Universidad de Valladolid) encuestas anónimas entre todos los estudiantes de grado. Preguntas de valoración sobre el uso de las TIC en clase (¿consideras positivo en el aprendizaje el uso de dispositivos electrónicos?, ¿distraen más que aportan?, ¿ayudan a afrontar escenarios de la vida real?, etc), se confrontan con cuestiones asociadas a la metodología docente (magistral, basada en proyectos, …), su evaluación, las aptitudes del profesorado, el curso, el número de asignaturas repetidas, etc.

Los resultados arrojan conclusiones muy interesantes. Entre otras cosas, destaca la alta valoración (cuatro sobre cinco) que los estudiantes de todos los cursos hacen del uso del PC en el aula. Se correlaciona muy fuertemente la alta valoración en esta respuesta con una elevada puntuación en la pregunta “la clave del éxito del aprendizaje con PCs en clase está en el enfoque que el docente da a la asignatura y en su forma de impartir la docencia”. Así, el 90 % de los estudiantes que valora con más de un cuatro el uso del PC en clase considera que la clave está en la actitud y conocimiento del profesorado.

Resalta también una más alta percepción positiva en cursos superiores y la consideración favorable del uso de TIC para asignaturas tecnológicas o aplicadas. Con independencia del curso y del rendimiento académico, se concluye que existe también la percepción de que los dispositivos electrónicos pueden conducir a una falta de atención y distracción, si bien los encuestados encuentran que esto está muy correlacionado con el grado de madurez del alumno.

Cabe resaltar también que el porcentaje de mujeres que cumplimentan anualmente la encuesta es significativamente superior al de estudiantes varones. Se puede inferir que el grado de implicación en acciones de mejora de la universidad de las estudiantes es superior al de sus compañeros y son más proclives a utilizar una parte de su tiempo en llevar a cabo acciones colaborativas en este sentido.

Adaptarse al uso de dispositivos

La encuesta continúa con la pregunta sobre las medidas a tomar por parte de la Universidad para mejorar el aprendizaje con dispositivos electrónicos en clase. Mayoritariamente vuelve a aparecer la necesidad de mejorar las aptitudes y capacidades docentes del profesorado y la necesidad de mejorar la conectividad wifi (EDUROAM) en las aulas.

En nuestro caso, la digitalización de las aulas implicó importantes medidas de adecuación de las aulas como fueron la renovación del antiguo mobiliario anclado al suelo, la adaptación eléctrica de las aulas instalando enchufes en todas las mesas, el refuerzo de la conectividad wifi (EDUROAM) y el cambio de iluminación. El proyecto de adecuación de los espacios se denominó “Del Aula de Informática al Aula Informatizada” con el que se afrontó el reto de pasar de unas pocas aulas de informática, mantenidas por el centro, a la digitalización completa de todas las aulas.

Nuestro estudio muestra que la adaptación didáctica a las realidades y demandas de la sociedad no debe centrarse únicamente en la pregunta “¿Ordenadores en clase sí o no?”. Más bien la cuestión fundamental –¡y un gran reto!– sería : ¿cómo innova y adapta el profesorado su docencia para lograr alcanzar un óptimo uso de la tecnología en el aula?

Concluye nuestro cuestionario con la pregunta: ¿Recomendarías continuar con el esfuerzo de mejorar el uso de dispositivos electrónicos individuales en las aulas? Una valoración final de 4,4 (sobre cinco) muestra claramente los pasos a seguir por la universidad en esta materia.

José A. Reque Kilchenmann no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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